4: La cita (Segunda parte)

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Nos atragantamos de papas después de aquello... Bien, tal vez sólo yo, pero en serio, después de un mes, esas papas eran lo más cercano a garnacha que había probado en Canadá.

Finn se reía de mi entre más comía, y terminó pidiendo otra orden.

Me sonrojé, mientras me limpiaba las manos con una servilleta.
Era una obesa. Pero aún cuando llegó la comida nueva, seguí comiendo.

Terminé haciendo una ronda de preguntas a Finn para ocultar mi vergüenza, pero decidió que era injusto, así que comenzamos un ñoño "¿Qué prefieres?"

-¿Mitología o Ciencia ficción?- Pregunté, tomando un sorbo de café.

-Ciencia ficción.- respondió, sin pensarlo.- ¿Tierra media o Narnia?

-Narnia, duh. ¿Waffles o hot cakes?

-Ummm... Los waffles tienen pequeños compartimentos para la miel y eso... además son crujientes... Así que, diría Waffles.- Una sonrisa malvada se formó en su rostro.- Bien, ¿Juego de Tronos o Stranger Things?

Lo miré incrédula.-¡Eso no se pregunta!- chillé, golpeando la mesa con el puño.

-Debes contestar.

Negué.- No puedes obligarme. Además, esto es claramente trampa cuando el actor principal de la serie lo pregunta.

Hizo un puchero.- Pero quiero saber.

-¡Y yo quiero saber el significado de la vida pero nadie me lo dice!

Rió a auténticas carcajadas.- Belle... ¿Por favor?

-Diría Stranger Things.- contesté con la mirada gacha, para después susurrar: -Sólo porque tú actuas en ella.

Subí la mirada, para encontrarme su expresión perfecta, entre sonrisa y risa.

-Es bueno saberlo.- sacó su teléfono del pantalón y verificó la hora.- Supongo que estamos a tiempo, iré al baño antes de irnos.

Me bebí lo que quedaba de mi café en un gran sorbo mientras asentía. Me entregó su móvil.
-Es muy probable que llame mi mamá, si lo hace contestas o me matará... por favor.

-Seguro.- cuando se fue me pregunté si su madre sabía que estaba en una cita y si sabía de mí, la adolescente mexicana loca que salía con su pequeño niño de 13 años. Decidí que para matener mi salud mental debía dejar de repetir la edad de Finn todo el tiempo. Era demasiado tarde como para echarme para atrás.

El teléfono de Finn vibró entre mis manos, sacandome de mis charlas internas, pero no era una llamada, sino un mensaje. No quería, pero el mensaje se abrió de todos modos.

JackieC:
¿Te acuerdas de mi, bebé? Sólo... tal vez estoy perdiendo la cabeza, pero llama, por favor (Y Finn Wolfhard sabes que nunca ruego) Te amo... realmente.

Si digo que después de leer aquello se me rompió el corazón, mentiría. Lo que se quebró fue mi seguridad, ya que un montón de asquerosas, negras y lúgubres dudas comenzaron a saltar sobre mi.

¿Quien era Jackie?, ¿Era de su edad?, ¿Era su novia?, ¿Era famosa?, ¿Era delgada, bonita y estereotipada?, ¿La conocían ya sus amigos?, ¿Por qué parecía que Finn se había alejado de ella?... si tenía algo con alguien, ¿por qué me había invitado a salir?

-¿Belle?- Finn me miraba desde el otro extremo de la mesa.

Traté de sonreír.- Hola de nuevo. Tú mamá no llamó por cierto.- le pasé el móvil.

-Bien.- asintió, guardándolo sin verlo siquiera. ¿Era bueno o malo no hablar del mensaje?

No toqué el tema después de pagar, salir del establecimiento y comenzar a adentrarnos al bosque. Carraspeé.

Exchange GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora