Capitulo 3

171 41 2
                                    

— ¡Muévanse, muévanse! —exclamaba su jefe chasqueando sus dedos en la cara del más alto.

— Sí voy —habló el castaño corriendo en todas direcciones, recibiendo ordenes, lavando, limpiando y barriendo el piso de la cocina, parecía que esa cocina no había sido limpiada en meses, la grasa seguía pegada en el suelo y algunas paredes; el mobiliario estaba hecho un desastre, oxidado y sucio. Lo peor de todo es que a Nam le tocaba limpiar las asquerosidades de los cocineros y también lavar los trastes.

Tal vez trabajar en un club nocturno de mala calidad no era la mejor idea. Pero siendo sinceros Nam nunca tenía buenas ideas; como la vez que decidió fugarse de la escuela por culpa de las influencias de Jungkook y su mamá le terminó dándole una paliza. De verdad, como extrañaba a ese mocoso que, a pesar de tener cara de bebé cuando se lo proponía podía ser un verdadero demonio.

— ¡Más rápido! —exclamó uno de los empleados. Asintió firme y volvió a su tarea de fregar los trastos.

Todo iba bien hasta el momento, Nam no la había cagado en los tres días que llevaba trabajando. Pero como hay cosas buenas, también las hay malas. La hora pico del club estaba a tope y ahora no era el mejor momento para arruinarlo todo, pero esperándose de él era algo inevitable.

Lo único que se escuchaba en la habitación era como los platos de cristal caían al suelo y al impactar contra éste se rompían en miles de pedazos que se esparcían por el suelo. Su jefe entró al pequeño cuartillo y con su rostro rojo de la furia echo a Nam a patadas del lugar, amenazando con que si volvía a poner un pie en su club sería apaleado.

Y una vez más la había cagado, como era de esperarse de él, diría su hermana mayor. Siempre había sido una decepción para su familia, era por algo que su mamá lo había echado, incluso su padre lo abandono, la persona a la que más quería y respetaba en este mundo, por supuesto también amaba a su madre y hermana pero su relación con su padre era diferente.

Más que padre e hijo eran hermanos, mejores amigos. Por lo que el rechazo de éste fue uno de los momentos más dolorosos de su vida. Oír que los demás te dijeran que eras un bueno para nada era una cosa, y a pesar de que dolía, al final no lo hacía tanto como aquellas palabras que marcaron su adolescencia.

El simple hecho de pensarlas hacían su estomago revolver y las nauseas atacaban.

Llevó sus dos manos hacia su abdomen y comenzó a caminar por las oscuras y peligrosas calles de Seúl, la oscuridad abundaba por cualquier parte y el peligro estaba a la vuelta de la esquina así que lo mejor que pudo hacer es correr a su departamento lo más rápido que le fuera posible, si ya de por sí era pobre, que lo robaran no sería nada bueno.

Llegó, sano y a salvo. Apoyó su espalda contra la puerta y se deslizo por ésta hasta que su trasero topó con el suelo. Relajo sus músculos y sin esperarlo se quedo dormido.

⌜Disclaimer || NamSeok⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora