Capítulo 2

19 8 0
                                        

—Señorita O'Brien. —la voz de aquel hombre parado en frente de todos, cuyo nombre aún no sé a causa de haber llegado tarde, me saca de mis pensamientos y hace que sus palabras tengan toda mi atención.

—Le agradecería si pudiera usted comenzar con el diagnóstico grupal sobre el nivel de lectura. —me extiende un libro y yo únicamente puedo quedarme pasmada. Él enarca una ceja y yo niego con la cabeza dándole a entender que no deseo salir al frente.

Pánico escénico, abandona mi cuerpo de una buena vez. Por favor.

—Vamos, señorita. Salga y colabore con la idea. —ahora suena autoritario y me veo obligada a salir al frente. Trago saliva antes de tomar el libro y rozar mis dedos con los suyos. Miro las letras y me parece fácil, son cuentos para niños que dejan moralejas.

Pff, de qué me preocupaba.

—Por favor, lea únicamente el primer párrafo del cuento. —lo hago con una entonación lo suficientemente buena y clara como para que todos los de mi clase me escuchen. Alzo la mirada de vez en cuando para no perder conexión con el público mientras me encuentro recitando el cuento pero casi de inmediato vuelvo mi vista hacia las letras y al acabar el primer párrafo, giró mi cabeza para mirar al profesor.

—¿Y bien? —me veo obligada a cuestionar pues al pasar un minuto desde que acabe el cuento, él no deja de mirarme con la cadera recostada en su puesto con sus pies cruzados, cruza los brazos y se pone una mano en el mentón. Le hago una sonrisa forzada y le extiendo el libro, él lo recibe y señala con la cabeza mi lugar yo me limito a caminar hasta el pupitre.

La clase pasa tan lenta con los otros estudiantes leyendo que me dan ganas de dormirme, comienzo a pensar en cuántas horas faltan para estar en mi casa y eso hace que me deprima mucho más. Llevamos solo una hora aquí y son dos antes de poder salir al recreo. Una hora más con él. Dios mío.

Creo que si no dejo de mirarlo y de distraerme con él, reprobaré esta materia. Continuo pensando estupideces hasta que tocan la campana para salir al receso. Estoy tomando mis cosas y a punto de salir pero me pide que me quede un momento. Se despide de todos los estudiantes y luego cierra la puerta. Señala que vayamos a su lugar.

Como que le gusta señalar mucho ¿no?

Me encamino junto a él para prestarle atención a lo que me tenga que decir, se sienta en su silla y comienza a hablar sin mirarme a los ojos.

—Felicidades, Alaia. Hiciste este ejercicio muy bien.— ¿es un chiste? ¿para esto me está quitando tiempo de mi descanso? Lo miro confundida pero musito un gracias. Él asiente con la cabeza.

—Mira, sé que te parecerá raro pero el instituto hará un acto de introducción al año escolar y yo hice esto pues la directora me pidió escoger a alguien de cada grupo de estudiantes para hacer una obra de parte de los de secundaria para los más pequeños. ¿Entiendes?

—En realidad no... —comento algo confundida. Él enarca una ceja -maldito, personas anormales que saben mover las cejas- y trata de explicarse mejor.

—Necesito que hagas parte de la obra.

¿Qué mierda? Obviamente no. Es un rotundo no.

—Pero soy mala con el público —hago un intento de reprochar para que elija a alguien más. Mi pobre intento es inútil pues él niega con la cabeza.

—No eres mala con el público, si hubieras podido escucharte esta mañana cuando leías —hace una pausa mientras agita sus manos— Suenas maravillosa, enserio.

—Bien. Lo haré —ruedo mis ojos a la par que cruzo mis brazos como si fuera una niña pequeña. Él me da una sonrisa y me acompaña hasta la puerta.

—Alaia O'Brien —Alarga las palabras y lo dice con delicadeza. Lo miro confundida y noto una sonrisa ladeada en sus labios— Tienes un lindo nombre. También espero que tengas un lindo día —asiento y le tiendo una sonrisa, esta vez verdadera.

—Usted también, profesor —estoy a punto de salir pero sus palabras me interrumpen.

—Profesor Ezra Tomasevic, mucho gusto —me extiende su mano y yo la tomo agitándolas suavemente. Lo miro y rio un poco antes de despedirme cordialmente y salir de allí.

Caminando por el pasillo hasta mi casillero, de la nada, me encuentro rodeada por unos brazos flacuchos y con las uñas pintadas de un color morado. Mis intentos de respirar son nulos lo que únicamente provoca es que le dé palmaditas a mi mejor amiga Lexi para que entre en razón. Me suelta y luego está en frente de mí con una sonrisa -que invade todo su rostro- apretujado mis mejillas con sus dos manos haciendo que mis labios tomen forma de un beso muy poco sensual.

—Basta. Un día de estos me vas a matar, Lexi —sonrío y tomo sus manos lejos de mi rostro.

—Uy, qué aburrida estás este año Ali —bufó y se cruzó de brazos.

—Sí, claro. Sólo este año —oí una voz muy conocida tras de mí e inmediatamente volteé a abrazarlo. —Sí, sí. Ya. Yo también te extrañé, preciosa —me abrazó por un segundo y luego me empujó para alejarme de él. Lo miré mal y  luego que regresé con Lexi le saqué la lengua.

—Claro, cuando Andy te ignora ahí si corres hasta mí —lloriqueó Lexi. Él rodó los ojos y nos abrazó a ambas.

Después de que mi mejor amigo nos soltara caminamos hasta el jardín de la escuela. Casi nadie iba allí y me sorprende que siga siendo así durante tantos años. Es un lugar precioso.

—Cuéntenme cómo se la pasaron los Reyes en Sudamerica —los codee a ambos pues yo me encontraba entre ellos.

—Primero, no es Reyes. Nuestro apellido es Rey. Y segundo, deja de codearme maldita desnutrida —gruñó Andy.

Luego de sentarnos en uno de las bancas, comenzaron a contarme sus experiencias en cada país de los latinos y hubiera querido estar allí con ellos, en especial cuando fueron a Colombia. Nos reíamos cada que me contaban algo gracioso y es que estos gemelos juntos casi siempre provocan un desastre. Excepto en mi vida, ellos siempre me alegran los días.

Ugh, qué cursi.

Nos quedamos hablando un buen rato de todo lo que nos había pasado este verano. Al fin y al cabo teníamos estas dos horas de clase libres hoy pues habían informado que la señorita Rose había renunciado y no habían podido encontrar nada mejor que ella.

Pobre señora Rose. La clase de Español no será lo mismo sin ella.

Estoy muy cursi hoy. Triple ugh.





¡Holaaaaa!
Espero que les esté gustando, recuerden que es algo que me pasó y sólo cambiaron algunas cositas.

Tengan un bonito día, preciosuras.

Att: Alex

TEACH ME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora