Entro en ese pequeño cuarto oscuro y con olor a rayos, me giro y justamente en ese momento me cierra las rejas en la cara. Una vez más, estoy en la cárcel.
Camino hasta un rincón y me deslizo por la pared. Doy un suspiro y cierro los ojos.
Escucho que las rejas se deslizan, abro los ojos y entra Kira con una sonrisa en su rostro, maldita, nunca cambia de humor.
Cierran las rejas tras de ella. Kira camina hasta mí, me ofrece su mano y yo la acepto, tomo impulso y me levanto quedando frente a ella.
-Pido arriba -aviso con referencia a la litera. Hoy pasaremos la noche aquí.
- ¿Por qué? La última vez que estuvimos aquí, te toco arriba -reprocha y se cruza de brazos.
-Lo hago por tu bien, no quiero que te caigas mientras duermes -acaricio sus rubios cabellos.
-La próxima vez me tocara arriba -advierte y se lanza al colchón gastado de la litera.
Me trepo y logro subir a la parte de arriba, me acomodo y entrelazo mis manos en mi abdomen.
- ¿Qué les dirás esta vez a tu padre? -cuestiona con pereza Kira. Me pongo boca abajo y cuelgo mi cabeza para verla.
-Sabes perfectamente que no le importa que pasa en mi jodida vida -le respondo de mala gana-. ¿Y tú? Digo, tu padre no está de humor -le recuerdo.
-Yo no tengo culpa de que los Cabani no sepan hacer negocios. Te veo mañana, bebé, ya tengo sueño -dice finalmente, cierra los ojos y me da la espalda.
Me acomodo y cierro los ojos para tratar de dormir.
Abro los ojos lentamente y la luz de la mañana me hace volver a cerrarlos. Tallo mis ojos y abro mis ojos nuevamente para poder acoplarme a la luz mañanera. Bajo de un salto de la litera. Meneo el cuerpo de Kira, ella se queja.
-Nena, es hora de levantarse -me siento en la orilla de la cama-. Sabes cómo se ponen los rucos -insisto.
Ella me voltea a ver, me rio al ver sus ojos que parecen de mapache.
-Tú te ves igual -ríe con ternura y sin ganas.
No entiendo como esta mujer puede ser tan tierna y a la vez una maldita perra sin remedio.
Ambas volteamos hacía el pasillo ya que escuchamos los gritos de la policía avisando a los demás presos que es hora de levantarse.
Se detiene en nuestra celda y abre las rejas.
-Largo de aquí, ya han pagado. No quiero volver a verlas esta noche, siquiera hasta pasado mañana-nos dice el oficial de mala gana. Paso a su lado y lo miro con odio. Algún día lo castrare.
Agarro de la mano a mi amiga y salimos con la frente en alto.
-Le llamare a Camilo para que venga por nosotras y nos lleve a casa, ahí te bañas y si quieres te presto ropa.
Camino hasta la recepción, pido hacer una llamada y a gritos me la conceden.
- ¿Me pueden dar mis cosas? -ordeno a uno de los policías.
- ¿nombre?
- ¿Por qué pregunta? Me conocen mejor que a su propia madre -me giro y me recargo en el domo, me cruzo de brazos y espero mis cosas. Carraspean a mis espaldas y me vuelvo a girar.
Agarro mi móvil, mis lentes de sol y mi chamarra de cuero negra.
-Kira ¡ven por tus cosas! -le grito a mi amiga y ella viene enseguida a mi lado. Agarra todas sus cosas, nos ponemos las gafas de sol y salimos de la comisaria.
Logro ver a Camilo esperándonos con mi precioso Bugatti blanco.
Me acerco a él, bajo un poco mis lentes para poder verlo, le guiño el ojo y entro al auto.
Me eh follado a Camilo unas cuantas veces, solo es tres años mayor que yo y es muy irresistible.
Kira se sienta a mi lado y Camilo acelera en cuanto Kira cierra la puerta.
Camilo detiene el auto en frente de mi enorme casa. Kira baja del bugatti y se adentra en mi casa. Camilo voltea a mirarme ya que aún sigo dentro del auto. Lo miro con expresión divertida.
Me estiro para estar cerca de su cara, bajo mi mirada a sus labios y lo beso apasionadamente, él no me niega el beso. Jalo del cuello de su playera y no sé cómo pasa pero en cuestión de segundos los tengo en la parte trasera conmigo.
Baja lentamente sus largas y frías manos hasta mi cintura donde alza mi blusa holgada y acaricia mi piel blanca. Muerde uno de mis labios y lo chupa. Gimo en su boca, me monto sobre él y me separo de sus labios, le sonrió y paso mi lengua por mis labios.
-Te veo al rato -susurro en su oído, me desmonto de él y me deslizo por el asiento para salir al exterior, no sin antes sentir un manotazo por parte suya en mi trasero. Cierro la puerta del auto y rio con diversión.
Subo las escaleras para llegar a la puerta de entrada.
Abro y cierro la puerta tras de mí. Camino por el largo salón de ''bienvenida''
- ¡Kira! -grito el nombre de mi amiga. Camino hasta la cocina y la encuentro ahí, comiendo galletas de chocolate-. Ya sabes atenderte sola -digo con ironía y ruedo los ojos.
- ¿quieres? -dice ofreciéndome una galleta con la boca llena de alimento. Camino a su lado, agarro una galleta y me la meto a la boca entera.
Me siento en una silla del taburete y apoyo mi cabeza en mi mano.
-Me voy a bañar -me avisa Kira y sale de la cocina con dirección al baño de huéspedes.
Kira conoce cada rincón de esta casa y tiene la suficiente confianza para hacer lo que quiera aquí, es como mi hermana.
Me levanto de la silla y salgo de la cocina. Estoy a punto de subir las escaleras para ir a mi habitación, pero oigo a mi padre gritar mi nombre. Voy hasta su ''oficina'' y entro sin tocar.
Esta ordenando unos papeles en sus cajoneras.
- ¿Qué pasa? -lo miro con aburrición.
- ¿Qué hiciste ahora? -deja de hacer lo que hacía y alza su mirada para mirarme con gesto serio.
Bueno, a veces si se preocupaba por lo que hacía, aunque le daba igual, siempre le digo que estoy en mis etapas de la ''adolescencia''.
-Lo de siempre. Entrar a una tienda de ropa, probarme ropa y salirme con la ropa puesta sin pagar -explico.
- ¿Por qué no la pagas? Sabes que nunca te falta dinero.
-Es para darle diversión a las compras -rio
-Okay. Bueno, ya puedes irte -me señala la puerta para que salga.
Salgo sin decir nada más y ahora sí, subo a mi habitación para darme una ducha.
Cierro con el pestillo mi cuarto de baño, abro el grifo de agua caliente y la nivelo con la fría para que se llene el yacusi. Busco en las gabinas mí amado champo con olor a flores silvestres y el líquido para hacer burbujas.
Me quito el short y mi blusa holgada, desamarro las agujetas de mis Vans y enseguida me meto al yacusi. Me estiro hasta la llave del agua y la cierro. Ato mi cabello en un chongo mal hecho y relajo todos mis músculos.
ESTÁS LEYENDO
Cuando dos mundos iguales chocan.
Teen FictionElla era una chica problemática, donde problemas había, siempre estaba ella. "Drogas, faje, alcohol" Eran sinónimos de su nombre. Había estado muchísimas veces en la cárcel, los oficiales de policía conocían todo sobre ella. Kira, su mejor amiga...