Capitulo 01. Parte 01.

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Entro en ese pequeño cuarto oscuro y con olor a rayos, me giro y justamente en ese momento me cierra las rejas en la cara. Una vez más, estoy en la cárcel.

Camino hasta un rincón y me deslizo por la pared. Doy un suspiro y cierro los ojos.

Escucho que las rejas se deslizan, abro los ojos y entra Kira con una sonrisa en su rostro, maldita, nunca cambia de humor.

Cierran las rejas tras de ella. Kira camina hasta mí, me ofrece su mano y yo la acepto, tomo impulso y me levanto quedando frente a ella.

-Pido arriba -aviso con referencia a la litera. Hoy pasaremos la noche aquí.

- ¿Por qué? La última vez que estuvimos aquí, te toco arriba -reprocha y se cruza de brazos.

-Lo hago por tu bien, no quiero que te caigas mientras duermes -acaricio sus rubios cabellos.

-La próxima vez me tocara arriba -advierte y se lanza al colchón gastado de la litera.

Me trepo y logro subir a la parte de arriba, me acomodo y entrelazo mis manos en mi abdomen.

- ¿Qué les dirás esta vez a tu padre? -cuestiona con pereza Kira. Me pongo boca abajo y cuelgo mi cabeza para verla.

-Sabes perfectamente que no le importa que pasa en mi jodida vida -le respondo de mala gana-. ¿Y tú? Digo, tu padre no está de humor -le recuerdo.

-Yo no tengo culpa de que los Cabani no sepan hacer negocios. Te veo mañana, bebé, ya tengo sueño -dice finalmente, cierra los ojos y me da la espalda.

Me acomodo y cierro los ojos para tratar de dormir.

Abro los ojos lentamente y la luz de la mañana me hace volver a cerrarlos. Tallo mis ojos y abro mis ojos nuevamente para poder acoplarme a la luz mañanera. Bajo de un salto de la litera. Meneo el cuerpo de Kira, ella se queja.

-Nena, es hora de levantarse -me siento en la orilla de la cama-. Sabes cómo se ponen los rucos -insisto.

Ella me voltea a ver, me rio al ver sus ojos que parecen de mapache.

-Tú te ves igual -ríe con ternura y sin ganas.

No entiendo como esta mujer puede ser tan tierna y a la vez una maldita perra sin remedio.

Ambas volteamos hacía el pasillo ya que escuchamos los gritos de la policía avisando a los demás presos que es hora de levantarse.

Se detiene en nuestra celda y abre las rejas.

-Largo de aquí, ya han pagado. No quiero volver a verlas esta noche, siquiera hasta pasado mañana-nos dice el oficial de mala gana. Paso a su lado y lo miro con odio. Algún día lo castrare.

Agarro de la mano a mi amiga y salimos con la frente en alto.

-Le llamare a Camilo para que venga por nosotras y nos lleve a casa, ahí te bañas y si quieres te presto ropa.

Camino hasta la recepción, pido hacer una llamada y a gritos me la conceden.

- ¿Me pueden dar mis cosas? -ordeno a uno de los policías.

- ¿nombre?

- ¿Por qué pregunta? Me conocen mejor que a su propia madre -me giro y me recargo en el domo, me cruzo de brazos y espero mis cosas. Carraspean a mis espaldas y me vuelvo a girar.

Agarro mi móvil, mis lentes de sol y mi chamarra de cuero negra.

-Kira ¡ven por tus cosas! -le grito a mi amiga y ella viene enseguida a mi lado. Agarra todas sus cosas, nos ponemos las gafas de sol y salimos de la comisaria.

Logro ver a Camilo esperándonos con mi precioso Bugatti blanco.

Me acerco a él, bajo un poco mis lentes para poder verlo, le guiño el ojo y entro al auto.

Me eh follado a Camilo unas cuantas veces, solo es tres años mayor que yo y es muy irresistible.

Kira se sienta a mi lado y Camilo acelera en cuanto Kira cierra la puerta.

Camilo detiene el auto en frente de mi enorme casa. Kira baja del bugatti y se adentra en mi casa. Camilo voltea a mirarme ya que aún sigo dentro del auto. Lo miro con expresión divertida.

Me estiro para estar cerca de su cara, bajo mi mirada a sus labios y lo beso apasionadamente, él no me niega el beso. Jalo del cuello de su playera y no sé cómo pasa pero en cuestión de segundos los tengo en la parte trasera conmigo.

Baja lentamente sus largas y frías manos hasta mi cintura donde alza mi blusa holgada y acaricia mi piel blanca. Muerde uno de mis labios y lo chupa. Gimo en su boca, me monto sobre él y me separo de sus labios, le sonrió y paso mi lengua por mis labios.

-Te veo al rato -susurro en su oído, me desmonto de él y me deslizo por el asiento para salir al exterior, no sin antes sentir un manotazo por parte suya en mi trasero. Cierro la puerta del auto y rio con diversión.

Subo las escaleras para llegar a la puerta de entrada.

Abro y cierro la puerta tras de mí. Camino por el largo salón de ''bienvenida''

- ¡Kira! -grito el nombre de mi amiga. Camino hasta la cocina y la encuentro ahí, comiendo galletas de chocolate-. Ya sabes atenderte sola -digo con ironía y ruedo los ojos.

- ¿quieres? -dice ofreciéndome una galleta con la boca llena de alimento. Camino a su lado, agarro una galleta y me la meto a la boca entera.

Me siento en una silla del taburete y apoyo mi cabeza en mi mano.

-Me voy a bañar -me avisa Kira y sale de la cocina con dirección al baño de huéspedes.

Kira conoce cada rincón de esta casa y tiene la suficiente confianza para hacer lo que quiera aquí, es como mi hermana.

Me levanto de la silla y salgo de la cocina. Estoy a punto de subir las escaleras para ir a mi habitación, pero oigo a mi padre gritar mi nombre. Voy hasta su ''oficina'' y entro sin tocar.

Esta ordenando unos papeles en sus cajoneras.

- ¿Qué pasa? -lo miro con aburrición.

- ¿Qué hiciste ahora? -deja de hacer lo que hacía y alza su mirada para mirarme con gesto serio.

Bueno, a veces si se preocupaba por lo que hacía, aunque le daba igual, siempre le digo que estoy en mis etapas de la ''adolescencia''.

-Lo de siempre. Entrar a una tienda de ropa, probarme ropa y salirme con la ropa puesta sin pagar -explico.

- ¿Por qué no la pagas? Sabes que nunca te falta dinero.

-Es para darle diversión a las compras -rio

-Okay. Bueno, ya puedes irte -me señala la puerta para que salga.

Salgo sin decir nada más y ahora sí, subo a mi habitación para darme una ducha.

Cierro con el pestillo mi cuarto de baño, abro el grifo de agua caliente y la nivelo con la fría para que se llene el yacusi. Busco en las gabinas mí amado champo con olor a flores silvestres y el líquido para hacer burbujas.

Me quito el short y mi blusa holgada, desamarro las agujetas de mis Vans y enseguida me meto al yacusi. Me estiro hasta la llave del agua y la cierro. Ato mi cabello en un chongo mal hecho y relajo todos mis músculos.

Cuando dos mundos iguales chocan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora