Capítulo 2.

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Salí del avión y fui hacía donde se recogían las maletas de los pasajeros. Miré mi reloj de muñeca el cual marcaba las cuatro y media de la tarde, tenía toda una tarde para buscar la calle Glendale en la que vivía mi madre. Sabía donde vivía porque en una caja de las que me lleve de mi casa estaban los datos de mi madre milagrosamente.

Cogí mi maleta color granate y empecé a andar hacía la salida del aeropuerto, lo más probable es que pidiera un taxi para que me llevase.

-Perdona, creo que esto es tuyo.

-¿Eh?- me giré para ver al mismo chico que me despertó en el avión con el álbum de fotos que había estado ojeando en la mano- ah, sí es mío. Gracias.

Era joven, tal vez de mi edad. No me iba a quedar a comprobarlo tenía prisa pero, dios esos ojos azules como el cielo en pleno verano.

-No he podido resistirme a echarle el ojo a algunas páginas- dijo echándome una mirada inocente y dándome el álbum en la mano.

-Hombre mirar un álbum de una persona que no conoces no es muy común- él agacho un poco la cabeza- pero da igual, no pasa nada.

Me sonaba mucho ese gesto y sobretodo él.

-¿Y adónde vas?- dijo con una sonrisa espera, ¿debería decírselo? No le conozco de nada.

-¿Conoces la calle Glendale?

-Sí.

-Ah, bueno pues voy allí- al final se lo he dicho sin darme cuenta.

-Podemos ir juntos quiero decir, yo también iba a ir después de dejar algunas cosas en un hotel pero puedo hacer un intercambio- decía él mientras movía las manos para expresarse mejor, me sonaba mucho y no sé de qué y eso me daba rabia.

-Es que…

-Es que no te conozco quien sabe lo que me podrías hacer- dijo él imitando mi voz haciéndome de reír, me cae bien este chico- vamos confía en mi no te va a pasar nada.

Estuve pensándomelo unos cuantos segundos y dándole vueltas a lo que estaba pasando, que un extraño mire un álbum de fotos que es tuyo y que luego te diga que quiere ir contigo a una calle que a saber si existe no se ve todos los días.

-¿Vale?

-Vale.

-Bien pues vámonos por cierto, ¿habías venido antes? Es que me suenas bastante.

-Si bueno estuve viviendo aquí hace tiempo.

-Ah es bueno saberlo.

Cogí mi maleta y por fin salimos por la puerta del aeropuerto San Diego. Buscamos un taxi desesperadamente pero todos estaban llenos así que decidimos sentarnos en un bordillo al lado de las maletas hasta que apareciera alguno.

-¿Y que te trae a California?- preguntó el curioso.

-Temas familiares y delicados- suspiré- ¿y a ti?

-Simplemente vengo a visitar a un buen amigo mío .

-Bonito

-¿Qué?

-Digo que es bonito que tengas que pagarte un billete de avión solo para ver a un amigo- dije analizando las palabras que acababa de decir.

-Ah, ¡mira un taxi!.

Corrimos hacía ese coche amarillo y nos metimos dentro con las maletas en los pies de la prisa que teníamos.

-¿A dónde?- preguntó el hombre de pelo largo y negro que conducía.

-A la calle Glendale por favor.

Yo no hice caso a esa conversación porque ya estaba extasiada por la belleza de California y solo estoy en el aeropuerto. Giré la cabeza para mirarle a él mirando por la ventana y había hecho bien en hacerlo porque podría tirarme mirándole todo el viaje, tenía algo. Llámalo belleza llámalo que me suena mucho pero tenía algo que me hacía pensar. Miraba por la ventana y los edificios, las personas, el ambiente era perfecto.

Pasaron varios minutos y el conductor nos mandó bajar dado que ya habíamos llegado. Bajamos del coche y saqué mi cartera para pagar pero el taxi se fue.

-Eh, se ha ido sin que le paguemos- dije rascándome la nuca.

-Tranquila eso ya está hecho- dijo con una sonrisa victoriosa.

-Si nos volvemos a encontrar recuérdame que te page algo.

-Claro que nos vamos a volver a encontrar otra vez, que fe tienes hija mía.

Nos reímos a la vez que andábamos por la larga calle hasta llegar hasta mi nueva casa o mi antigua casa depende de cómo lo mires.

-Esta es- dije sacando el papelito con la dirección que tenía en el bolsillo- la 132.

-Bueno pues aquí nos separamos- dijo poniendo un puchero en su bonita cara ¿Qué?- ya nos veremos o eso espero.

-Yo también espero eso- nos reímos y para despedirnos nos dimos un apretón de manos, solo- y gracias por el álbum.

-Gracias a ti por dejarme ir en tu taxi- dijo mirándome con esos ojos que, esos ojos.

-Exagerado.

Y con una última risa me soltó y se fue mirando hacia atrás por encima de su hombro. Abrí la puerta del jardín que estaba abierta de par en par como si estuviera esperándome y me decidí a entrar.

Toqué el timbre y esperé a que abrieran.

Hola! bueno ya sé que Glendale suena a equipo de Harry Potter weno. Probablemente ahora suba menos a menudo de lo que subo ahora porque ahora empiezan los exaenes y bueeeeno.Espera menos a menudo de lo que subia ahora jaja imposible ñeh.

national.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora