Capítulo 4.

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Y ahí estaba yo, subida a la espalda de un hombre que no conocía. Tampoco le había visto la cara pero mamá tampoco me había dicho nada de que iba a venir alguien a casa, en definitiva gracias a mi impulso estoy aquí subida.

-¿Qué pasa?- dijo ella entrando en el salón y abriendo los ojos como si de un fantasma se tratara- __, bájate de ahí.

Me hizo gracias que dijera eso como si yo fuera un niño de cinco años que se sube a un tobogán sabiendo que se va a caer. El chico era alto pero tampoco era para tanto. Me baje por decirlo de alguna manera de su espalda y al fin pude verle la cara. Una cara familiar. Ojos verdes, eso era lo único que tenía que decir.

-¿Quién es?

-¿No te acuerdas de él? Erais grandes amigos aunque que no te acuerdes no me extraña nada.

Se esperara que me acordase, recordemos que no sabía que ella era mi madre cuando la vi en la puerta.

-Pues no, no me acuerdo.

-Espera ¿ella es __?- dijo él alzando un dedo sobre mi y alzando la voz, mi madre asintió- guau, está muy cambiada. No te recordaba así.

Me abrazó con sus grandes brazos y apegándome a él. Por mucho que me abrazaran no iba a recordarle.

-¿Enserio no te acuerdas de mí?- negué con la cabeza y vi su cara mirando hacia abajo. Ese gesto me sonaba pero tampoco era que tuviera una mente privilegiada para acordarme pero decidí hacerme un reto a mí misma.

-A ver eres un amigo de la infancia por así decirlo y- hice una mueca- y ¿algo más?

-Pues claro que algo más, estabais todos los días juntos, ibais al mismo jardín de infancia, erais inseparables-  dijo mi madre pasando un brazo por el hombro de este.

Me vinieron imágenes a la cabeza, no todas las que quisiera. Me iba a arriesgar a decir un nombre al azar de los que me podía acordar.

-Hugo, era Hugo- ellos negaron con la cabeza-¿Hansel?- negaron riendo- oye no os riais, se que era algo con hache.

-Harry- dijeron los dos al mismo tiempo.

-Ah Harry, pues encantada- incomodidad era la palabra adecuada para describir este momento.

No me acordaba de mucho aunque raro sería si lo hiciera. Doce años es mucho.

-¿Y como es que has vuelto?

 -Pues simplemente quería volver, allí no estaba bien- dije respondiéndole.

-Está bien que hayas vuelto, nunca supimos porqué te fuiste exactamente pero si sabemos que fue con tu padre y- baje la mirada y mi madre como si me leyera la mente le cortó.

-Bueno Harry creo que es mejor que te vayas a tu casa, quiero decir mira que hora es. Tu madre te estará esperando pero ya que está __ aquí podrías venir más a menudo ¿vale?- mi madre decía todo esto con una sonrisa mientras lo empujaba delicadamente hacia la puerta.

-Eh si claro, ya vendré algún día para enseñarte esto- me miró y no tardó ni un segundo en saber lo que pasaba, sabía que estaba mal. Rió nervioso- bueno adiós. Y encantado. Si necesitas algo ya sabes dónde estoy, solo a dos casas.

Me echó una mirada comprensible y se fue. Al escuchar la puerta bufé a lo que mi madre respondió con un abrazo.

-Sé que ahora se te hace duro que te recuerden este tema pero ya verás como en un par de semanas estás mejor.

-No si a mí no me pasa nada- mentí- bueno, ¿desayunamos?

Fuimos hacia la amplia cocina y preparamos el desayuno. Yo no sabía dónde estaba cada cosa por lo que mi madre me explicaba cada cinco segundos, me sentía inútil la verdad. El simple hecho de no saber donde están los cereales ya me pone de mala leche, es una tontería pero es mi tontería y yo me entiendo.

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