-Escúchame bien Mike. -digo seria. -No tienes ningún derecho a comportarte como un idiota cuando me lo estoy pasando bien.
-La única que se esta comportando como una idiota aquí eres tú Aria.
-¿Yo? ¿Yo he ido y te he besado en mitad de un grupo de personas que intentaban ser amables?
-No intentaban ser amables, te estaban follando con la mirada.
-Mike, ¡no somos nada! -elevo la voz apretando los puños.
-Qué te den. -dice haciéndome un corte de mangas mientras se adentra en el almacén.
-¡Muy maduro por tú parte capullo! -grito dejándome caer sobre un coche.
Quiero mucho a Mike, de verdad lo hago, pero cuando se comporta así lo mataría.
Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, ¿y ahora qué se supone que tengo que hacer? Solo tengo dos opciones: Ir tras él o ir de fiesta. Y si soy sincera escojo la segunda, no tiene razón así que no pienso perder mi orgullo, ha sido una discusión de lo más tonta y me niego en rotundo a dar el primer paso.
Me adentro en la maravilla del almacén al que llegamos unos minutos después de que la pelea acabase proclamando vencedor a Lion King y creando una maravillosa fiesta en su honor. Fiesta a la que ahora mismo me adentro en busca de Miranda, la encuentro en la barra con cinco vasos de chupito a rebosar frente a ella.
-¿Eso no será para ti sola verdad? -pregunto sonriendo.
-Bebe y calla zorra. -mi amiga se bebe tres chupitos de golpe y se limpia con el dorso de la mano.
Yo la miro enarcando las cejas.
-¿Qué ha hecho Dylan esta vez?
Dylan es el mejor amigo de Mike y aunque lo quiero mucho es un capullo en condiciones, con todas las letras y más cuando se trata de su relación con Miranda.
-Bebe y calla. -repite Miranda que levanta la mano indicando que rellenen los vasos vacíos.
Yo me bebo mis dos chupitos y pido que me los rellenen y añadan un vaso, si ella bebe tres yo también beberé tres. La vida es así, o al menos yo la hago así.
Unos diez chupitos después, tomados en completo silencio, empiezo a notar como todo a mi alrededor se torna un poco más borroso. Me apoyo en la barra, hacía demasiado tiempo que no bebía tanto de golpe y no creo que me este sentando muy bien.
Miranda me aprieta la mano y señala la pista de baile, yo me niego, no sé bailar y definitivamente no voy a bailar. Ella alza los hombros y se ríe adentrándose en la improvisada pista de baile. Yo me quedo ahí, observando todo y escuchando la música que no consigo reconocer.
Unas luces rojas y azules aparecen en la puerta haciéndome reír, ¿de dónde vendrán esas lucecitas? Quizás son ángeles.
-¡La policía! -grita alguien desde algún lugar.
Ah pues no son ángeles.
La gente empieza a moverse muy rápido, la música para, intento centrarme y buscar a Mike, lo veo salir por una de las puertas laterales arrastrando a una rubia con él. ¿Y yo qué capullo? Una razón más para odiarlo.
Miro a mi alrededor buscando una salida, esos hombres uniformados están empezando a detener a gente. Una puerta plateada cercana a mi es abierta por alguien así que corro hacía allí. Hoy no me van a detener. Al salir el aire me golpea, el frío ha empezado a aparecer en Londres. Miro a mi alrededor buscando una salida fácil. No hay nada, solo tierra y no me puede tragar. Creo.
Una moto aparece frente a mi, me quedo mirando al chico que oculta su cara tras un casco, sé que es un chico por la forma de su cuerpo, al menos supongo que lo es, él estira el brazo ofreciéndome un casco. ¿Quiere que me suba con él? Miro a mis espaldas, al parecer los policías han localizado esta salida y se acercan bastante deprisa. Cojo el casco y me lo pongo, todo lo rápido que puedo me subo a la moto y me agarro al desconocido. No es mal día para que me maten la verdad. Me río de mi propio comentario con la cabeza apoyada en la espalda de esta persona. No tengo ni idea de a dónde vamos pero las vistas molan, el frío ya no tanto y que me este meando menos, empiezo a temblar y me agarro más al desconocido. La moto para a un lado de la carretera, al parecer ya nos hemos alejado bastante del almacén. El chico se quita la chaqueta y me la ofrece, es una chaqueta vaquera con pelo por dentro y algunos parches.
-Gracias. -balbuceo.
Él asiente y tras ponerme la chaqueta seguimos con nuestro camino a no sé dónde. Porque de verdad no tengo ni la más mínima idea de a dónde nos dirigimos.
Cierro los ojos apoyando mi cabeza en la espalda del desconocido, me apetece dormir pero no creo que esta moto sea la mejor opción así que solo descansaré los ojos un rato.
No sé cuánto tiempo ha pasado pero mis ojos se abren cuando noto como la moto deja de moverse. Me separo del desconocido que se baja de la moto, yo me bajo después y me quito el casco. Observo con atención el lugar en el que nos encontramos. ¿Hace cuántos años que no estaba en esta misma calle? Los recuerdos me golpean y miro al desconocido que de repente parece no serlo tanto.
-Quítate el casco. -inquiero seria.
Él se niega, observo sus brazos, la forma de su cuerpo y me niego a creer que es quién creo que es. Ya no tengo ni una gota de alcohol en mi cuerpo es como si toda hubiese sido drenada al observar este lugar.
-Por favor, quítate el casco. -digo sin atreverme a pronunciar su nombre.
Él se quita el casco lentamente. Observo cada una de sus facciones y me planteo lanzarme a sus brazos para poder abrazarlo todo lo fuerte que sé o pegarle un guantazo con todas mis fuerzas. Ambas opciones igual de válidas.
-Hola. -sonríe como un niño pequeño.
La idea de abrazarlo se hace un poquito más grande.