Ya era 23 de septiembre, era el cumpleaños del chico. 17 años, era ahora su edad.
Wish estaba en el tocadiscos, pues se había despertado desde temprano a escribir el relato en el que había estado trabajando, y, que casi había olvidado. La música no podría faltarle en esos momentos.
El manuscrito estaba acomodado de manera distinta a como él lo había dejado la última vez. Lo ignoraba, pues no era bueno recordando detalles tan pequeños como la posición exacta en la que dejaba las cosas. Tomó las hojas, y se dispuso a continuar escribiendo, había perdido ya mucho tiempo pensando en lo que la fecha de ese día significaba. No todos se alegraban al llegar su cumpleaños. Él no lo hacía.
Lo hizo alguna vez, de niño, y, posteriormente solo volvió a hacerlo el año pasado, cuando cumplió 16. El año pasado a ese tampoco estuvo tan mal, pues era el primero que pasó con Elizabeth. Aun así, no se comparaba con aquel 23 de septiembre de 2016. Se dispuso a recordar antes de comenzar a escribir.
...
— ¡Elizabeth!
— ¿Esperabas a alguien más?... espero que la respuesta sea no, realmente me enojaría si de repente me dices que tienes otra mejor amiga de la que no me he enterado.
— Sabes que eso no pasará. Eres mi única amiga.
— No tienes idea de lo bien que me hace oír eso.
— ¿Qué hay en la caja?
— Si me dejaras pasar te lo diría.
— Bien. — dijo él mientras se hacía a un lado con la total intención de dejar pasar a Elizabeth.
— ¿Dónde está tu madre? Esperaba que estuviera aquí, con nosotros, después de todo es tu cumpleaños. Y tú eres su hijo favorito así que debería estar contigo hoy.
— Fue a comprar un pastel, ya sabes. Piensa invitar a mi familia y eso.
— Oh, querido, sé lo mucho que te disgusta eso, deberías decirle.
— No, no me gustaría herir sus sentimientos, es bastante sensible, ¿sabes?
— Bueno, no importa, para eso estoy yo aquí, para hacerte sentir menos miserable con la compañía de tus seres queridos.
— Tus palabras siempre son tan dulces. — alargó esta frase con la intención de añadirle cierto sarcasmo.
— Lo sé... oh, casi lo olvido. Toma, es tu regalo, espero que aun haya oxigeno suficiente en la caja.
— ¿Qué es? — abrió la caja y al ver lo que ésta contenía quedo gratamente sorprendido y agradecido.
— Vamos, sé que te gustó.
— Es un gato, vaya, no sé si mi madre apruebe esto, ya sabes, traer una mascota sin su permiso.
— Querido, hable con tu madre, ayer, dijo que estaba bien que tuvieras un gato, sé lo mucho que te encantan estas pequeñas y dormilonas criaturas, tu madre lo sabe también.
— Es hermoso.
— Hermosa, es hembra, la he llevado al veterinario en la mañana, no tienes que preocuparte por su primera vacuna, solo por ponerle un nombre lindo.
— ¿Qué nombre podría ponerle?
— Venía pensando en varios nombres para la pequeña durante el camino, sabes que soy mala eligiendo nombres, pero pensé en mi padre, por alguna razón, creo que puedes ponerle mi apodo.
— ¿Qué apodo?
— Ya sabes, el que me dice mi padre, no es por ser egocéntrica y querer que mi nombre este en todas partes, pero me parecería lindo que la gata lo tuviera. Como un símbolo de nuestra amistad.
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Melancolía
Nonfiksi"La tristeza y la soledad no tienen porque ser siempre emociones negativas". Un chico escribe un relato acerca de su fallecida mejor amiga con la intención de olvidarse de ella una vez terminada la narración. Pero se ve obligado a llenarse de triste...