Me senté en la silla sin la mas remota pizca de querer estar ahí. Leah se iba a casar en un par de días y mamá me había obligado por todos los medios a estar presente aun cuando no había entablado alguna conversación con mi hermana desde aquella noche de navidad en la que nos presentó a su prometido.
- Te tienes que probar el vestido - Exclamo mamá con alegría.
- ¿Y por que? - Pregunte de mala gana cruzada de brazos.
Me estaba comportando como una niña pero no me importaba. No quería ver ni en pintura a Leah. Siempre fui una mujer demasiado orgullosa y ella había pisoteado mi orgullo al atreverse a hablar con su prometido para que me contratara.
Esa no era la manera en la que quería conseguir el puesto. Yo quería que me llamaran por que de verdad les gustaba mi trabajo y no por que mi hermana se lo había pedido a su novio por mero capricho. A saber como le había hecho para convencerlo y eso no me interesaba.
- Como dama de honor debes hacerlo - Respondió mamá después de un suspiro mientras que me quitaba la ropa asta quedar en ropa interior.
- No lo soy por mero gusto - Reproche con molestia - hago esto por que tu me lo pediste mamá, por que si fuera por mi no estaría aquí.
- Eso ya lo se - Respondió mamá al pasar el vestido por en sima de mis hombros para hacerle los ajustes que necesitaba - Siempre has sido una mujer demasiado orgullosa, igual que tu padre y eso, no te va a llevar a nada. Entiende que Leah lo hizo por ayudarte.
- Yo quería obtener el puesto por mis propios méritos - Exclamé con el ceño fruncido tratando de no moverme o mamá me picaría con algún alfiler - Y no por palancas mamá. Ahora no puedo aceptar el trabajo de mis sueños por su culpa.
- Deja tu orgullo a un lado y acepta el trabajo - Mamá se agacho para medir lo largo del vestido - y demuestra les a todos de lo que estas hecha.
Me mantuve en silencio meditando las palabras de mi madre. Lo cierto es que Reed había estado insistiendo en darme el trabajo a lo largo del año y siempre lo he rechazado. Y si fuera por mi orgullo nunca aceptaría el trabajo en esa revista por miedo a que solo me contraten por la petición de mi hermana, lo cual quería decir que nunca cumpliría mi gran y preciado sueño.
- Tal vez tengas razón - Respondí rendida. A como diera lugar trabajaría en la revista de mis sueños y les demostraría a todos de lo que era capaz. Mamá tan objetiva y con los mejores consejos del mundo - Como siempre.
Mamá me dirigió la mirada con una sonrisa pintada en los labios. Ella poseía unos hermosos ojos azulados idénticos a los mios, de ella había heredado mis ojos y me sentía orgullosa por eso, al igual que mi cabello castaño, lo único que había heredado de papá era el carácter, los dos eramos demasiado orgullosos como para admitirlo. Es por esa razón que Leah y yo no nos parecíamos demasiado.
Mamá se puso de pie y dio varios pasos hacia atrás para admirar el vestido color rosa pálido que llevaba puesto. Vaya color había elegido Leah para sus damas de honor. Ella sabia perfectamente que lo mio no eran ese tipo de colores, a mi me iban mas los tonos oscuros, con excepción del blanco por supuesto, mi favorito.
Me quite el vestido y volví a ponerme mi ropa que consistía en un pantalón con rotos de color negro, una blusa blanca, un gorrito blanco y mis vans negros.
Le entregue el vestido a mamá y me senté en uno de los sillones de la sala.
- No entiendo por que haces esto - Dije por décima vez en el día - Cuando posees el dinero suficiente como para pagarle a alguien para que lo haga.
Lo cierto es que mi familia posee una buena posición económica gracias a que mamá es una famosa diseñadora de modas y a que papá es dueño de una editorial bastante prestigiosa. Ambos, son polos opuestos pero aun así son un gran matrimonio.
- Como crees que voy a permitir que otra persona haga los arreglos de la ropa de la boda de mi hija - Exclamo mamá con indignación mientras que me entregaba un vaso con limonada - cuando yo soy una famosa diseñadora.
Sonreí ante las palabras de mi madre. Siempre admire de ella que muy a pesar de ser casi una celebridad reconocida, con mucho trabajo entre sus manos, siempre se tomó el tiempo para cuidar de sus hijos.
La puerta de la casa se abrió dejando ver a mi hermana junto a su prometido. Automáticamente mi cuerpo se puso de pie como un resorte. Deje mi vaso de limonada casi a la mitad en la mesa del centro. Me colgué mi bolsa y me gire para ver a mi madre.
- Me tengo que ir mamá - Exclamé ignorando olímpicamente la presencia de esos dos - Nos vemos después.
- Aria - Me reprendió mamá en voz baja.
- Lo siento - Susurré apenada - Pero no puedo hacerlo, aun no.
Mamá apretó los labios tratando de comprenderme. A ella nunca le gusto que sus hijos pelearan y esta era la primera vez que una pelea duraba un año, mas los días que se seguían sumando.
Mire cara a cara a Leah quien me miraba con tristeza. Desde aquella navidad no le había dirigido la palabra para nada.
- Leah - Exclamé a modo de saludo con total seriedad.
- No hagas esto Aria - Respondió Leah con pesar - No cuando estoy a punto de casarme.
- Eso debiste pensarlo antes de meterte en mi vida - Respondí sintiendo como la ira volvía a recorrer todo mi sistema.
Camine con la cara en alto sin mirar a nadie en especifico pero mis ojos involuntariamente se desviaron al prometido de mi hermana. Este se mantenían viéndome directamente con una mirada penetrante que logro erizar cada bello de mi piel.
Desvíe la mirada y salí de la casa con el pulso acelerado. Ese hombre lograba ponerme nerviosa con una sola mirada y eso me asustaba.
ESTÁS LEYENDO
Caricias que enamoran #1 [En Dreame] [sin corregir] ⭐
RomancePrimera entrega de trilogía "Enamorados" Aria Harrison nunca se imagino que al conocerlo todo cambiara y que ella seria capaz de hacer cosas que nunca, ni en sus mas alocadas pesadillas se había imaginado. Enamorarse del esposo de su hermana mayor n...