Capítulo 4

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Mich puso frente a mi un vaso de agua junto con una aspirina para mi dolor de cabeza. Sonreí a modo de agradecimiento y me tome la pastilla junto con el agua.

Mi amigo se sentó frente a mi y me miro con sus ojos color  grisáceo mientras que pasaba una de sus manos por su cabello oscuro.

- ¿Quieres decir que te atrae el prometido, casi esposo de tu hermana? - Preguntó aun analizando lo que le acaba de contar.

- Mentiría si te digo que no, que me es indiferente - Suspire jugando con el vaso ya vacío frente a mi - Quisiera que fuera mentira. Pero no es así Mich. No se que diablos hacer.

- Pero tu dijiste que no le atraes de esa manera - Respondió Mich llevando la taza de café a sus labios.

- Y así es - Afirme con seguridad.

- Entonces no tienes nada de que preocuparte - Dijo con una sonrisa dejando la taza sobre la mesa - Te puede gustar y todo lo que quieras pero no pasara nada. No cuando no le atraes a ese hombre. Así que se podría decir que estas en terreno seguro.

- ¿Tu crees? - Pregunté aun sin estar del todo convencida.

- Por supuesto - Asintió con la cabeza sin borrar la sonrisa de sus labios. Una sonrisa que siempre lograba tranquilizarme sin falla alguna.

Asentí con la cabeza mucho mas tranquila. Me pare a hacerme una taza de café y desayunar junto a mi amigo.

Había conocido a Mich desde el preescolar. Era mi mejor amigo de infancia. Mi amigo de toda la vida. Y comenzamos a vivir juntos una vez que comenzamos la Universidad así que ya llevamos conviviendo en la misma casa por unos cuantos años.

No sabría describir nuestra relación exactamente. Tal vez la palabra "complicado" funcionaria. Bueno, esa palabra lo describe totalmente.

Se podría decir que en algún momento en la Universidad nos convertimos en algo así como "mejores amigos con derechos". No estábamos enamorados pero si nos atraíamos mutuamente. Así que inevitablemente un día sucumbimos a nuestros mas profundos deseos y desde ese día nunca paramos.

Algunos podrían pensar que eso nos había alejado o que las cosas ya no eran lo mismo. Claramente las cosas cambiaron. Nos volvimos mucho mas unidos que antes. La confianza que antes existía entre nosotros creció aun mas si es que eso se podía. Podía confiar en Mich ciegamente sin temor a ser juzgada.

Suena estúpido cuando digo que perdí mi virginidad con mi mejor amigo pero no me arrepentía por eso. No habría encontrado a nadie mejor para hacerlo pues él me conocía perfectamente. Y yo confiaba en él, eso era lo que importaba.

- ¿En que piensas? - Pregunto Mich con curiosidad poniendo su taza sucia en el lava vajillas.

- En nada - Respondí con inocencia llevando la taza de café ya hecha a mis labios.

- Ok - Levantó los brazos en señal de rendición - Si no quieres decirme esta bien.

Reí en voz alta.

Este chico si que me conocía bien y eso me asustaba. Pareciera incluso poder leer mi mente algunas veces.

- Me voy al trabajo - Se despidió dándome un beso en la mejilla.

Asentí con la cabeza y lo mire irse.

Saque de uno de los cajones un paquete de pan tostado y mi bote de nutella. Puse las cosas sobre la mesa y me senté en una silla. Embarre un poco de nutella en una rebanada de pan tostado y me lo lleve a la boca disfrutando del dulce y empalagoso sabor.

Me pare y me fui asta mi habitación. Encendí mi computadora y comencé a ver todas las fotos de mi portafolio.

Ahora que Reed me había aclarado que no me ofrecido el puesto por que Leah se lo había pedido. La esperanza surgió de nuevo dentro de mi. Estaba emocionada e iba a hacer realidad mi sueño de trabajar para esa revista a como diera lugar. Seria la mejor oportunidad de mi carrera y abriría nuevas puertas a futuros proyectos, al fin tendría la fama y reconocimiento que como profesional siempre había buscado.

En una memoria guarde mis mejores trabajos para mandarlas a la revista. Cuando me ofrecieron el trabajo hace un año me habían pedido muestras de mi trabajo para después confirmar la entrevista. Eran los meros tramites necesarios para mi puesto. No había mandado las fotos por obvias razones pero ahora tenia que mandarlas mas que nunca o ahora si perdería mi oportunidad.

Una vez que las envíe sonreí satisfecha y me acomode en la silla de mi escritorio. Mire al techo que tenia varias fotografías de paisajes pegadas y cerré los ojos luego de unos minutos. Cuando Mich y yo nos mudamos puse todas esas fotografías para relajarme cada vez que sentía que las cosas me sobrepasaban, y sí que funcionaba.

Acomode toda mi habitación y limpie todo asta que quedo totalmente impecable.

Cuando me aburría y no podía salir a tomar fotografías eso era lo que solía hacer. Incluso cocinaba por montones y esta vez ni fue la excepción. Mich se llevaría una sorpresa cuando regresara del trabajo.

Entre a su habitación y comencé a limpiar su desorden, que consistía en un montón de libros en diferentes idiomas y hojas con apuntes, lápices y plumas por todos lados. Me atrevería a decir que en su librero había libros de alrededor de diez idiomas diferentes.

Mich trabajaba en una famosa editorial. Hablaba distintos idiomas y tenia una excelente ortografía. Por eso él era el encargado de pasar los libros a distintos idiomas cuando se iban a lanzar en distintos países. Para ser sincera no tenia ni la menor idea de como se llamaba el puesto de Mich, sólo sabia lo que hacia y que era el mejor traductor de la historia.

Caricias que enamoran #1 [En Dreame] [sin corregir] ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora