Capítulo 3

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Me acurruque mejor en el asiento del auto tratando a toda costa de no mirar al conductor.

Aun no podía olvidar la sensación que recorrió todo mi cuerpo en cuanto puso sus manos sobre mi cintura.

Mentiría si dijera que no paso nada. Que solo sentía repulsión o me daba igual ese hombre pero lo cierto es que no era así y eso me asustaba como la mierda.

Tal vez esa sea la verdadera razón por la cual decidí alejarme de mi hermana. No podía estar cerca de ella sin que Reed estuviera a su lado y no me podía arriesgar a estar cerca de él cuando no me era del todo indiferente. Me atraía como a un imán si es que eso podía llegar a medir toda mi atracción hacia ese hombre con increíbles ojos.

Y ahora aquí estábamos los dos completamente solos. Algo que había evitado a toda costa durante todo el último año. El prometido de mi hermana no podía atraerme. Sentía como si de alguna manera estuviera engañando a Leah.

- ¿Es idea mía o estas tratando de poner la mayor distancia posible entre nosotros? - Preguntó Reed tomándome por sorpresa.

Quite la mirada de la ventanilla y lo mire con el ceño fruncido sin entender exactamente a lo que se refería. Este me miro con una ceja levantada, observó mi cuerpo entero para que yo me mirara a mi misma.

Estaba completamente pegada a la puerta, efectivamente, inconsciente mente había puesto distancia entre nosotros. El color subió hasta mis mejillas tiñendolas de rosado.

- Lo siento - Susurré avergonzada - No lo había notado.

Me acomode mejor en el asiento para evitar malos entendidos o al menos para que Reed no sospechara alguna cosa totalmente errónea.

El auto se volvió a sumir en un total e incómodo silencio. O al menos para mí si que era incómodo.

- ¿Has pensado en aceptar el trabajo? - Preguntó Reed sin dejar de mirar el camino.

- No tengo nada que pensar - Respondí con firmeza - No pienso aceptar.

¿Pero que diablos estaba diciendo? Había estado pensándolo mejor desde la plática con mi madre y había decidido aceptar el trabajo pero ahora estaba afirmándole a Reed que no quería trabajar en la revista de mis sueños. ¿Quien diablos me entiende?

Mordí todo mi labio inferior sin lograr entender por que había dejado salir aquellas palabras. ¿Y si ya no me daba el trabajo? Gire el rostro para mirarlo a la cara y retractarme de lo que había dicho pero las palabras se atascaron en mi garganta cuando mis ojos viajaron al volante del auto.

Las manos de Reed se aferraban al volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. Levante la mirada para ver al menos una parte de su rostro que me dejaba ver. Parecía estar sumido en sus pensamientos. Sus labios atraparon levemente su labio inferior como si estuviera considerando alguna alternativa o algo así.

Detuve la mirada en sus labios carnosos y rosados. Y por alguna razón me pregunte como sabrían. Negué rotundamente alejando mis estúpidos pensamientos. Esos labios le pertenecían a mi hermana y estaban totalmente prohibidos para mi. Sí, eso era lo que debía repetirme una y otra vez para no cometer alguna idiotez de las que era propensa a cometer.

- No decidí contratarte tan solo por que Leah me lo ha pedido - Exclamo de la nada provocando que lo mirara con atención.

- ¿Que quieres decir con eso? - Pregunte con curiosidad.

- ¿Acaso parezco el tipo de hombre que contrata a las personas por capricho de su novia? - Preguntó al señalarse - ¿Y peor aun, mantener la propuesta en pie por todo un año?

Lo mire detenidamente. Su cara mostraba cierta seriedad que asta llegaba a intimidar. Y en traje parecía aún mas intimidante. Claramente no parecia ese tipo de persona. Definitivamente, no lo era.

Automáticamente negué con la cabeza logrando que por alguna razón Reed sonriera de lado.

- Obviamente antes de ofrecerte el puesto me asegure de revisar tu trabajo detenidamente - Siguió hablando - No podía contratar a alguien que no tuviera el talento suficiente y no diera el ancho Y tu lo tienes. Por eso te ofrecí el empleo.

Apreté los labios sin saber que decir. Me había dejado perpleja. Por mi mente nunca había pasado el hecho de que de verdad le gustara mi trabajo. Siempre pensé que lo había hecho por que Leah se lo había pedido. Ahora había quedado como una completa estúpida. Era mas claro que el agua que el dueño de una prestigiosa revista no me iba a contratar por mero capricho de su novia. En los negocios siempre se deja a un lado la vida personal a menos que quieras llegar a la quiebra mas rápido de lo que canta un gallo.

- No lo había pensado de esa manera - Admití avergonzada de mi misma una vez mas.

- Es natural que no lo hayas hecho - Respondió con tranquilidad - Yo en tu lugar hubiera pensando lo mismo e igual me hubiera molestado. Ahora que las cosas están claras. Piensa seriamente en unirte a la revista.

- Lo are - Afirmando que definitivamente aceptaría el trabajo ahora que sabia como eran las cosas.

El auto se detuvo frente a mi edificio. Mire la entrada que mantenía las luces apagadas. Se podía ver una tenue pero clara lucesilla de recepción. Suspire y mire a Reed de nuevo.

- Gracias por traerme - Exclame con una cálida sonrisa.

Reed no respondió, en cambio se acerco peligrosamente invadiendo mi espacio personal. Mi corazón se acelero como nunca al tenerlo así de cerca, tanto que asta podía oler su perfume.

Llevo una de sus manos a mi cabello y quito algo. Luego se separo y me sonrió mostrándome una ¿lechuga? ¿De donde diablos había salido eso?

- De nada - Respondió como si nada.

Asentí con la cabeza y salí de su auto aun con el pulso acelerado. Ni siquiera me di la vuelta para despedirme con la mano. Seguí mi camino asta entrar al edificio.

Por un momento habría jurado que me besaría, pero no lo hizo.

Me sentía como una completa tonta. Por un momento había creído que iba a hacerlo e inocentemente una parte de mi lo había deseado.

¡Pero que tonta! Era obvio que un hombre como él no se fijaría en mi de esa manera cuando tiene a alguien como mi hermana a su lado. Ella era perfecta y yo una chica imperfecta en todos los sentidos.

Caricias que enamoran #1 [En Dreame] [sin corregir] ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora