Mire el reloj de mi muñeca por quinta vez en lo que resta de la mañana. Toque el timbre de la puerta de la casa de Leah de nuevo y esta no se abría.
Baje mis lentes de sol un poco y mire la puerta de madera maldiciendo en diez idiomas diferentes - cabe señalar que quien me enseño fue Mich - Frustrada pateé la puerta con cuidado de no arruinarla.
Estaba bastante tentada a irme y dejarla sin sus estúpidas fotos, pero mamá me lo había pedido como favor personal así que no podía marcharme sin mas o me llevaría el sermón de mi vida.
Pasaron varios minutos y toque el timbre de nuevo con la idea de que seria la última vez que tocaba y si nadie abría, me iría sin importar que.
Admire la casa una vez mas. Era hermosa y bastante grande. Nunca entendí como es que Leah se le había ocurrido comprar una casa de semejante tamaño en Florida. Yo no lo haría y eso que era mi lugar natal. Tal vez Leah había gastado un dineral en la casa, pero con un prometido millonario ¿Quien no se daría esos lujos? Además, nuestra familia tampoco es muy pobre que digamos.
Su casa tenia tres pisos. Por fuera era de color blanco. Ventanales enormes y que no le daban casi nada de privacidad. Cámaras de seguridad en cada rincón de la casa. Una enorme reja negra alrededor de la casa, un espacio enorme de jardines verdes y bien cuidados. Tenía una enorme piscina e incluso una fuente bastante bonita. Yo hubiera preferido algo mas pequeño y acogedor, pero claramente mi hermana era todo un caso. A ella siempre le gustaron los lujos aunque era bastante humilde y no presumía de lo que tanto poseía.
Tome la mochila negra que había dejado en el suelo y me la colgué en el hombro. Me negaba rotundamente a seguir perdiendo mi tiempo. Baje las pequeñas escaleras y a paso decidido comencé a alejarme por el enorme jardín.
Detuve mis pasos para dejar pasar un hermoso y elegante auto de color negro pero este se detuvo frente a mi. Fruncí el ceño esperando a que la ventanilla del conductor bajara completamente.
Los primero que vi fueron sus lentes de sol. Se los quito y me mostró el color verdoso de sus ojos.
- ¿Ya te vas? - Preguntó Reed con el ceño fruncido.
- Así es - Me encogí de hombros - Llevo media hora tocando pero nadie abre. No quiero seguir perdiendo mi tiempo cuando esta mas que claro que Leah no se toma en serio mi trabajo.
En los labios de Reed se dibujo una encantadora sonrisa, desvío la mirada por unos segundos hacia la casa y luego me miro de nuevo.
- Yo aprecio tu trabajo - Exclamo con tranquilidad. Logrando que mis mejillas se tiñeran levemente de rosa - Así que entremos y hablemos de esto.
Lo mire con seriedad.
Que Leah me haya hecho esperar me había hecho enfadar de verdad. Si no quería que yo fuera la que tomara sus estúpidas fotos de bodas, lo hubiera dicho y ya. Apreté los labios queriendo dejar bien en claro que ni en un millón de años me iba a arrastrar de nuevo hasta esa puerta. Abrí la boca dispuesta a despedirme pero Reed no me dejo hablar.
- ¡Por favor! - Pidió con amabilidad.
Suspire rendida y asentí con la cabeza. Reed sonrió complacido, se puso los lentes de nuevo y subió la ventanilla de su lujoso auto. Avanzo asta estacionarse justo en frente de la casa.
Ahora que veía bien el lugar, si que había caminado bastante para irme. Rendida me puse los lentes de sol de nuevo y camine de vuelta a la casa de Leah.
Reed ya había entrado a la casa dejando la puerta abierta para mi.
Si antes estaba impresionada por la parte de afuera, ahora mi mandíbula se había estrellado contra el lustrado suelo de esa casa.
Ni siquiera nuestros padres que gozaban de ciertos lujos, tenían una casa tan impecable y lujosa como esa. En mi campo de visión apareció la sala, cerré la puerta detrás de mi y camine asta uno de los sillones de color negro. Puse mi bolsa sobre este y luego me senté a espera de que Leah apareciera en compañía de Reed para comenzar las fotos de una buena vez e irme lejos de ese lugar que me provocaba jaqueca.
Una chica joven de mas o menos 20 años se paro frente a mi. Vestía de manera graciosa. Pensé que ya no existían las personas que le exigían a sus empleados un uniforme como ese. Ella parecía una sirvienta sacada de una película o telenovela. Su cabello rubio natural estaba peinado de manera graciosa y atada con una cinta blanca.
- ¿Le puedo servir algo en lo que espera? - Preguntó con demasiada formalidad para mi gusto.
- Solo un vaso de agua por favor - Respondí mirando a la chica con curiosidad.
Esta asintió con la cabeza e hizo una reverencia bastante curiosa. No pude evitar sonreír con burla en cuanto se dio la vuelta y camino a la cocina. No me burlaba de ella, sino de Leah. Nunca habría creído que a ella le gustara adiestrar a sus empleados de esa manera. Asta me hacia sentir en una especie de película o programa de bromas en donde había cámaras ocultas y en cualquier comento aparecería Leah Y Reed diciéndome que todo era una broma.
Seria los mas épico y gracioso que llegaría a sucederme en la vida. Asta tendría que pedir una foto con mi cara de WTF dibujada en mi rostro. Pero conociendo a Leah, las bromas no eran su estilo.
Siempre fue una amargada aunque se esforzaba por no serlo. Por eso siempre me lleve mejor con Nick que con ella, aunque no llevábamos una mala relación.
Nota: No se si las allá tomado por sorpresa que haya publicado hoy tres capítulos pero bueno. Solo voy a publicar una diario. Lo que pasa es que entre a los Demmys2018 y necesitaba cinco capítulos para poder participar así que aquí están xD espero que disfruten de esta historia tanto como yo disfruto escribiéndola.
Si les gusta lo que leen por favor recomiendala a tus seguidores y amigos. Me harías un súper favor y te lo agradecería eternamente 😄😄
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Caricias que enamoran #1 [En Dreame] [sin corregir] ⭐
RomancePrimera entrega de trilogía "Enamorados" Aria Harrison nunca se imagino que al conocerlo todo cambiara y que ella seria capaz de hacer cosas que nunca, ni en sus mas alocadas pesadillas se había imaginado. Enamorarse del esposo de su hermana mayor n...