Los gritos de la chica eran entre la risa y la felicidad, si novio estaba ahí, jugando con el equipo de la universidad además estaban ganando, era genial.
Ella sonreía cada vez que el la miraba y gritaba su nombre, gritaba mucho, después estaría afónica pero eso a ella no le importaba, ahí estaba su novio, ahí estaba el hombre que amaba, jugando el juego que mas le gustaba.
La chica tenia una camiseta que el había dejado de usar su novio con su nombre y numero, gritaba su nombre con felicidad cada vez que tiraba la pelota y el bateador no podía agarrarla.
Ella lo espero fuera de los vestidores, mirando a otras chicas que eran novias de los otros jugadores, ella sonrió suavemente al verlo, estaba medio sudado pero eso no le impidió a ella abrazarlo, sus brazos la rodearon con cuidado, pasándolas por su espalda.
—Lo hiciste increíble —Susurro ella pasando sus dedos por su cara, besando sus labios cuando el se sacaba la gorra.
—Te escuchaba gritar, así que gracias a ti estaba haciéndolo bien
—No seas tonto, tu eres bueno de por si —Susurro ella poniéndose la gorra de el con una sonrisa, su novio la miro un momento y suspiro felizmente, se acurrucó en ella, exhausto por el juego, por los entrenamientos y además la tarea pero aun así quería hacer todo eso.—Esta vez vi mas promotores que la otra vez—Le susurro ella Mié tras acariciaba su espalda y sonreía con cuidado pensando en que el podría ser uno de los jugadores mas buenos si seguía asi—Te miraban mucho, eso es muy bueno Sugino—Susurro ella y el levanto la mirada, sonriendo con cuidado, apretando el cuerpo de su novia contra el de el.
—Te adoro—Le susurro con cuidado haciéndola sonrojar mucho, aveces se le salían de esas cosas y lo hacia ver aun mas tierno de lo que ella creía que el era.—Mucho.
—Yo también Sugino—Susurro ella con cuidado, sonriendole, entonces tiro un poco de el para llevarlo a casa seguramente el le pediría que se quede y ella no se negaría, era de noche y caminaban por la ciudad encendida ante las luces.
Terminaron comprando comida rápida en una tienda cercana a la casa de el chico.
Caminaron por el lugar y ella se reía cuando el decía cosas tontas o esos chistes que no tenían sentido y eran tan malos que te hacían reír solo por ser tan malos.
Se giro a verlo cuando el se paro de repente frente a una tienda de niños, estaba viendo algo, aunque ella no sabia bien que, se puso a su lado y el paso un brazo por sus hombros.
—¿Ves algo que te guste?—Susurro ella mirando los juguetes que estaban ahí, todos eran juguetes que obviamente a los niños los mantendría distraído.
—Ese pulpo—Susurro el de repente, ella lo busco con la mirada y lo vio, un pulpo tierno de color amarillo—Me gustan los pulpos—Susurro el con cuidado, mirando a la chica que miraba fijamente al pulpo, ella sonrió suavemente y se giro a ver a su novio.
—Pues ¿Y si lo compras?—Pregunto curiosa, después quería saber porque tanto cariño a los pulpos.
—Seria tonto que lo haga.
—Yo creo que es muy tierno—Susurro ella con una sonrisa.
—Bien, lo compró.
Ella sonrió y lo vio adentrarse en la tienda.
—Si que eres tierno—Susurro ella.