Entonces el estaba frente de mi, parecía un hombre normal pero se notaba quien era si uno lo miraba de cerca, me invito pasar a su oficina, estaba bien adornada como cualquier otra pero tenia sus detalles curiosos que me llamaron la atención al saber quien era el, por ejemplo. Tenia una cruz pequeña en una pared, parecía tener un rosario en un mueble... detalles religiosos para alguien como el.
-Ven siéntate- me dijo con una voz ronca y aliento a ceniza.
-¿Cual sera nuestro trato?- pregunte mientras caminaba a la silla que me señalaba al frente de su gran escritorio.
-Es simple- dijo cercanamente mientras pasaba a su lado -tu contestas unas preguntas y yo te responderé algunas-.
-No te llevaras mi alma a cambio, ¿verdad?- le dije en tono sarcástico como si fuéramos viejos amigos.Me miro fijo y guardo silencio.
yo me senté en la silla y el apareció ya sentado frente a mi, su silla había cambiado a un trono de huesos, su traje se empezó a mostrarse quemado en ciertos lados y sus grandes cuernos empezaron a ser visibles. Estiro su brazo a un cajón del escritorio y de el saco de forma típica un contrato con una pluma negra. al momento que apoyo el contrato en la mesa con la pluma, un silencio abundo en la sala, solo estábamos el y yo, como si el tiempo se hubiera detenido, podía escuchar su tranquila respiración y sentir como la sala lentamente se llenaba de azufre.
-Bien, esto es igual de siempre, puedes leerlo tranquilamente, tenemos todo el tiempo existente, literalmente, una vez firmado no hay vuelta atrás, resumiendo solo tienes el derecho a unas preguntas y yo a otras, nada mas-
Mire el contrato y de re ojo mire su mano, tenia unas garras largas y rotas, sus manos ya eran viejas y mantenían un color rojizo con las venas marcadas y ya algo huesuda -¿no hay nada raro en el verdad?- le dije mientras acercaba el contrato a mi.
-nada, solo unas preguntas, puedes leerlo todo el tiempo que quieras-
Lo mire y su rostro actual me daba escalofríos, sus cuernos habían crecido, tenia el pelo mas largo de un color negro absoluto, sus ojos eran rojos y de el salían unos colmillos como si fueran de vampiros, lo único humano por así decirlo era su piel, que era como la de un hombre cualquiera.
-¿y bien? ¿aceptas?- me miro con tranquilidad mientras se refregaba las manos .
-Dame un momento- le dije mientras empezaba a leer el contrato que para mi sorpresa... era corto.
En el presente contrato la parte anunciada como "el" le concederá unas preguntas sobre cualquier temática al mortal de la presente firma, a cambio de esto, el mortal tendrá que otorgar algunas preguntas sobre cualquier temática. En las preguntas de ambas partes, esta prohibido mentir, de ser descubierto o siquiera a la mínima sospecha, el contrato se rompe haciendo que el mentiroso tenga que entregarle su alma y su poder al otro sin refutar ni derecho a reclamar. Al momento de firmar, podrán hacer las preguntas dentro de un pequeño plazo de tiempo, el ambiente se paralizara y nadie mas, incluyendo a dios, podrá saber que sucederá en esa sala.
Cuando termine de leer, mire al diablo y le pregunte -¿Ni siquiera dios sabrá que pasara aquí?-
El me miro fijamente -Ni siquiera el, ya que yo mismo en persona le pedí que me otorgara ese favor- lo mire con temor
-¿Como me aseguras eso?- le pregunte de manera firme.
Con una mirada cansada tomo el contrato y lo dio vuelta, cuando mire ahí estaba... la mismísima firma de dios -Ademas que el mismo escribió el contrato- Agrego mientras me miraba fijamente -¿o tu crees que realmente estaría de acuerdo en entregar mis poderes?-
Levante la mirada firme, me perdí en sus rojos ojos unos segundos y dije las palabras que tanto el esperaba -Firmare-Me sonrió mostrando sus dientes, entonces tomo la pluma con las dos manos y me la ofreció como si se la ofreciera dios, la tome y pude sentir como si fuera de carbón puro, estaba caliente y la tinta como era de esperarse... era sangre. Cuando termine de firmar, el contrato se incinero al frente mio y se materializo a su espalda colgado en la pared como si de el fuera su mas grande orgullo.
-Bien, empecemos... quiero que mires este reloj de arena, ya que cuando termine, habrá finalizado el tiempo- dijo mientras se acomodaba en su silla.-ok, aquí voy, ¿existe el cielo?- levanto la mirada y me contesto -si, mi propia existencia es prueba de ello, yo vengo de ahí y yo casi lo destruí- -¿cual fue tu función ahi?- le pregunte rápidamente -Como querubín protector, ungido y establecido por Dios, mi trabajo consistía en vigilar la gloria de Dios y dirigir la alabanza de los ángeles- dijo de mala gana -¿a que vienen tus cuernos?- levanto la mano y mientras se frotaba uno dijo -Pues me los hice yo mismo, así mantengo alejada la aureola de los ángeles... si, aun la tengo pero al tener los cuernos hace que no este ahí- me frote la barbilla y pregunte -¿cual es el sentido de la vida?- levanto los ojos como si estuviera cansado -Ninguno, el echo de vivir les da la oportunidad que ustedes le pongan un sentido, nada mas- cuando termine me incline apoyándome en la mesa y le dije -¿tus poderes son tan grades como los de dios?- me miro -Si, de echo estamos muy parejos, con el paso del tiempo e entendido como es el y e podido igualarlo pero sinceramente prefiero no enfrentarlo o algo por el estilo, ya que seria auto destruirnos y si no es que su gran ejercito me derrota primero... ¿Que es el amor?- lo mire fijamente algo extrañado -¿no sabes lo que es?- al escuchar mi respuesta me levanto una ceja mientras se mojaba los labios -No, al ser el diablo hay muchas cosas que no conozco ya que no se me permite sentir mas que odio, indiferencia y desprecio- me apoye en la silla y mire el techo mientras pensaba la mejor respuesta para alguien que no siente... -El amor... es como un sentimiento de apego, es cuando quieres el bien estar de una persona, te preocupas por ella y velas por que no le falte nada, creo que eso es el amor- el diablo me quedo mirando fijamente con una cara de duda... -¿Que te apega a las demás personas?- me pregunto mientras inclinaba la cabeza, lo mire un momento en silencio y le conteste -Creo que son las experiencias, las cosas que haces por ellas y ellas hacen por ti, obviamente también se involucra el amor-
mire el reloj y note que me quedaba poco tiempo así que decidí continuar con mis preguntas...-¿quienes entran al cielo?- dije de forma rápida-básicamente todos los seres creados por dios, todos ellos tienen derecho a entrar al cielo- -al ser tu también creación de dios, ¿puedes volver al cielo?- El diablo guardo silencio un momento y dijo - si, pero no quiero... no me siento merecedor de eso ya que cometí el mayor de los pecados, la peor deshonra y aquello que me marcara por siempre y para siempre- -¿cual fue ese pecado?- se acostó en la silla y con vergüenza dijo-fácil, internar hacer lo mismo que hizo dios- -dímelo a mas detalle- dije rápidamente -Intente crear vida, quería tener mas, quería poder tener a quienes me sirvieran como le hacen a dios, pero todo salio mal, son seres abominables que tuve que encerrar ya que nacen con el odio a flor de piel aunque aun así... los amo como hijos míos a mi estilo, según lo que me describiste de amar a alguien-
cuando termino de responder, quería formular una ultima pregunta pero el me interrumpió antes que pudiera decir algo -Bueno, creo que estamos en el tiempo- dijo mientras se inclinaba hacia adelante.
Me miro fijamente y me formulo una pregunta fuera de regla... -ahora que sabes todo esto... ¿Que vas a hacer con todo ese conocimiento?- lo mire resaltado -Pues es obvio! decirle a todos los que conozco que no importa lo que hagamos, iremos al cielo- El diablo estallo en carcajadas -Pero si ustedes no irán al cielo- mi sonrisa se desvaneció -¿porque dices eso?- el calmo su horrible risa y me dijo -Pues fácil, ustedes no son creación de dios, son la mía-
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Relatos cortos y otros cuentos
Science Fictionrelatos cortos sin conexión entre ellos