iii.iii Atravesé Fantasmas Para Llegar Aquí.

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iii.iii

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"Te dejaré atragantándote

En cada palabra que dejaste sin pronunciar

Reconstruiré todo lo que has roto

Y ahora sabes

Que cada herida me moldeará

Cada cicatriz construirá mi trono."

-Bring Me The Horizon, Throne.

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No fue verlo con sus propios ojos, aunque el efecto fantasmagórico que desmoronó la silueta de Odango lo dejo congelado, con sus adentros en shock.

No fueron los comandos de Haruka, furiosamente pulsando contra su oído, aunque, ¿por qué se sentía tan alienígena escuchar su nombre en esa ronca voz? Era absurdo pensar en eso ahora, en como Haruka-baka estaba cumpliendo su promesa de limitar su desprecio por él lo suficiente para llamarlo por su nombre— Pero— Pero.

Seiya corrió de la cama al umbral de la recámara en tiempo récord, tartamudeando mientras su cerebro se sumergía en cortocircuitos.

"Ella no... Acaba de... No está... ¡No está aquí!" La buscó por la sala, tocando la firmeza de las paredes, le tersa textura del sofá donde habían hecho el amor apenas unas horas. Abrió el refrigerador, sintiéndose de lo más ridículo. ¿Por qué encontraría a Odango en el maldito refrigerador? "Estaba conmigo un momento y luego—Desapareció. ¿A dónde diablos se fue?"

"¡Seiya! ¡Escúchame! Necesitas calmarte. "

Una agria risa lo orilló sobre la mesa del comedor. "No puedes pedirme que me tranquilice. No cuando no puedo..." Estaba temblando del poderoso miedo que se infiltraba por su ser. Su corazón no dejaba bombear, preparándose para explotar fuera de su esternón.

Su mente fue un desastre, un remolino confundido, desolado puesto que no—no podía encontrar aquel caluroso enlace que lo unía a- "No puedo sentirla, Haruka. No puedo sentir el resplandor de su estrella." -la luz que lo había envuelto desde la primera vez, estaba extinta.

Borrada de la faz del universo.

Y eso fue lo que lo afectó, más que cualquier otra cosa. Lo que lo impactó.

El vacío que reemplazó el majestuoso resplandor de Usagi Tsukino. Lo que lo bloqueó de toda objetividad: buscar por ella, y no encontrar absolutamente nada del otro lado.

Un abrumado suspiro chocó por la bocina. "Lo sé. Todas la sentimos desvanecerse. Necesitas calmarte, Seiya. Era por que llamábamos. El espejo de Michiru ha estado registrando una mortal anomalía en la continuidad tiempo/espacio de nuestro planeta."

"¿Nani? ¿Qué demonios significa eso?" Seiya no tenía una enciclopedia en su cabeza como Taiki.

El suspiro, ahora, estuvo lleno de impaciencia. "Significa que sospechamos que están naciendo grietas en el tiempo, y personas están saliendo de esta dimensión para entrar a otras, como consecuencia. Koneko-chan no es la única que se ha desvanecido en las últimas doce horas. Revisa sus cosas, ¿logró llevarse su broche consigo?"

Claro que no. Su suerte no podía ser tan buena. Seiya regresó a la recámara y ahí descansaba el corazón dorado de Eternal Sailor Moon en el tocador, burlándose de su infortunio. Yacía a lado del suéter de lentejuelas que Usagi acababa de sacar del clóset.

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