iii.v Atravesé Fantasmas Para Llegar Aquí.

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v.

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"Amé y amé

Y te perdí.

Y duele como el infierno."

-Fleurie, Hurts Like Hell.

[+][+][+]

Usagi soñó que estaba cayendo de la montaña rusa, arroyos de lágrimas corriendo por sus ojos del terror. Seiya gritaba a su lado, chillando como ella, con más sentido de aventura que Usagi. "¡Levanta tus brazos, Odango! ¡Levántalos! ¡Vamos!" No dejaba de alentarle, sus risas evolucionando a carcajadas. Usagi reía con él, gritaba con él, sus manos chocando juntas por los aires.

Luego despertó, el cristal dentro de su ser contrayéndose con alarma. Parpadeó para ahuyentar el sueño de sus ojos. El fuego que Shingo había producido estaba todavía vivo, los carbones incandescentes. Usagi estiró sus piernas por debajo de la bolsa de dormir. Buscó por su hermano con la mirada.

Se congeló.

Shingo estaba dormido, Persii acostada sobre su estómago, ambos roncando plácidamente.

Pero, alguien estaba parado sobre ellos. Usagi se sentó de inmediato.

Fue acostada de nuevo sobre el piso rocoso. Una fuerza invisible apretó sus muñecas contra la tierra.

"No puedo recordar una época donde fui tan ingenua como tú."

"¿Quién eres?" Luego, su cristal volvió a temblar y Usagi obtuvo su respuesta. "Sailor Cosmos."

La figura permanecía en las sombras, lo único visible siendo un par de zapatillas blancas y lo que parecía ser una larga capa del mismo color. Usagi luchó contra sus cadenas transparentes. Maldita sea. Había jurado proteger a su hermano a toda costa. No podía fallarle.

"Dime, ¿por qué soñabas con una alienígena?" La voz era femenina, melodiosa. Conocida. Usagi sabía que la conocía. Algo en su mente se bloqueó, sin embargo, al momento de entregarle una respuesta. "¿Cómo la llamaste? ¿Seiya...? No recuerdo que ese haya sido su nombre."

"¿Qué quieres con Shingo? ¿Por qué no lo dejas en paz? ¿Por qué le hiciste esto a mi planeta?"

Sailor Cosmos perdió toda la melosidad. Se hincó frente a Shingo. Cuando una mano pálida se asomó para acariciar sus cabellos cobrizos, Usagi gruñó frustrada por sus intentos inútiles de liberarse. Cosmos rio por su predicamento con crueldad. "Mírate, nada más. Llegas sin invitación a mi dimensión. A mi planeta. A mi hogar. ¿Y me maldices por dentro, si toco a alguien que me pertenece?"

Usagi respiró profundo, casi ahogándose por el aire pesado. Continuó con cautela. "Shingo-kun no es de nadie."

"Mm. Puede ser. Pero, ciertamente me pertenece más a mí que a ti. ¿Acaso no tienes a tu propio Shingo de dónde provienes?"

Usagi llamó a sus tsubasas, destrozando con el poder que la tenía cautivada en una batida feroz de alas. Cosmos se levantó al mismo tiempo que ella, las dos compartiendo la coreografía.

"Sugoi. El resplandor de tu Ginzuishou ha madurado más de lo que pude haber imaginado." Una zapatilla avanzó hacia ella, luego otra. Usagi comenzó a temblar. Tuvo un mal presentimiento.

Esta presencia... Esta persona. Su corazón se oprimió con una empatía por el corazón de hielo de esta Guerrera. Un dolor ajeno se estaba colando por su mente, un dolor que era más que familiar.

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