Art; shades of Blue [l.s]

18.

A Harry le gustaban los colores.

Le gustaban desde brillantes, como un amarillo, hasta opacos, como un gris. Le agradaba observarlos y se emocionaba cuando los usaba porque Harry pintaba y cuando lo hacía usaba todos los colores porque era arte y el arte no excluye solo une y Harry quería crear una obra maestra, quería crear un cuadro que transmitiera dolor, felicidad, tristeza y amor. Quería que notaran el coraje, la emoción, la angustia y el temor porque el arte debe hacerte sentir algo.

Louis fue al departamento de Harry el segundo día que Gemma había desaparecido y a Harry le hubiera gustado verlo sonreír con esas arrugas que se forman en sus ojos pero a cambio recibió lágrimas y sollozos de su parte. 

Al tercer golpe de la puerta fue cuando el ojiverde abrió y quiso rasgar un cuadro ahí mismo.

"Louis..."

El mayor escondía sus manos por las mangas largas de su suéter y Harry podía jurar que temblaba y él comenzó a temblar también solo de verlo. Lo abrazó y quizás era muy pronto y quizás Louis lo necesitaba y quizás Harry deseaba ese abrazo y quizás era algo erróneo pero ambos lo añoraban y cuando dos almas buscan algo con tanta ansiedad y euforia no hay manera de evitarlo; ambos se quedaron así por unos largos minutos y no querían separarse.

"Lo siento, Harry... Tu amigo el rubio me dio tu dirección hace horas y no sabía qué hacer y lo siento".

A Harry no le gustaba que Louis llorara porque, en primera, lo ponía mal y en segunda, su voz chillona desaparecía tornándose ronca por el llanto.

"Estás aquí"

Y tal vez Louis hubiera dicho algo sarcástico pero no era el momento. Se separaron pero solo para ver sus almas a través de sus ojos y Harry sentía una enfermiza necesidad de averiguar por qué ningún azul se comparaba con los de aquel chico.

"Es tarde, Harry"

"Ya lo sé por eso me alegro el doble de que hayas venido"

Y Louis sonrió pero solo porque Harry lo hizo.

Y el ojiverde decidió estudiar los colores, en especial el azul.