21 | Perdida

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Mi celular estuvo sonando toda la noche hasta que finamente decidí tirarlo, o mejor dicho, desecharlo, puesto que lo aplaste tan sólo cerrando mi mano, ni siquiera me tomó esfuerzo hacerlo. Me recordó al cuello de Kate, el cual rompí hace unas horas.

Una sonrisa se posa sobre mi rostro al recordar el incidente. Sé que está mal, pero de alguna forma siniestra, es justamente por eso por lo que me gustó tanto hacerlo.

Si mi vida a estado llena de caos hasta ahora, es tiempo de devolverle al mundo un poco de su mierda.

Avanzo por las calles de Beacon Hills en pleno amanecer. Todo aquel que me haya visto, probablemente crea haber visto un espíritu, mi cabello blanco, mi vestido rasgado y con manchas de sangre, mis ojos brillando en un azul casi blanco; podría ser la fantasma perfecta para la próxima película de terror más exitosa.

Por mas que las risas que suelto de vez en cuando al recordar el incidente con Kate, la manera en que disfruto del frío de la madrugada y como en algunas oportunidades me permito danzar junto al viento al son de una melodía inexistente puedan decir lo contrario, tengo un objetivo: Gerard.

La colonia cara que usa lo delata, recuerdo lo inmunda que me resultó cuando apareció en mi pequeño encuentro con Chris Argent, tal vez se deba a que mis facultades continúan despertándose a cada segundo, pero puedo recordarla a la perfección, y no sólo eso, también puedo sentirla.

A cada segundo que pasa me siento aún más libre que el anterior.

Una sonrisa maliciosa se posa sobre mis labios antes de empezar a correr en dirección al viejo.

Mis pasos se detienen casi a la salida del pueblo, ni siquiera estoy cansada. Me encuentro con un motel que parece estarse cayendo a pedazos, el olor a humedad es asqueroso, algunas ventanas están cubiertas con tablones de madera, hay un banco de madera roto en el porche del edificio que abarca las cuatro habitaciones contiguas. Lo cierto es que no me sorprende el hecho de no saber nada sobre el, probablemente dentro de cinco años ya se encuentra reducido a cenizas.

Justo a un lado de la segunda puerta que cuento, se encuentra Chris recostado sobre la pared amarillenta detrás de él. Es cuando lo veo que comprendo que acabo de ser engañada: él está utilizando una gran cantidad de la colonia de su padre. Ladeo la cabeza y sonrío ampliamente mientras él lleva un cigarrillo ya bastante consumido a sus labios, comienzo a acercarme mientras el Argent me observa.

  —No pareces sorprendido por mi presencia—comento alzando ambas cejas.

  —Tus amigos nos hicieron una llamada—dice Chris sacando el cigarrillo de sus labios para luego lanzarlo al suelo y allí pisarlo—. Mataste a mi hermana.

  —Oh, puedes darme los agradecimientos luego—Ya me encuentro en el porche, a tan sólo un metro de el hombre—. No es por ti por quien vengo Chris, y con todo lo que ayudarás a mis amigos en un futuro me daría mucha pena también tener que matarte—digo haciendo un puchero y fingiendo pena—¿Por qué no mejor nos salteamos la parte donde peleamos y yo gano, y luego te torturo para que me des la información que necesito?—propongo, a lo que él alza ambas cejas y sonríe levemente—, ¿Donde está tu padre?

  —Verás, Evangeline—habla luego de soltar una pequeña risita—. No voy a decirte eso.           

  —Verás, Chris —Poso mi dedo indice sobre su hombro y hago presión—. Ya no soy la Evangeline que conoces—advierto para luego soltarlo, luego de ello, suelto un suspiro y me hundo en hombros—, pero está bien, sólo quería matarlo aquí para tener algo de emoción, supongo que deberé hacerlo cuando esté en silla de ruedas luego de que su plan para ser mordido fallara.

Paradox ↯ Teen WolfWhere stories live. Discover now