10 | Cita con el veterinario

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 Una sonrisa se posa sobre mi cara al finalmente ver una cara conocida.

Retengo mis ganas de saltar sobre el hombre frente a nosotras para abrazarlo con fuerza, puesto que si bien yo sí lo conozco, él aún no lo ha hecho.

  —Deaton —saluda Talia sonriente.

  —Talia —responde él dela misma manera que la castaña para luego mirarme—, tú debes ser la chica de la que tanto me han hablado —comenta, a lo que yo asiento en respuesta.

No voy a mentir, me está costando no preguntarle si me recuerda, sé que aún no me ha conocido... Pero dios, ¡Está igual a como lo recuerdo!, ¿Es qué acaso el tiempo funciona distinto para los druidas?  

  —Por favor, pasen, tendremos más privacidad dentro.

Ambas nos adentramos en la clínica en la que tantas veces ya he estado junto a Scott y los demás. Lo cierto es que no puedo dejar de sentirme extraña. El ya haber estado en el lugar y, a la vez, ser consciente de que es técnicamente la primera vez que lo pisas, es muy curiosa.

La clínica no ha cambiado demasiado, o mejor dicho, no lo hará. La misma mesa metálica rectangular y los mismos estantes, repletos con frascos y distintos objetos destinados a la ayuda de animales y entre los cuales estoy segura debe haber bastantes en realidad destinados al control de lo sobrenatural.

  —Voy a arriesgarme a decir que tú eres la chica de la que Talia me ha hablado —dice el hombre sonriente y yo sólo asiento dedicándole una pequeña mirada a Talia—. La viajera del tiempo.

Durante unos segundos me veo victima de la sorpresa. Mis ojos se abren de par en par clavándose sobre la castaña a mi lado, quien simplemente sonríe, mi corazón late con mayor fuerza durante unos segundos hasta que comprendo que, al ser su druida, Talia no debe guardar secretos con el hombre al otro lado de la mesa.

  —Eva—me presento luego de sacudir levemente mi cabeza.

  —Es un gusto—dice para luego pasar su mirada a Talia—. Ahora, imagino que si apenas ahora la traes aquí no es para que pudiera conocerla.

Talia asiente y entonces su mirada se encuentra con la mía, mi sonrisa desaparece y cierro mis ojos para centrarme en lo importante por muy contenta que esté de haberme reencontrado con Deaton y los reabro luego de unos segundos, soltando un suspiro mientras la seriedad cubre mi rostro.

  —Necesito tu ayuda—digo sonando frágil—. Cosas extrañas están empezando a pasarme y... Tengo miedo—confieso finalmente  haciendo que Talia posee una mano sobre mi hombro en señal de apoyo.

  —¿Cosas extrañas?—pregunta el druida frunciendo su ceño—, ¿Cómo qué?

  —En primer lugar... Jamás teñí mi cabello de blanco—respondo bajo la atenta mirada de Deaton—, y, en segundo...

Mis ojos recorren la metálica mesa hasta dar con unas tijeras, entonces la tomo y me abro una herida en la palma de la mano y si bien arde lo suficiente como para sacarme un quejido, empieza a cerrarse tan sólo en cuestión de segundos. 

  —Y esto no es todo—agrego con preocupación—, también estoy teniendo más fuerza, y me refiero a ese tipo de fuerza que una chica enclenque es incapaz de conseguir en una noche y sin hacer absolutamente nada.

Deaton asiente con su ceño fruncido como si estuviese pensando, posiblemente buscando en los registros dentro de su mente algún ser sobrenatural de cabello blanco que encaje con la descripción que le estoy dando sobre lo que me sucede.

  —Es justo como si...

  —Como si se estuviera convirtiendo en una mujer lobo—completa Talia por mí con seriedad—, ¿Tienes alguna idea de qué puede estar sucediendole?

Paradox ↯ Teen WolfWhere stories live. Discover now