sudando frío

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Pasaba más de las dos de la mañana y yo estoy a punto de terminar el proyecto del Lunes.
Y hoy. Hoy es viernes a las dos con trece minutos de la madrugada.

Sí, lo sé me queda tiempo para eso.

Pero quiero pasar el resto del viernes, sábado y domingo en paz, más porque no tengo clases este viernes por la tarde, bendito seas.

Así que planeo dormir hasta que se me pegue la gana para despertar y largarme a la calle mis días libres.

Termino de acomodar la información en mi carpeta, escribo unas cuantas líneas clave en una hoja en blanco y la guardo en mi escritorio.

Me giro en mi silla con ruedas dando un par de vueltas y me impulso hasta el interruptor de la habitación sin salir de mi cómoda silla, alcanzo con mi dedo y apago la luz.

Ahora solo queda iluminado por la pequeña lamparilla de mi escritorio y la luz del cielo desde mi ventana.

Lentamente me acerco a mi trabajo dando vueltas con mi silla.

Observando mi escritorio algo desordenado haciendo que vagamente el retrato de mi mejor amigo sobresalga, ya recuerdo, me había regalado en Navidad, cuando éramos unos vagos y nos tomamos esa foto.

Marco tenía la cara completamente colorada mientras yo le besaba una mejilla.

Arriba de nosotros Berthold se estiraba con una rama de muérdago.

Recargué mi cabeza en el frío mueble con un suspiro al recordar cómo después Reiner se doblaba de risa al tomar esa foto.

Se siente bien, se siente cómodo, mis ojos están pesados a el punto que me es imposible abrirlos de nuevo.

Me desperté con el ruido de la puerta de la habitación abrirse.

Aún estoy en mi silla y cierro mis ojos pesados para después tallar con mi muñeca mis párpados.

— ¿Mamá? — cuestioné con mi voz somnolienta para ver después la figura de un hombre acercarse a mi.

— lamento haberte despertado — se disculpa dulce y acaricia mi mejilla.

— ¿¡ Marco!? — que rayos estaba haciendo a esta hora en mi habitación, él vivía como a veinte minutos de mi barrio.

— Oh, Jean, — gimió tomando mis hombros haciendo que mi espalda se pegara a la silla. — estoy desesperado — añadió y se sentó en mis muslos.

— ¿Q-que estás haciendo? — chillé tratando de mirarlo, pero estaba muy cercas que lo único que podía ver era su mandíbula. — ¿¡ Marc- !? —

Me besó, fue algo muy repentino que hizo nuestros dientes chocar algo torpe.

Mis ojos estaba abiertos, podía ver tan cercas sus grandes pestañas, sus cejas curvadas y las pecas que adornaban su rostro.

Intenté separarle pero una de sus manos tomo desde mi nuca el agarre  presionando aún más.

Su otra mano tomo una de las mías y la guió hasta su cadera.

Instintivamente enterré mis dedos en su trasero haciéndolo jadear en mi boca, y wow.. admito que la manera en que movía su redondo culo era espectacular, mandando así ondas de placer cada ves qué me hacía frotar contra él.

No sé cuándo mis ojos se entrecerraron, ahora mis dos manos viajaban y tocaban por donde menos imaginé.

Su aliento quemaba en mi boca con sabor a menta.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2023 ⏰

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Una hermosa pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora