Adiós costumbre

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No me gusta la idea de despertarse en las mañanas, exceptuando los primeros cinco segundos en los que estas despierto y tus pensamientos no te llenan la conciencia.

Abro los ojos y apaga el despertador que chilla de una manera insoportable y emite una luz que hace que cualquer especimen que posea pupilas haga lo que sea por apagarla y poder descansar la vista.

Estoy tan cómoda en mi cama que me gustaría desvivirme ahí. Pero nadie escapa de la cruda realidad. La mía: las clases

Ya que no tengo mejores opciones me levanto y voy al baño. Al lado derecho del cuarto hay un gran espejo donde admirarse, o en mi caso, solo mirar. Mi cabello está como un nido de pájaros y mi boca tienen un sabor amargo. Y me salió una espinilla más, que genial, irradio felicidad.

Me quito el pijama de polar suave que tengo y me meto a la ducha, recordando que tenerla es un privilegio de pocos (alto rango). La gran mayoría de las redes subterráneas de agua colapasaron después de la gran crisis nuclear y posterior terremoto mundial, por lo que en casi todas las casas de lo que queda de esta cosa llamada mundo quedaron sin suministro de agua. Para paliar esto, alto rango creó una especie de "duchas públicas" y "centros de acopio de agua", que se encuentran en el centro de la ciudad. Éstos son usados por la gran mayoría de las personas, ya que no hay mucho más por lo que optar para poder tener este suministro tan importante para cualquier ser vivo. Creo que se dieron cuenta al fin que el dinero no se come ni se bebe.

En fin, estas soluciones parches que hizo alto rango, entre muchas otras cosas más, hacen que la gente los ame con fervor. Creen que a ellos le deben la gran estabilidad que creen poseer ahora, pero no recuerdan que nada de esto pasaría si ellos hubieran usado el cerebro en la cabeza y no en el bolsillo. Aunque claro que eso le pasa más a la gente mayor. Los chicos de mi edad son más conscientes de cual es la realidad. Por algo todo lo que me han molestado estos años ¿no?

Siento el agua caer alrededor de las redondeces de mi cuerpo y me sigo sintiendo enrabiada. Tal vez sea una estupidez, pero encuentro injusto tener tantos privilegios solo porque "podemos". Tener cosas como agua potable a destajo mientras que hay personas que hacen filas que duran minutos eternos es más que injusto. Poder comer hortalizas frescas debido a las reservas echas por los pertenecientes a GLIAR, mientras que la mayor parte de la gente debe conformarse con alimentos tan adulterados genéticamente que ya ni se parecen a lo que deberían ser. Que mi casa esté en uno de los pocos paisajes que se conservan con árboles mientras que la ciudad solo posee cemento que crece de manera desmedida en todos los lugares es inaceptable. Y tantas cosas...pero al menos ellos no viven con la culpa de sentirse parte de todo lo que pasó. Porque siento que tengo un compromiso desde el útero de mi progenitora de la culpa. Tal vez muchos dicen que son tonterías de adolescentes sentirse culpables de cosas que ellos no manejan (sicólogos con los que he hablado me lo han dicho directamente), pero soy una adolescente y eso les cuesta comprender. Que no tengo la maldita madurez de un adulto y que solo actúo por lo que he sentido durante estos años de vida. Soy una jodida adolescente en un jodido mundo que me harta, que hace que mis pensamientos se nublen y no quede más que tinieblas tenebrosas entre ellos.

Trato de alejar todo eso de mi sique y sólo me dedico a lavarme el rostro, pensando en como me gustaría que deshacerse de las sombras de nuestro ser fuera tan fácil como sacar las impurezas de la piel.

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Mantequilla, pan, mermelada de oslena (fruto mutado que posee un sabor bastante dulce, con unos raros pero sabrosos toques de manjar, algo bueno de la ingenería genética siquiera) y mucho grano de café se encuentran sobre la mesa del desayuno.

Me siento a la mesa donde mis progenitores están sentados, comiendo su desayuno mientras están pegados como idiotas viendo en su slimnet las noticias de hoy. Me voy a sentar al lado de mi prima, quien tiene un gran batalla entre sus dientes y su enorme sandwich repleto de mermelada. Es delgada, pero tiene un hambre voraz que si pudiera comeria todo lo que hay en la mesa. Pero claro, una dama nunca puede perder la compostura...en público.

Y si hubiera un finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora