Escritos del alma

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Han pasado dos semanas y media desde aquel puto día en el que perdí mi cuaderno. No sé que hacer. Ando angustiada todo el tiempo y me aflije no saber su paradero. Mi alma recayó en las manos de algún tipejo o tipeja y quizá que hará con ello ¿lo publicará? ¿me lo restregará en la cara? ¿planificará algún tipo de bullying colectivo hacia mi persona? Me atormentan esos pensamientos todos los días. Me quedé con la mente triste y taciturna. Lo único que hago para alivianar todo es leer lo que me encomiendan en el colegio y hacer mil y un análisis de aquellos textos.

Debido a la incomodidad que sentí al estar con Joseph y los guapos decidí alejarme de ellos. A veces algunos me saludaban en los pasillos o en las clases, sobre todo Joseph que a veces iba a la biblioteca a verme, pero solo les sonreía y me iba furtivamente.

Joseph no planeaba dejarme en paz y siempre me buscaba por más que le dijera que no quería su cercanía, por lo que me cambié de refugio. Escogí un pasillo ligeramente polvoriento del tercer piso. Ahí hay unas salas que no se usan ya que muchos de los muebles están algo maltratados por el paso del tiempo. El corredor es de un color verde agua y tiene la iluminación suficiente para que pueda leer lo que se me exije.

Entre mis manos está un texto que me encomendaron leer en la clase de Relaciones Humanas: El conflicto milenario, escrito por una de las sicólogas más importantes del siglo XXII: Elisa Sagredo. Todo el texto más que nada habla sobre como la relación entre padres e hijos se ha ido deteriorando con el paso de los años, y como los hijos solemos ver a nuestros progenitores como verdaderos villanos y que casi nunca es así y bla bla bla...como si ella me hubiera conocido. También toca el tema de las relaciones entre los jóvenes en todo sentido de la palabra relación. Para mi gusto: un libro tedioso.

Una de las citas del libro que me recomendó la profesora Petersen para que analizara a fondo dice: Tanto hijos como padres aluden a que ninguno de los dos tuvo la posiblidad de escoger si querían al otro para tener un lazo cosanguíneo tan fuerte como el que poseen. El 45.85 % de los jóvenes que encuesté dice estar inconforme con la familia en la que le 'tocó' vivir, o al menos con uno de los dos padres. Que su vida sería mejor si su núcleo familiar fuera distinto, y se refugian en que por culpa de sus padres tienen tantos problemas en su existencia. Pero lo cierto es que los padres que a cada uno le toca jamás serán los mejores padres del mundo, porque, digámoslo de una vez, no existen. Los padres que tenemos nunca serán los mejores, porque son defectuosos como todos los seres humanos. Se equivocarán un montón de veces y pueden llegar a ser hasta injustos y abominables en ocasiones. Pero les aseguro que los padres que cada uno tiene son los que exactamente necesitábamos para existir y para fortalecernos como ser humano que siente, y son los que cada uno precisa poseer. Podrás tener padres que no quieres en lo absoluto, pero ninguna otra persona te potenciaría a ser lo que eres excepto ellos.

Definitivamente es una tontería este libro. Una idiotez. Esos dadores de gametos no me han ayudado en nada. Claro, tengo un techo y comodidades, pero todo ese pasado tan turbio jamás me ha dejado sentir algo de amor por ellos.

Admito, hubo una época cuando era niña que sentí afecto por ellos. Pero todo dejó de ser así cuando un estúpido apoderado corrió la voz de que su hijo no podía estar en el mismo colegio que el de la hija de unos asesinos. La información se extendió como la peste ya que la profe no supo mantener eso privado, y la única a la que le afectó fui yo. Poco tiempo después empezó el bullying. Yo solo tení un poco más de ocho años y ya había empezado a detestar mi vida. Lo más raro es que nunca supe como ese apoderado sabía en que habían trabajado mis padres, supongo que tampoco me interesa saberlo a estas alturas.

Supongo que si una niña pequeña sufre un trato así debido a ese motivo, es bastante difícil que pueda sentir algo menos que desprecio por sus progenitores.

Y si hubiera un finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora