Diagnóstico

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- Guapuras andantes y sonantes, os presente a Lía asustadiza Vergara - Joseph hace un ademán con la mano indicando donde yo estaba parada mientras se dirige a su puesto.

Mi cabello estaba bastante húmedo, y la polera de Donatella me queda bastante ajustada, lo que me desagrada bastante. Pero es mejor eso que parecer sirena de pantano.

Los "guapos" me quedan mirando con cara de desconcertados, lo cual es bastante incómodo. Sé que no es usual verme transitando por esta zona, pero soy un humano más como todos ellos. No es que tenga cinco tentáculos o flores en lugar de ojos. Soy lo bstante común para darme cuenta de ello.

Creo que es como la segunda vez que entro al comedor y me sigue sorprendiendo lo amplio que es este lugar. Las paredes amarillas son altísimas y hay grandes vidrios digitales que emulan ventanas, los cuales constantemente muestran idílicos paisajes con los cuales las personas antiguamente se regodeaban. Hay alrededor de mínimo 120 mesas, con capacidad de 6 personas cada una. Y el tragaluz que hay sobre nosotros es magnífico. Una de las pocas cosas que me gustan en la actualidad.

Veo a los "guapos" y hago una pequeña mueca. Está Ignacio Arriagada luchando con un pedazo de carne de res, es castaño, flacucho, de lentes de armazón tan delgado que parece un hilo y una voz algo pastosa. Se caracteriza por tener una risa bastante contagiosa. A su lado, jugando con la cuchara con una especie de flan está Adam Riemann, que es algo bajito y pecoso y cabello tan rubio como la yema de un huevo. es un excelente compañero según he visto. Al final de la mesa está Robert Brown, es moreno y de rasgos algo duros, casi nunca lo hemos oído hablar, pero es bastante notorio que con sus amigos su introversión se anula completamente.

Donatella carraspea.

- Emmm...si fueras tan amable, nuestros ancestros crearon un objeto fundamental en nuestras vidas, tiene soportes y uno puede sentarse en ellas: "Las Sillas" - pone mucho énfasis al decir eso- te recomiendo que la uses - me guiña un ojo y se sienta junto a Robert.

Yo solo miro la silla y me dirijo lentamente hacia ella, hasta finalmente sentarme, dejando el cuaderno en mi regazo.

- Así que eres Lía - dijo Ignacio - bienvenida a nuestra mesa - hace un ademán frente a la mesa - ¿qué quieres comer? Nosotros os lo compramos.

- Emmm...da igual, algo barato supongo - dije alzando los hombros.

- Okey - le toca el hombro a Joseph - Garzón, traiganos su especialidad por favor.

- Galletas de agua y mermelada de durazno al instante - se levanta y camina hacia el mostrador de comida.

- ¿Cuales son tus raíces? - dice Ignacio.

- ¿Disculpa? - le pregunto,y podría asegurar que Donatella dijo "ya empezó este niño".

- De que nacionalidad eran tus padres antes de que pasara todo lo que pasó - dice alzando las manos como si hubiera dicho la cosa más obvia del mundo - por ejemplo, mis padres son chilenos ¿cuál es el origen de los tuyos? - me dice mirándome a los ojos.

- Emm, mi madre es canadiense y mi padre es chileno - dije con una pequeña mueca.

- Excelente, tal vez somos primos lejanos - dice Ignacio alzando las cejas.

- Mmm quizá - digo mientras aprieto los dedos de los pies. Siempre hago eso al estar nerviosa al hablar con muchas personas. Digamos que para los trabajos en grupo me las arreglé para tener una autorización para hacerlos sola. Insisto, no es que me aleje de los demás, solo que para mí es menos incómodo de esa forma.

De repente todo queda en silencio absoluto. En eso llega Joseph con la comida a la mesa.

-  Noto este lugar levemente tenso - dice él - ¿por qué será? - se rasca la barbilla.

Y si hubiera un finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora