UN PROÓLOGO MUY CORTO

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EL GRAN VESTÍBULO DE EVER AFTER HIGH OLÍA a cera para suelos y a piedra antigua mezclada con el aroma a almizcle de la magia. El fuego de la chimenea ardía con llamas azules. Junto al arco de la puerta, una rana encantada repetía: <<Bienvenidos a la ceremonia del Día del Destino. Por favor, tengan cuidado con el escalón. Croooac>>. Los estudiantes de segundo pasaban junto a la rana - algunos se tropezaban con el escalón – y salían solamente del instituto. En la explanada del castillo, el público aguardaba sentado en sillas doradas. Más allá de la garganta del río, el Bosque Encantado centellaba con los brillantes rastros del polvo de las hadas. Pero los estudiantes no se habían reunido en la explanada para admirar la vista. Todos los ojos estaban posados en el director Grimm, de pie en la tribuna. Se alisó el pelo, que ya empezaba a encanecer, y sonrió a la audiencia. Levanto El Gran Libro de los Cuentos para que todos pudieran verlo. La magia brotaba de sus tapas incrustadas de oro como un remolino de brillantina.

-Hoy es el día más importante de Ever After High. De hecho, es el día más importante del País de Siempre Jamás – la audiencia vitoreó -. Este año, el Día del Destino es su día – dijo el director a  los estudiantes de segundo, que estaban colocados en la fila frente a las escaleras por las que se accedía a la tribuna. Iban vestidos con sus atuendos oficiales para el Día D: hermosos vestidos de baile, elegantes trajes principescos, vestidos con cuerpo de sirena de los que goteaban pequeños charcos salados -. Hoy es el día en que darán el primer paso para aceptar su glorioso destino de cuento de hadas. En cuanto firmen El Gran Libro de los Cuentos quedarán unidos por un vínculo mágico al cuento de sus padres y lo revivirán. Así, su cuento, su destino, e incluso su propia vida permanecerán para siempre. – El director colocó con cuidado el libro en la tribuna y dio paso atrás.

El primer estudiante en subir las escaleras lo hizo montado en el lomo de un ratón que rodeó la tribuna por un lado. El diminuto muchachito desmontó del ratón y aceptó que su destino sería ser el próximo Pulgarcito. En el libro, su firma era una minúscula mancha del tamaño de una hormiga. La hija de un hada madrina se alzó los lentes y firmó su promesa de convertirse en la futura ayudante de Cenicienta. Una futura bruja, vestida con el sombrero puntiagudo y vestido de negro de su madre (bajo cuya bastilla hecha jirones se adivinaban unas sandalias color lavanda), firmó con el ceño fruncido, mientras se secaba una lágrima furtiva de la mejilla.

Mientras todo el mundo contemplaba la escena con interés, había dos personas en la audiencia que apenas respiraban. Ni siquiera parpadeaban. Una se echó hacia adelante, ansiosa de que llegara su turno de firmar. La otra se retrajo, como si acercarse demasiado la pusiera nerviosa. Ambas tendrían la oportunidad de estar frente al libro en un año. Y la elección de una de ellas cambiaría el País de Siempre Jamás para siempre… jamás.

Ever After High  El Libro del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora