1-1=0.

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Jihoon estaba en un dilema consigo mismo.

Cuando él se dio cuenta que todos los de su instituto le quedaban mirando cuando pasaba por los pasillos para ayudar a un profesor o incluso por aburrimiento, cayó en razón de por qué le decían que era un chico popular. No le agradaba ni le provocaba un profundo rechazo, simplemente era algo nuevo para él. Andar en la boca de todos sólo por respirar no se pondría ni por asomo entre sus cosas favoritas.

Menos cuando los rumores empezaban.

Ahora, si nos ponemos sinceros y lo vemos de un punto de vista concreto, difícil era que Jihoon no llamace la atención con tal belleza de ojos redondos, brillantes e hipnotizantes. Sus labios eran regordetes y rosados, más deslumbraban cuando Park decidía poner un poco de brillo en ellos y se hacían sumamente tiernos cuando se avergonzaba, frunciéndolos mientras sus pómulos se volvían como dos pequeñas bolitas y sus orejas ardían. Su cabello castaño como el chocolate se veía adorable, siendo muy tentador al tacto. Jihoon era un hombre sumamente guapo y éso él lo sabía.

Pero, volviendo al tema, ésto también tenía sus desventajas.

Todos creían con bases que cualquier persona que viese a Jihoon caería rendido a sus pies por sus risas nerviosas y guiños exagerados, incluyendo también a los amigos del involucrado. Cada vez que el castaño conversaba con alguien por mucho tiempo empezaban los rumores de la más caliente relación en el instituto y Jihoon se veía muchas veces sin amigos porque todos se alejaban de él al saber dónde se estaban metiendo.

Por eso, apreciaba mucho a Jinyoung y Seongwu, una de las pocas personas con las cuales podía hablar sin miedo a tener muchos recelosos viendo con ojos filosos.

—Jihoon, basta ya.

Aunque igual fuesen como un grano en el culo cuando se lo proponían.

Una de las desventajas que tener amigos conllevaba, era que ellos podían leerte como la palma de su mano luego de un tiempo. Jihoon odiaba de sobremanera no poder controlar sus emociones incluso cuando uno de sus sueños frustrados era ser actor. Jinyoung y Seongwu podrían echarlo todo por la borda.

Miró de mala manera a los dos chicos que le miraban con ojos jocosos, una sonrisa insinuante bailando por sus labios. Jihoon se sintió enrojecer mientras agachaba su mirada.

—Quién diría que a Jihoon le encantaban los basquetbolistas — bromeó Seongwu con tono indecoroso, chocando las cinco con Baejin cuando el nombrado se encogió en su lugar pavoroso y con orejas rojas.

—Cállense — espetó, ceño tiernamente fruncido. Cuando levantó su cabeza sus ojos no evitaron volar hacia la razón de sus burlas.

Pero no era para menos, claro está.

Lai Guanlin podía tentar a cualquiera.

Dos años menor que él, el más joven seguía siendo igual o más hablado que Jihoon por el instituto. Llegando como un don nadie que ni siquiera manejaba bien el coreano, encantó a los estudiantes con su rápida forma de aprender y su inglés fluído, sonrisas ligeras que mostraban todos sus prelados dientes y ojos achinados en cada una de ellas. Era simplemente perfecto, con una expresión seria que robaba miradas y risas que robaba suspiros, Jihoon incluido.

Su gran altura y talento le permitió ser la estrella del equipo de básquetbol de la escuela y hasta de otras instituciones le conocían por lo mismo. Su cabello negro siempre terminaba mojado y desordenado después de las prácticas y sus orbes brillaban como dos pequeñas aceitunas. Su tez, blanca como la nieve, resaltaba con elegancia hasta las gotas de sudor y– simplemente, el mayor no podía evitar mirarlo cada vez que pasaba por su lado o se sentaba dos mesas más adelante que él.

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