¿Existía algo mejor que ser el novio de Yuri Plisetsky? Si, ser el esposo de Yuri Plisetsky.
Sonrió al ver a su gatito entrar con una bandeja — Buenos días Beka y feliz cumpleaños — le dejó la comida en la cama, era lindo ser consentido una vez al año. Normalmente era él quien preparaba la comida en las mañanas, eso también le encantaba.
— Buenos días — beso sus labios sonriendo de esa forma sensual única en él, sus ojos se había topado con las marcas que decoraban el blanquecino cuerpo de su ahora esposo. Tenían su propia casa en Londres y estaban viviendo su primer año de casados entre mucho sexo, amor, mimos y palabras dulces.
Vivian solos, experimentando la rutina completa. En el proceso descubrieron que no fue muy diferente a la normal, porque en su departamento de Rusia hacían lo mismo solo que a veces intentaban portarse mejor cuando Nikolai llegaba a casa.
— Beka di aahhh —
El kazajo no se hizo de rogar y recibió gustoso un pedacito de panqueque en forma de corazón, Yura podía ser de lo más cursi cuando se lo proponían — ¿Cuáles son tus planes? —
Yuri se quitó la bata de animal print de seda mostrando un sensual conjunto blanco — Today I'm going to call you daddy — murmuró iniciando a reproducir un suave canción y con eso bastó para dejar de lado el desayuno.
Haberle pedido matrimonio era sin duda la segunda mejor decisión de su vida, la primera fue pedirle ser su amigo.
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