–¡A jugar fútbol!– anunció Thomas–. ¿Juegas fútbol?
Alena alzó una ceja.
–Jugar así como bien... no mucho– Thomas de todas formas la tomó del brazo y la llevó a jugar.
Nico terminó desmayado en el suelo, fue un punto para el equipo no conformado por Thomas, Alena y Marco, y Alena finalizó sin aire en el suelo.
Ya en la noche, ambos se recostaron en la misma cama, un tanto incómodos.
–Estoy cansado– murmuró Marco.
–Yo también– lentamente Alena se acurrucó en su pecho. Se quedaron dormidos.
–Alena... despierta– murmuró Marco, grabándola con la cámara.
–¿Qué pasa?
–Mi amorcito, hoy empieza el show– a Alena se le aceleró el pulso al escuchar ese apodo.
–¿Mi amorcito?
–¿Cariño, gorda, linda? Yo qué sé– rió y dejó de grabar.
–Mi amorcito suena bien– murmuró. Él ya se había ido.
***
–Ahora vamos a presentar a Nico, el Dios de batería, tocando su linda melodía: «¿Por qué mi mamá no fue hombre y me apedillé Reus con e, u y s?»– leyó Marco desde el papel.
Nico se desmayó sobre los platillos.
–Bueno... ahora viene Alena, quien nos va a cantar una canción. Fue difícil convencerla, generalmente solo lo hace a nivel profesional, pero aquí la tenemos.
Alena se acercó al micrófono y cantó una pieza junto a Marco. Thomas observó a ambos y juró que ese era amor verdadero, y por unos instantes ambos lo creyeron también.
–¡El beso!– gritó Thomas cuando terminaron de cantar.
Marco y Alena se miraron por unos instantes y posteriormente decidieron hacerle caso. Alena pudo sentir un gigante zoológico en su estómago moverse con ese beso.
***
–Contesta– murmuró a su teléfono. Estaba llamando a su hermana, pero esta no le contestaba.
–¿Viste la cara de mi papá? Le encantó. Eso fue de locos– escuchó a Marco decir tras suyo, así que cortó la llamada y lo miró. Se le aceleró el pulso.
–Sí, o sea, es muy raro besar a alguien y no sentir nada, es como: ¿por qué no siento nada?– rió nerviosa. Marco alzó una ceja.
–¿En serio? ¿No sentiste nada?
–No... ¿tú?
–Tampoco– se lamió los labios–. Aunque, creo que es necesario un ejemplo más largo, ¿no crees? Digo, no puedes sacar conclusiones de algo tan corto como eso.
–¿Qué?– antes de que pudiera decir algo más, Marco tomó su cara entre las manos y la besó.
Fue un beso mucho más largo que el anterior, y mucho más intenso. Cuando se separaron ninguno de los dos tenía aire.
–¿Y ahora?– preguntó, aún tomándola de las mejillas.
–Necesito otra muestra, para corroborar– ahora ella tomó la iniciativa de besarlo.
Lo lanzó en la cama, pero rodaron hasta caer en el suelo, ella encima suyo.
–¿Estás bien?– preguntó sobre sus labios.
–Sí– volvieron a besarse, y la ropa, por arte de magia desapareció.
***
El día siguiente jugaron con Nico, aunque cada veinte minutos el niño sufría uno de sus ataques y se desmayaba. A la distancia, Thomas y Melanie los observaban, curiosos de cómo sería si tuvieran un hijo.
Ya en la noche, Alena trató de convencer a Marco de que le enseñara uno de sus escritos. Él se negaba, pero ella se lo quitó y terminaron en una pelea de cosquillas, con ella encima suyo en la cama.
–¡Vamos! ¡Quiero leerla!
–¡No está terminada!– aún así no la lograba convencer–. Mejor te la leo yo.
Finalmente Alena accedió, aunque permaneció arriba de su «mejor amigo», esperando que este le relatara la historia.
–Son mejores amigos, y un día él le hace una promesa. Si a ella le rompen el corazón, él irá por ella a cumplir todos sus sueños.
–¿Y cuáles son sus sueños?– preguntó con interés.
–Recorrer el mundo, casarse...
–¿Ah sí? ¿Y dónde la boda?– rieron.
–No lo sé, pero quieren que en el banquete sirvan pizza.
–¡Y casarse con zapatillas converse!
–Sí, y que las flores sean girasoles– rieron estrepitosamente.
–¿Y qué pasa después?
–A ella le rompen el corazón. Él va por ella, pero no hay mucho que pueda hacer. No puede cumplir su promesa– Alena frunció el ceño.
–¿Por qué?
–Ella quiere otras cosas, ya no quiere casarse, por ejemplo– no se dieron cuenta de que estaban bajando el tono de voz y de que se estaban acercando.
–Pero... van a terminar juntos, ¿cierto? Son mejores amigos.
–Ya no sé cuál es el final– murmuró.
Marco se acercó lentamente a sus labios, hasta que los sellaron. No había nadie viéndolos, y no fue una «prueba», solo se besaron porque querían.
Al día siguiente, después de haber tenido sexo nuevamente, ninguno había recobrado el aliento por completo.
–¿Todavía tienes dudas?– cuestionó él.
–Un poco.
–¿Otra ronda para corroborar?
–Solo para corroborar– él se puso encima de ella y la besó nuevamente.
***
–¿Sigue sin contestarte?– preguntó Marco sobre Micaella.
–Sí, pero bueno, una vez pasó un mes sin hablarme. ¡Dios! Que viejo– tomó entre sus manos una foto de Marco, Alena y Micaella de cuando eran niños.
–Sonríe– le murmuró. Cuando volteó, él la estaba grabando.
–Marco, se puso mal papá– Yvonne irrumpió en el cuarto, haciendo a ambos sobresaltar.
Thomas estaba en cama, el doctor se hallaba indicándole las medicinas y sus proporciones a la familia.
–Papá, vas a estar bien– aseguró Melanie.
–Todos sabemos que voy hacia la tumba, hija. Lo que más me duele es perderme la boda de los niños– Marco y Alena se miraron frunciendo el ceño.
–¿Boda? ¿Cuál boda?
–La que estaban planificando ayer, algo de converses y girasoles y pizza– dijo Yvonne–. Melanie los escuchó.
–Les recomiendo adelantar la boda, cada instante es preciado– sugirió el doctor.
–Tan solo quiero un nieto, un nieto con el apellido Reus con e, u y s– dijo débilmente Thomas–. Así que, por favor, adelanten la boda.
Alena y Marco no supieron que decir, así que solo asintieron.
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Cásese quien pueda // Marc Bartra & Marco Reus
ФанфикMicaella estaba dispuesta a todo por casarse, Alena estaba dispuesta hasta a casarse por su mejor amigo. HISTORIA CORTA Portada by @MrsDurmi