La Verdadera Historia, Blancanieves

... que llego a ser reina.

¿Cómo te llamas? ¿Porqué estabas en el pozo? ¿Y tu familia?... ¡Qué estúpidas preguntas le hicieron a mi protegida! Me aburrí quizás demasiado durante el interrogatorio que le hicieron al llegar al hogar del joven. Este resultó ser un noble que poseía cierta influencia en la región. En su momento no lo tenía previsto, pero resultó ser una bonita casualidad que me ayudaría más adelante. Supongo que ya habrás supuesto quien soy ¿no? No es por presumir pero sí, yo era y soy el conocido como el Gran Hechicero. Quién conquistó reinos enteros por medio de dragones. Aquel que todos los conocedores de la magia temen y admiran. ¡Una leyenda! Vale, vale, continuo con la historia... mejor salto directamente a la parte en la que la que nos conocimos. Siendo sinceros, me agradó la chica, tenia potencial.

Cuando por fin la dejaron sola en una habitación desocupada para que durmiese, me atreví a volver a hablar con ella a través de la gema.

"¡Mocosa! Busca un espejo." El bote que dio del susto era digno de contemplar. Casi tira el amuleto al suelo. "¡OYE! Con cuidado si no quieres enfurecerme y date prisa."

No tardó mucho en encontrar un pequeño espejo enmarcado sobre uno de los pocos muebles de la estancia. Le indiqué que pusiese la gema en contacto con el cristal. Siguiendo mis ordenes logró invocar mi sombra en el espejo. Ese fue el momento en que la vi por primera vez. Dejaba bastante que desear. Estaba algo desnutrida, su cabello de color pajizo estaba enmarañado y descuidado, grandes ojeras contrastaban con la palidez de su piel. Si la hubieses visto en ese entonces te resultaría imposible reconocerla. Tuve que hacer muchos cambios para que llegase hasta donde llegó.

Al verme metido en el espejo se quedó asombrada. No me dejó hablar ya que se entretuvo experimentando con la gema y el espejo. Hizo desaparecer mi sombra y volviendo a invocarla poniendo y quitando la piedra si cesar. Tardó un rato en convencerse de que no estaba soñando o alucinando. Pero su forma de actuar me hizo a la idea de que ella era distinta a mis antiguos discípulos.

— ¿Por qué dijiste que te debía agradecer?

Cuando por fin me prestó atención esas fueron las primeras palabras que me dijo. Pero ahí no se detuvo, la inexplicablemente larga lista de preguntas que me formuló me hizo sospechar que había tenido contacto con algún hechicero o con algún tipo de magia con anterioridad. "No considero necesario que tengas conocimiento a cerca de mi" fue la respuesta que obtuvo. "Solo debes saber que desde este momento seré tu mentor"

— ¿Mi mentor?

"Como el gran mago que soy, me permito el lujo de tutelar a hombres y mujeres guiándolos por el camino del poder y la gloria, los convierto en inmortales recuerdos de la historia"

— No me interesa nada de eso...

"¿Estás segura?" Como podrás imaginar, solo hace falta un poco de tacto para lograr que la cizaña plantada en el corazón de las personas germine y crezca "Yo puedo darte todo aquello que te han negado... El sentirte querida, aceptada. Puedo enseñarte a tener en tus manos la vida de quien desees. No volverás a sentirte sola ni abandonada."

— ¿Yo...?¿No volveré a estar sola...? - En efecto, todos tienen algo que quieren muy escondido en el fondo de su ser. La voz rota de alguien sumido en la soledad es algo que se ve muy a menudo. Los ojos que buscan una razón de forma desesperada para decir un sí. Era todo lo que se veía en ella.

"Déjame enseñarte. Solo hay una condición: No morirás mientras poseas el colgante. Si por alguna razón lo hicieses... me apropiaré de tu alma" La joven aceptó rindiéndose al llanto contenido durante sus últimos años de sufrimiento. Por fin había encontrado algo a lo que aferrarse y no ahogarse. El trato estaba cerrado.

— No llores... no llores, por favor - Una cálida voz suplicó acercándose a ella. El dueño de la casa había entrado después de haber llamado a la puerta y no haber recibido respuesta. Las lágrimas no cesaban, ya tenían unos brazos que la reconfortasen y protegiesen. Una escena conmovedora, he de admitir. Como sombra terminé por desaparecer de la habitación.