Sus lágrimas cayeron una tras otra, para él nada podía ser peor que perder a su madre en un trágico accidente justo antes de navidad.
Nada podía igualar jamás el dolor que sintió un su pecho cuando su padre trató de explicarle de la forma más calmada que su mamá se había ido al cielo. Absolutamente nada, había sido tan doloroso como perderla a ella.
Estaba escondido de la gente que iba y venía dentro de su casa, parecía más una fiesta que un día luctuoso, y él tenía un fuerte nudo en la garganta que incluso le impedía llorar con libertar.
Y simplemente se encontraba ahí, sentado, solo, y vulnerable.
¿Qué más podía hacer un niño de 6 años?
– ¿Qué haces ahí? – Levantó la vista para encontrar a un niño de ocho años mirándole con tristeza plasmada en la cara – ¿estás bien? – No respondió, solo bajo la mirada y acunó sus rodillas con sus brazos.
El segundo niño se sentó a su lado y miro lo que antes había estado mirando su amigo, a su padre recibiendo el pésame de quienes alguna vez conocieron a su joven y fallecida madre. Se le arrugó el corazón.
– Taemin, está bien, puedes llorar, no voy a reírme de ti.
Taemin lo miró un segundo, pero no lloró.
Pareciera que hubiera sido planeado el que ellos dos se conocieran, sus familias habian sido amigas desde que sus padres fueron estudiantes y siendo mejores amigos era de esperarse que sus caminos estuvieran destinados a seguir uno al lado del otro
Cuando decidieron vivir una familia cerca de la otra, la noticia de la primera hija de los Lee había hecho una revolución, naciendo entonces SooYoung, y poco tiempo después, el matrimonio Choi le dio la bienvenida a su primer hijo, Minho.
Luegi de dos años los nacimientos de Lee Taemin y Choi Yerim concluyeron el broche familiar.
Las cosas cambiaron, los olanes se modificarin y las relaciones se afianzaron. Taemin era indudablemente dependiente de Minho; y SooYoung era una niña completamente independiente de los cuidados exagerados de sus padres, mientras que Yerim permanecía siguiendo al hijo mejor de los Lee, día y noche.
El niño más alto se mordió el labio inferior indeciso de cómo hablar de eso con su triste y abatido amigo.
Se movió un poco para estar más cerca de su eterno mejor amigo y abrazarlo por los hombros para que se recargara en su pecho.
— Si no quieres no llores tae, está bien – A Minho no le gustaba verlo llorar, pero estaba bien, por ese día, eso estaba bien.
...
La tarde se fue consumiendo rápidamente, las visitas dolosas se fuero reduciendo en familiares cercanos y amigos de siempre.
El ahora viudo Lee Jinki miraba con el ceño fruncido la imagen de su fallecida esposa sonriendo junto a sus dos hijos besando sus mejillas.
Inevitablemente volvió a llorar pensando en lo mucho que debían odiarlo allá arriba, sintió un jalón en su saco negro y giró su nublosa vista para ver a su hija mayor con los ojos llorosos y los labios apretados tratando de no llorar, y eso, pudo decir, le partió el corazón.
Desde el día en que le fue avisado el accidente en que Park Seon Young, a quien llamaban por cariño Luna, había fallecido, no había visto una sola lagrima en la perfecta cara de su hija, y mucho menos había escuchado el llanto de su hijo menor. Y fue cuando la bomba detonó.
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Te lo prometo || 2min || FINALIZADA
Fanfiction¿Cuánto puede valer una promesa? ¿Cuánto puede llegar a doler? ¿Y cuan dispuesto estas de cumplirla? Minho y Taemin se conocieron en la infancia, pero luego de una tormentosa tragedia, la familia de Taemin debe trasladarse hasta el otro lado del mu...