La gula es un exceso en la comida o en la bebida. El glotón o insaciable gusta sobre todo de comidas y bebidas.
"Una serpiente se alberga en el hombre: su intestino. Ella lo tienta, lo traiciona y lo castiga."
Víctor Hugo.Alguna dimensión irreal,
Creepyhouse.Las tripas del castaño rugían como si fuese ese el único propósito de estas. El joven ya estaba acostumbrado a que fueran sus tripas y no los rayos del sol lo que le despertase por las mañanas, por lo que no le preocupaba en lo más mínimo.
Todavía recordaba ese delicioso bizcocho que su madre solía hacer, por el cual discutía con su hermana. Aunque generalmente detesta recordar el pasado, mientras pueda recordar ese dulzor que inundaba sus sentidos hace años, iba a merecer la pena.
Oh, casi podía recordar aquel día en el que su madre se tuvo que quedar a trabajar hasta tarde. Y como su padre nunca actuó como uno, nada se podía esperar de ese hombre. Sólo estaban él y su hermana, en casa, muertos de hambre. Y muertos de hambre porque ya hacía rato que Toby se había terminado la comida que su madre les había dejado en la nevera. Su apetito crecía exponencialmente, por momentos, y era algo que no podía controlar. Como resultado terminó por caer rendido sobre la cama, muerto de sueño y de hambre.
Sacude la cabeza de un lado a otro. Eso no son buenos momentos para recordar. Pasar hambre es la peor desgracia del mundo. Hasta puede sentir que recordar eso hace que sus intestinos rujan con más fuerza. Esos canallas si que sabían pedir lo que necesitaban.
Revuelve su pelo y se levanta de la cama. No puede seguir con el estómago vacío por mucho mas tiempo, se sentía terriblemente mal. Quizá tenga suerte y pille al manitas de Slender haciendo ese buen café que hace. Y tal vez, rogándole un poco de más, pueda conseguir que le haga sus preciados y deliciosos Waffles. Oh, tan dulces y blanditos. Calentitos. Creía él, que eran la octava maravilla del mundo en proceso de reconocimiento, ni más, ni menos. Y él apoyaría ese hecho hasta el día de su muerte.
Nadie más los hacía como papi Slendy, además. El calvito siempre dejaba claro que odiaba la cocina pero tiene un don para ella. Siempre le grita cada vez que le pide elaborar tan delicioso postre, más a la muchachita vestida de rosa se los prepara sin rechistar. Ser mayor apesta, cree nuestro castaño.
Bajaba las escaleras despacio, quizá el movimiento pueda alterar más a su estómago. Y eso no era nada bueno.
Cuando asomó por la puerta de la cocina, no sólo sus ojos centelleaban maravillados sino que su nariz se embriagaba de ese dulce aroma. No solo había Waffles sino que pasteles, bollitos y todo tipo de snacks permanecían abandonados sobre la mesa.
Quién habría sido tan cruel de dejarlos aquí solitos, se preguntaba el chico de los goggles. Su estómago elaboró una respuesta bastante aceptable para remediar la situación, respuesta a la cual Toby habría llegado sin necesidad de la aportación de su estómago.
Los días en los que la comida espera pacientemente por sus tripitas son los mejores días del mundo. Ni Navidad. ¿O quizá si? Frota sus ojos pero la comida no desaparece. Fue entonces cuando empezó a contar cuanto faltaba para navidad, ¡y era mucho! Algo pasaba pero no lograba encontrar el qué.
Sus tripas habían entrado en erupción, ya no podía aguantar el hambre que le consumía. Podía oler esos tiernos Waffles, la boca se le hacía agua. No había razón para quedarse mirando, ¡no hay ninguna nota que ponga "no comer"!
Por donde debía empezar. Toby debía concentrarse. Todo parecía tan delicioso que le costaba decidir, aún siendo los Waffles sus favoritos.
Terminó por decidir a suertes. Nuestro querido Toby será muy bueno con las hachas, pero eso de decidirse no era lo suyo, y como todo estaba delicioso, no le importaba dejárselo al azar. El resultado terminó por ser el pez gordo. El gran pastel rosado y glaseado. Tenía una pintaza.
Tomó una enorme cuchara y la enterró en el delicioso pastel. Lo llevó a su boca y sintió estar rozando el cielo.
Del pastel pasó a los bollos, de los bollos a las napolitanas, waffles, y todo tipo de dulces. Probó todo lo que había encima de la mesa.
Para cuando los demás llegaron a la cocina con la pequeña Sally—la cumpleañera— dispuestos a disfrutar de un gran día y de una agradable comida, se encontraron con la barbarie que Toby había cometido, eso sí, sin querer causar ningún daño.
Fue entonces cuando nuestro castañito bobalicón pensó en las palabras de Slenderman recordándole que era el cumpleaños de la pequeña y que iba a preparar todo un banquete para conmemorar su causa.
La pequeña, roja de la ira y tal vez de la tristeza, corrió lejos de la escena para ir a su árbol favorito y terminar de llorar.
En cambio, Slenderman se acercó a Toby cruzado de brazos, mientras los otros miembros observaban expectantes.
—Tobías— gritó iracundo.
—¿Fue sin querer?— contestó él, con tono dubitativo.
Todos los miembros de la casa se taparon los ojos para no ver la terrible escena de Slenderman atrapando a Toby con sus tentáculos. El destino que a este le espera no será nada bueno.
—Qué pérdida de mi tiempo— reclamó el paliducho.
Finalmente Toby recibió como castigo el no comer en un día. Atado en una silla frente al comedor, observando como todos disfrutaban de su comida favorita. Sally sonreía especialmente, después de todo, era su día.
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Seven | Creepypastas
Short StoryGANADORA DEL PRIMER PUESTO EN LA CATEGORÍA GENERAL DE CREEPYPASTA EN LOS CREEPYAWARDS2019 Según lo que les es enseñado a los niños en el cristianismo, existen siete pecados capitales. Dichos pecados estan asociados a vicios humanos. "Ayer fueron tre...