La pereza es el más «metafísico» de los pecados capitales, en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Tomada en sentido estricto es pecado mortal en cuanto se opone directamente a la caridad que nos debemos a nosotros mismos y al amor que debemos a Dios.
"Una persona perezosa es un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado."
William Cowper.En alguna dimensión irreal,
Creepyhouse.Hoy era un día precioso. El sol, brillante y resplandeciente ilumina todo el bosque en el que, normalmente a Jack, le da una tremenda pereza atravesar.
Pero las reservas de riñones se le estaban acabando y necesitaba carne fresca para sus deliciosas comidas.
He aquí donde se le planteaba su gran dilema existencial, abandonar su cómoda posición, en el centro de el sofá, donde se respiraba tranquilidad, o por el contrario, aventurarse en un viaje agotador para conseguir ese preciado alimento.
Jack era el tipo de persona que siempre buscaba fuera de lo evidente, una tercera opción fuera de las dos únicas que daban como posibles, y por ello, siempre conseguía lo que quería sin tener que levantar el culo del asiento.
Sentado en el sofá que está en el centro de la casa se observan muchas cosas. Aun siendo ciego. Los sentidos de Jack son más agudos que los de Toby cuando Slenderman hace Waffles.
Eyeless Jack era un frío calculador además de gran observador. Solo estaba esperando que lo que había deducido se cumpliese tan pronto como a Jeff se le pasaste la resaca que tiene tras la borrachera de anoche.
Se oyen pasos, pasos muy fuertes. Se acercan. Jack deja escapar una rodilla que no le revela a nadie. Suele ser muy reservado frente a los demás y algo inexpresivo. Por algo decían que los ojos son el espejo del alma.
Podría parecer una desventaja pero para Jack no era sino un factor del que sacar provecho, nadie puede deducir que siente o que piensa. Nunca podrán sacar ventaja de ello en ninguna situación.
—¿Quién ha cogido mi cuchillo?
Como había calculado, un Jeffrey bastante cabreado vagabundeaba por la casa en busca del objeto desaparecido. Iracundo, acabando con todo a su paso. Oía los sonidos de las patadas y golpes que les propinaba a muebles y sillas, sobre todo como gritaba airado.
Para cuando Jeffrey llegó al salón dónde Jack esperaba impaciente y sonreía bajo la máscara, todos sus planes perfectamente elaborados encajaban a la perfección.
—Jack, ¿tienes mi cuchillo?
A Eyeless Jack le encantaba ver como las cosas salían a su favor.
—Yo no, alguien más si.
El pelinegro se acercó con una velocidad vertiginosa al enmascarado. Era evidente el enfado del asesino, por lo que Jack decidió llevar la situación con algo más de calma. Era un gasto energético el alterarse por algo tan banal.
—Dime quién. Ahora.
El agarre de Jeff sobre los ropajes de Jack no hacía más que incrementarse a ritmo que el silencio del ciego se extendía.
—Primero, suéltame.
La ira de Jeffrey nublaba ciertas veces su razocinio, pero cuando la cosa involucraba a Jack, normalmente las cosas fluían de una manera diferente a la que lo hacían con otros individuos.
—¿Vas de caza?— le pregunta.
A lo que The Killer, llevado por la cólera, responde levantando demasiado la voz. Detalle que Eyeless Jack detesta.
—¡¿Cómo!? ¡Dime! ¡Me han robado el cuchillo!
Jack sonríe de lado, de nuevo, bajo su máscara. Como le encanta robarle los dulces a Laughing Jack para sobornar a Sally de que le robe los cuchillos a Jeff. Total, Laughing Jack puede fabricar más dulces con solo chasquear sus dedos.
—Hagamos un trato.
Jeffrey levanta una ceja, escéptico. Está acostumbrado a que Jack le pida riñones, así que no quería ni siquiera escuchar que es lo que tenía que decirle. Lamentablemente, a Eyeless no le gustaba el no ser escuchado cuando disfruta de este tipo de momentos de auto-satisfacción.
—Te digo quién y dónde— comenzó el ex-militar— Y tú me traes riñones.
Y así es cómo termina consumando se su perfecto plan. Sus reservas volverían a llenarse de riñones frescos sin levantar su culo del sofá, él lo llama una gran genialidad innata.
—Como siempre, ciego.
Jeffrey era la única persona que podía llamarle de esa manera sin que Eyeless Jack le sacara un riñón.
—Sally— susurró— No seas duro con ella, solo quiere jugar.
—Esa mocosa.
Jeff no era capaz de controlar su ira, y la soltaba toda de golpe no importase que situación se presentase. Aún por tonterías sin importancia terminaba montado en cólera destrozando todo a su paso.
—No te pases con ella.
Todo lo que queda es disfrutar de riñones frescos sin cansar su precioso cuerpo. Brillante Jack, maquiavélico Eyeless Jack.
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Seven | Creepypastas
Short StoryGANADORA DEL PRIMER PUESTO EN LA CATEGORÍA GENERAL DE CREEPYPASTA EN LOS CREEPYAWARDS2019 Según lo que les es enseñado a los niños en el cristianismo, existen siete pecados capitales. Dichos pecados estan asociados a vicios humanos. "Ayer fueron tre...