La soberbia es un pecado identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros, se define como la sobrevaloración del yo respecto de otros.
"La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad"
Nicolás Maquiavelo.En alguna dimensión irreal,
Creepyhouse.El pelinegro mantenía la vista en el papel. Como prodigioso que era en el arte del dibujo, necesitaba estar muy concentrado para que cada detalle fuese perfecto.
Claro que siempre hacía las cosas perfectas, era su talento natural. Además de haber descubierto que su mano con la cuchillo es muy precisa también.
Sin embargo esta vez no lograba concentrarse del todo. La tal Inside rondaba sus pensamientos. Ella le había desafiado en toda regla, haciendo una recreación de uno de los dibujos que plasmó en los suburbios de la ciudad. Había ridiculizado una de sus obras y eso lo traía echando humo. ¿Cómo ha podido hacer algo así? Helen detesta ese tipo de faltas de respeto, ella, una artista callejera. Aficionada, que acabará de empezar.
¿Por qué entonces, si es es claramente superior, siente que la sangre de sus venas hierve? Apenas puede plasmar en el papel lo que con tanta facilidad lograba al principio. Es frustrante. Nunca se había sido sentido de esta manera. Siente una tremenda repulsión por esa artista callejera.
Helen era el tipo de chico que se concentra únicamente en lo suyo e ignora a los demás, pero no por ser reservado únicamente. Se considera tan superior a sus "compañeros" que considera el convivir con ellos una pérdida de tiempo, y su tiempo es muy valioso. Su viejo amigo, el titiritero, tiene muchísima suerte de poder recibir la atención de Helen.
Y esta chica la estaba recibiendo, algo excepcional. Pero era una extraña mezcla. Recibía la exclusiva atención de Helen, pero acompañada del rechazo con el que trata a todos los demás.
Se levanta de su escritorio y decide salir del cuarto. Quizá lo mejor que pueda hacer es salir y despejarse. A veces darle demasiadas vueltas a las cosas solo perjudica al individuo en sí.
—¡Hola Helen!— chilló emocionada la pequeña Sally.
No era muy común ver al pelinegro vagabundeando por la casa. Todo lo que esperaba el pintor era salir al bosque a despejar su mente, con suerte, sin tener que cruzarse con nadie más en el camino. Lastimosamente, nada más salir de la maldita habitación se encuentra con la pequeña pesada.
Hace como si no la escuchase en primer lugar, y continúa caminando por el pasillo. Se valora demasiado como para perder el tiempo jugada con una mocosa. Ella, en respuesta, roja de la ira porque claramente se dio cuenta de que estaba siendo ignorada, respondió con un chillido que resonó por todo el edificio.
—¡Helen!
Sus ojos irradiaban enfado. Un enfado que a Bloody Painter no le importaba en absoluto. Que niña tan ruidosa, es todo lo que se pasaba por la cabeza del muchacho.
En respuesta al terrible grito de Sally, Jane asomó por el pasillo. No se veía preocupada en exceso, pero si algo era obvio, era que había acudido al lugar fruto del grito de la chiquitina. No hizo falta que Jane preguntase qué era lo que ocurría ya que tan pronto como la niña la vio aparecer, recurrió a ella quejándose de la crueldad de Helen.
—¡Nunca quiere jugar conmigo! ¡Me ignora!
Claro, que no había nada que Jane pudiera hacer para remediar esta situación. Helen siempre había sido de esa forma, desde que ella era capaz de recordar, y nada cambiaría ese hecho. Ese insolente valoraba más su tiempo y su persona que cualquier otra cosa más.
—¿Por qué no tratas de buscar a alguien más?
Jane trató de buscar una solución rápida y evidente. Primero, no quería involucrarse con Bloody Painter, y segundo, detestaba las pataletas. Y Sally era muy propensa a montar más de una cuando no conseguía exactamente lo que quería.
—Quería jugar con Helen.
La niña también era algo cabezota, pensaba Jane. Jamás de los jamases, el pintor a accedido a involucrarse con nadie más a parte de ese mujeriego del titiritero. Ni siquiera responde a las palabras de Jeff o Slenderman. Es algo extraño, porque no es reservado, es más un motivo excéntrico. Es demasiado soberbio.
—Bloody Painter, lárgate de aquí.
Jane nunca llegó a tener tanta confianza con Helen como para llamarle por su nombre. Mantenía las distancias. Sin ir más lejos, siempre usaba su nombre de asesino para dirigirse a él. Casi podríamos definir la actitud de Jane frente al pintor como rechazo.
Helen, tan orgulloso y soberbio como Jane cree que es, permanece inmóvil en el pasillo, cruzado de brazos. Quién sabe qué clase de expresión pueda tener tras esa máscara.
—Sally, ven conmigo. Yo jugaré contigo.
Jane estaba interesando a Helen más al final solo resultó ser una estúpida que acabó por cargar con el muerto por voluntad propia, piensa nuestro pintor.
Él siempre será superior a cualquiera de los que aquí residen. Buenos para nada. No tienen las cualidades ni prioridades necesarias. Ignorantes, inconscientes de lo que el arte influye en sus vidas.
Tiene toda la razón al mantener distancia con esta gente, la estupidez puede contagiarse. Por suerte, él está a otro nivel, o eso piensa. Nuestro Helen piensa en cosas que otros asesinos como el consideran inútiles.
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Seven | Creepypastas
Short StoryGANADORA DEL PRIMER PUESTO EN LA CATEGORÍA GENERAL DE CREEPYPASTA EN LOS CREEPYAWARDS2019 Según lo que les es enseñado a los niños en el cristianismo, existen siete pecados capitales. Dichos pecados estan asociados a vicios humanos. "Ayer fueron tre...