Capítulo 12

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Capítulo 11

Hyun Joong sostenía a Samantha, ambos estaban empapados, ella no decía nada, ni siquiera correspondió el abrazo. Sintió su cara húmeda, pensó que era por la lluvia, pero se equivocó. Después de tanto tiempo, Sam estaba llorando. 

—No llores, por favor. —Hyun Joong se alejó para tomar su rostro, intentaba limpiar sus lágrimas, pero era imposible, se mezclaban con la lluvia. 

Sam tenía todo el rostro mojado, se acercó a Hyun Joong y lo abrazó con fuerza, sentía que si lo soltaba alguien se lo iba a arrebatar y llevar lejos. Permaneció un buen rato llorando y aferrada a Hyun Joong, la lluvia caía y empapaba su delicado cuerpo. No aguanto más y se desmalló. 

Young Saeng no dejaba de verse al espejo, después de mucho meditarlo se había cortado el cabello. Se sentía incómodo, pensaba que sus cachetes resaltaban más. Iba a lamentarse por decimoquinta vez, pero el timbre de su departamento sonó, se apresuró a abrir, no sin antes colocarse una gorra. 

—¿Qué quieres? —Preguntó al darse cuenta de la persona que tocó el timbre. 

—Debemos hablar.

—¿Sobre? —Preguntó pero no la dejó responder. —Ya sé, me vienes a platicar de tu nueva conquista. Te felicito, ahora largo de mi casa. —Young Saeng cerraba la puerta en cámara lenta.

—Estoy embarazada. —Dijo con un hilo de voz, él alcanzó a escuchar y abrió la puerta de nuevo. 

—¿Qué?

—Vamos a ser padres. —Shin Hye tenía la cabeza agachada y los ojos cerrados, sólo pudo escuchar que algo se caía. Al abrir sus ojos se encontró que el padre de su hijo se había desmayado. 

Shin Hye corrió en busca algo para despertarlo, no sin antes colocarle un cojín debajo de su cabeza. Young Saeng abrió los ojos al percibir el olor a alcohol.

—¿Qué me paso? 

—Seremos padres. —Él amenazaba con volverse a desmayar, pero Shin Hye agarró el cojín y le dio un golpe en la cara. —Ni se te ocurra volverte a desmayar. 

—¿Cómo sucedió? —Se revolvía el cabello por la frustración. 

—Tuvimos sexo, fin de la historia. —Se levantó del suelo. —No vengo a pedirte que te cases o hagas una vida a mi lado, sólo quería que lo supieras, eres el padre y tienes el derecho a conocer a tu hijo. —Se acercó a la puerta. —La próxima semana tengo cita con el ginecólogo. 

—Espera. —Se levantó y la tomó del brazo. —Vamos a tener un hijo y eso cambia todo, ya te lo dije antes y creo que te lo he demostrado, te quiero. Concebimos a ese bebé en una noche de borrachera y podría tomarse como un error, pero cuando desperté a la mañana siguiente, me di cuenta que fue la mejor noche de mi vida. Está claro que el tener un hijo no fue planeado, pero ¿no crees que sea una señal para que tú y yo estemos juntos?

—¿Estás hablando en serio? —Se sentía burlada.

—Por supuesto, creo que podremos formar una familia. 

—Young Saeng, no sé que decir. 

—Di que sí, simple. —Se acercó a él y lo besó. 

Samantha despertó, se encontraba en un lugar desconocido para ella, era un cuarto con paredes blancas, la cama era ancha y suave. En la pared un enorme reloj en forma de calavera yacía, no había más adorno en las paredes que ese reloj. Dos burós con lámparas a juego, se acercó a uno de ellos y había una foto de ella. Se preguntó cómo es que había llegado a ese lugar, nunca antes había estado ahí, al principio se asustó, pero todo se le olvidó cuando vio la hora, eran las 9 de la mañana, su vuelo ya había despegado.

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