Capítulo 13

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Capítulo 13

Samantha salió del departamento casi corriendo, su corazón latía apresuradamente, hacía mucho tiempo que no se sentía de tal manera, feliz, nerviosa, emocionada y sobre todo, temerosa. 

Camino sin rumbo fijo, no sabía qué hacer, no tenía mucho dinero, ni pasaporte y le sería imposible salir del país sin él. Tenía hambre y se sentía agotada, fue a casa de su prima para pedir refugio, pero al instante fue rechazada por Kyu Jong. 

—¿Por qué corriste a Sam de esa manera? —Carolina tenía los brazos cruzados y el entrecejo fruncido. Vestía una bata, recién acababa de bañarse y por ese motivo, no pudo abrir ella la puerta, pero alcanzó a escuchar como Kyu le negaba alojó a Samantha. 

—¿A quién? —Se hacía el desentendido. 

—A prima, a una chica pequeña de ojos verdes, llamada Samantha. 

—No sé de que me estás hablando. —Pasó a lado de su esposa. —Tengo hambre, ¿quieres pizza o algo…

—Me vas a decir en este momento. —Se acercó a él. —¿Qué está pasando? —Le dio una mirada asesina. 

—Hyun Joong me pidió que si Sam venía a buscarnos le negáramos toda la ayuda, para que él fuera su única opción.

Samantha fue en busca de Hae Ra y Jung Min, pero no los encontró, luego fue en busca de Suzy y Baby, ellos simplemente le cerraron la puerta en la cara. Su última opción había sido Young Saeng. 

Cuando tocó el timbre del departamento de lindo cachetitos, se sorprendió al ver quien abría la puerta, Shin Hye. 

—Hola Sam. —Saludó la futura mamá. 

—¿Qué haces aquí?

—Hola. —Young Saeng le revolvió el cabello a la ojiverde, sabía que eso le molestaba. —¿Quieres pasa? —Le preguntó, él era el único que no leyó el mensaje de Hyun Joong; donde pedía que por nada del mundo apoyaran a Sam. 

—Gracias. —Aceptó sin dudarlo. 

Cuando estuvo sentada en la sala, se sintió sumamente incómoda viendo como Young Saeng y Shin Hye se comportaban melosamente. —Échenles agua. —Murmuró cuando vio que se besaban apasionadamente. 

—¿Dijiste algo? —Preguntó Saeng, separándose un poco de su novia. 

—Sí. —‹‹Algún día se separaran y el amor apesta.››, pensó a causa de la envidia, ver una pareja feliz le provocaba repulsión. —Me tengo que ir, me dio gusto saludarlos. —Nos los dejó ni despedirse, cuando ya ella tenía puestos los zapatos y arrastraba su maleta en dirección al elevador. 

Se sentía desesperada, no tenía un lugar donde pasar la noche, su estómago delató su hambre con un sonoro sonido. Entró a una cafetería, antes de pedir verificó los precios, sólo tenía dinero para un té y una dona. 

Sam esperaba su orden mientras hojeaba una revista de moda, se sintió feliz de ver llegar una baguette y una malteada, estaban sobre una charola, esta también traía una rosa. Sam no le dio importancia, tenía hambre, continuó viendo la revista y disfrutando de su baguette. 

—Un momento. —Dejó de comer. —Yo había pedido una dona y un té. —Estaba confundida, llamó a la mesera. —Disculpe, señorita. Yo no ordené esto.

—El señor de allá. —Señaló a un hombre que estaba de espaldas. —Lo pidió para usted. 

Sam se levantó de su asiento y se acercó al señor, tocó el hombro del extraño para llamar su atención. —Disculpe. —La ignoró. —Ya sé que mi hambre se percibe a kilómetros, pero no era necesario que ordenara por mí. 

Find (Nameless Memories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora