Constanza iba asustada. Siempre le había dado miedo viajar en avión, sobre todo sola. Pero esta vez nadie la pudo acompañar. Por suerte le tocó un compañero de asiento muy agradable y que también iba a Corea, por lo que no se perdió en el aeropuerto ni en el transbordo, además de ir conversando cada vez que ella se inquietaba por algún movimiento extraño del avión.
Originalmente ella no iba a viajar, siempre esos viajes los hacían sus hermanas, pero una estaba cuidando a su bebé y la otra terminando sus estudios, por lo que sólo pudieron confiar en ella ya que eran temas de la empresa familiar y no tenían a nadie más de confianza. Por otra parte Constanza se manejaba con respecto a tradiciones empresariales coreanas, conocía el mercado con el que trabajaban al revés y al derecho (por algo le había dedicado buenos años de su vida a la empresa y le gustaba estudiar sobre Corea y sus avances científicos) y podían sacar algo provechoso de ese viaje. Pero ella estaba apenada ya que dejaría a su pareja y sus hijas solos, y ellos también querían conocer el país, su cultura y su comida sobre todo. Por eso, cuando por fin llegó a Seúl, lo primero que hizo fue acercarse a buscar el huevo wifi que había contratado antes de viajar, para envíar fotos y estar siempre comunicada.
Porque claro, lo que a ella lo que más le complicaba en verdad era viajar sola, estar en un país al otro lado del mundo, sin entender el idioma e intentando comunicarse en inglés el que ni ella ni los coreanos hablaban bien. Pero de alguna forma se iba a resolver todo, lo importante era vivir la aventura.
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Gong yoo: amor en Seul
RomanceÉl es un famoso actor de Corea. Ella una joven turista. Se encontraron por casualidad. ¿Será este un amor duradero o terminará llevándoselo el viento?