Jeju, la Isla de la abundancia y el pecado

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Cuando Gong Yoo invitó a Constanza a Jeju ella pensó que irían por el día y visitarían algunos lugares turísticos. Cuando llegó para allá se dio cuenta que él tenía todo preparado para quedarse varios días, cosa que ella no podía ya que sólo le quedaban 3 días en Corea.

Al bajar del avión privado, un auto los llevó a una hermosa casa de madera, muy tradicional, con muchas plantas. La gente que iba con él tomó las maletas de Cony y las dejó en una habitación, mientras él dejaba las suyas en otra. Entró a ver la casa, en verdad era sencilla, muy espaciosa, con una gran cocina y las camas se veían cómodas. Se sonrojó al pensar en eso. "No, no, eres papa casada Constanza", se dijo. 

-Cony, ¿puedes venir?- Lo escuchó que la llamaba desde afuera. Ella salió y lo vio, sentado en el suelo, arreglando unas plantas. -Hace mucho que no venía y tengo que transplantar esto, ¿me ayudas?

El hombre perfecto. ¡El jardín lo había armado él! Cada planta y flor habían sido elegidas y plantadas por Gong Yoo. Y ella con suerte sabía cocinar. Lo admiraba demasiado. Asintió y se agachó, siguió sus instrucciones y terminaron de arreglar el jardín muy rápido, mientras él se reía por la torpeza de la chica, que se notaba que no estaba muy acostumbrada a trabajar en jardines ni nada similar. Aún así sus ojos verdes, él se perdía en ellos cada vez que la miraba. Y su sonrisa, lejos de ser perfecta, le traía calma y felicidad. Todos los temores de ayer se habían desvanecido, si ella tenía familia de donde venía ya no le importaba, estaba enamorado de ese rostro.

Estaba perdido en sus pensamientos cuando ella lo interrumpió. -¿Y qué haremos hoy? Estoy impaciente, siempre había querido conocer la isla y nunca pensé que realmente podría hacerlo.

-Entonces vamos, -le dijo sonriendo- tengo todo listo.

Primero fueron a la cueva Manjanggul. Se veía hermosa con la iluminación que le pusieron, además poder apreciar los corales y tubos de lava de cerca fue una bella experiencia. Luego fueron a algunos restaurantes de pollo frito y cerveza que ella quería probar, se negó a ir a lugares elegantes, quería visitar lugares sencillos. Gong Yoo no se complicó, conocía lugares bastante ocultos donde no los molestarían por ser celebridad. Terminaron el día recorriendo los bosques de la isla y haciendo un picnic en la playa al atardecer.

-¿No es maravilloso esto Gong Yoo? La brisa marina corriendo, aire puro para respirar, la arena, el sol. Es una tarde perfecta. Gracias por todo. -Le dijo ella en un momento y le dio un beso tímido en la mejilla. No se alejó mucho al darse cuenta de lo que había hecho y él aprovechó para besar los labios de Constanza. Primero un beso tímido, luego fue uno apasionado. Al separarse ambos tomaron un trago largo de soju, se tomaron de las manos mientras estaban sentados y vieron el atardecer. 

Al bajar la temperatura, arreglaron todo y se fueron a la casa donde habían llegado. Ambos en silencio, no era un silencio incómodo pues ya sabían lo que iba a pasar.

Llegaron al lugar, dejaron sus cosas y él la dio vuelta y la besó apasionadamente. Ella se dejó llevar. Besándose se dirigieron a una habitación y dieron rienda suelta a su pasión toda la noche.

Gong yoo: amor en SeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora