9. "¿Quien eres?"

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 1 mes después

Natalia

La luz de la luna que a penas entraba por el cuarto, y unos ruidos extraños me lograron despertar. Me puse mis pantuflas, una bata para cubrir mi cuerpo desnudo y caminé hacia el vestidor de Sebastian, pues desde allí se escuchaban cajones abriéndose, y movimientos bruscos.

A penas pude contener mis lágrimas cuando lo vi cargando un pistola. Tenía en un pequeño maletín, un arsenal, o así lo llamé yo. Tenía dos pistolas, ambas con un silenciador y una variedad de cuchillos, y navajas. Era como un carnicero. 

Oculta entre sus ropas, observé cada uno de sus movimientos, el no me notó en ningún segundo, cerró su estúpido maletín con clave y salió del vestidor, con el arma en sus manos, se dirigió hasta la cama donde hace unas horas hicimos "el amor", comienzo a dudar si eso fue realmente. La idea de que estuviese buscándome a mi me aterró.

Abrió varias puertas buscándome. El baño, la despensa, pasó por la cocina, el cuarto de huéspedes y el baño para invitados. 

-¿Dónde estás perra estúpida? -habló en voz baja, aunque lo escuché de todas formas. Tapé mi boca para reprimir un jadeo, y un ademán de llanto por el miedo, la decepción y el dolor. 

Me mantuve oculta por unos minutos entre su ropa en el vestidor, mientras escuchaba sus pasos por el departamento. 

-¿No creo que hayas salido del departamento verdad?... Oh! no, aquí están tus llaves y tu celular. 

-Mierda -Susurré al darme cuenta de que no podría llamar a nadie desde aquí. Decidí enfrentarlo, aún sabiendo que tenía una pistola en sus manos. 

-¿Quien eres en verdad? -comenté saliendo de mi escondite, encontrándolo en su cuarto. 

-Tu lindo Novio, Natalia -dijo sonriendo como psicópata. Eso me aterró un montón. -Mira, te iba a mandar al hospital de un balazo en el estomago, creyendo que estarías dormida, pero ahora que estás despierta, podríamos divertirnos un poco, ¿no? -dijo dejando la pistola en el cajón de la mesa de noche. 

-¿Ahora que? ¿Me vas a violar?

-¿Para qué? Si ya fuiste mía, y no eres tan buena como dicen -sonrió malicioso. Se acercó a mi y me empujó al suelo. Se montó sobre mi y comenzó a repartir golpes en mi cara y pecho. Cuando mi nariz y labio comenzaron a sangrar, se levantó y empezó a reírse como desquiciado. 

-¡Diablos! Quedó algo sucio el suelo, cuando despiertes lo limpiarás tu, ¿eh?, me daré una ducha, sudé bastante.  -besó mis labios, relamiéndose mi sangre en ellos, que puto asco. 

Se alejó dejándome tirada allí. 

Me levanté del suelo con la poca fuerza que me quedaba, mientras escuchaba el agua de la ducha. Me puse unos pantalones y un viejo poleron, tomé mis llaves, mi dinero para llegar a casa y mi celular, me importó una mierda el resto de mis cosas. 

Salí lo más rápido que pude del edificio. Ya en un taxi llamé a Sky, rezando que me respondiese aún siendo las 5:00 am. 

Sky

 Me desperté porque mi celular comenzó a vibrar, me estaban llamando. Los brazos de Nate rodeaban mi cintura, esa noche se escabulló por mi ventana y se quedó a dormir, mis padres ni se enteraron. Como pude vi la pantalla. Era Natalia. 

-¿Aló?

-Skyler, necesito que me recibas en tu casa. 

-¿Que pasó? -Me preocupé al escuchar su jadeante voz, parecía estar llorando. 

-te cuento allá. Voy en camino.

-Nos vemos. Te espero acá, cuídate por favor. 

La llamada se cortó y yo desperté a Nate y le expliqué lo ocurrido. Llamé a Lacey, quien por suerte contestó y también estaba con Ian, ambos venían para acá, Natalia nos preocupó demasiado, sabíamos que estaba pasando el fin de semana con Sebastian. 

Nos encontrábamos los cuatro en mi living. Despertamos a mis padres, Nate dijo que llegó con Ian y Lacey. Esperamos a Natalia tomándonos un café, era bastante temprano y era sábado. 

Cuando sonó el timbre, mi pulso se aceleró, Nate lo notó y decidió abrir él. 

Desde el sillón observé como la cara de Nate se deformaba al ver a Natalia, como lo abrazó y entre sus brazos, su cuerpo se desvaneció. 

Me desesperé un montón, fui a verla con rapidez, mientras Nate la llevaba al sillón y mi madre traía un vaso de agua. 

Al ver su cara, llena de heridas, sus cejas, su nariz, y sus labios y boca sangraban, traía sus pómulos y ojos morados, venía apenas vestida, levanté un poco su poleron y vi su dorso lleno de moretones y golpes. 

-¡Trae el botiquín! -le grité a mi madre, mientras lágrimas corrían por mis mejillas. 

Lacey limpiaba sus heridas con mi madre, mientras yo bajaba las escaleras con ropa limpia para Natalia. Ian y Nate se encontraban serios y pensativos en el sofá. Natalia seguía sin despertar, pero cuando estuve a punto de llamar a la ambulancia, ella abrió sus ojos, feliz de estar con sus amigas, se sentía protegida. 

Nate fue el primero en hablar. 

-¿Que ocurrió? 

-Desperté por unos ruidos, y vi a Sebastian cargando una pistola, me oculté y el dirigía a nuestra cama. Me iba a disparar en el estómago para mandarme al hospital, dijo que como estaba despierta, sería mejor hacerlo de otra forma, "por diversión" -hizo comillas con sus dedos- y comenzó a golpearme, por todas partes, y luego estúpidamente se fue a bañar, creyendo que tal vez estaba inconsciente, ahí escapé.

No podía creerlo, Sebastian jamás me dio la mejor espina, pero confiaba en que Natalia sería feliz con él. 

-¿Dijo el por qué de sus actos? -pregunté y ella negó, mientras una lágrima se escapaba de sus ojos. 

Me destrozaba verla así. 

-Te diría que llames a la policía, pero creo que es tu decisión, puede traer consecuencias -habló mi padre esta vez. 

-No llames a la policía -habló Ian- Habrá venganza. -miró a Nate, quien asentía. 

Natalia estaba afectada, pero no se negó a la idea de los chicos, al final, todos queremos venganza. 

Mis padres se despidieron de Natalia, le dijeron que podría quedarse el tiempo que quisiera y fueron a dormir, estaban cansados. Los padres de Natalia están fuera del país por unos meses, y preferimos que se quede conmigo hasta que todo esto se solucione. 

Natalia se quedó dormida en el sofá, mientras con Lacey, Ian y Nate, desayunando, comenzamos a planear nuestra venganza. 

Estaba todo listo, solo faltaba entender como entraríamos al lugar sin forzar nada para no arriesgarnos a la policía, aunque tampoco creíamos llegar tan lejos, nadie sabe de lo que es capaz Sebastian después de esto. 

-Natalia debe tener llaves del departamento, ¿no? -preguntó Lacey. 

Yo asentí recordando la vez que llegó feliz a la secundaria, mostrándome las llaves, decía que ahora tenían algo más serio, que podía ir cuando quisiese. Me dio tristeza recordar eso, ella tenía mucha ilusión. 

Nos repartimos las tareas, terminamos de desayunar y luego de que Nate dejara a Natalia en mi cama para que no durmiese en el sillón, se despidió y se fue de mi casa, al igual que Ian y Lacey. Debíamos descansar, nuestra venganza comenzaba esa misma noche, Sebastian lo iba a lamentar. 

Noches Con Mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora