1.2K 150 40
                                    

—Así que al final cambiaste tu pintura — pregunto Christopher sentándose frente a mí — y lo dejaste ir.

— ¿Qué dices? — Me encontraba confundido con lo que quería decir, era estúpido.

—Muy bien, por lo que me contaste y el cómo te has comportado durante el último mes, yo puedo decir que...

—No puedes decir nada, estas confundiendo las cosas, no estas entendiendo nada.

—Creo que tú eres el que no está entendiendo.

—No. No sabes nada, sólo teníamos sexo, eso era todo. — Habían pasado dos días desde la última vez que lo había visto de nuevo, simplemente quería olvidarlo, pero me era imposible.

Pensé que no volvería a verlo nunca más, pero parecía que el destino tenía planeada otra cosa.

—Es sólo decisión tuya si quieres vender la obra, nadie pude obligarte ya que sólo era una exhibición, pero podrías considerarlo, la persona interesada está dispuesta a pagar la cantidad que ves ahí, cualquiera que sea tu decisión puedes decirme. — Me quede en blanco al mirar el papel donde venía anotada la cantidad que ofrecían por mi pintura y no lo entendía, era simplemente un aficionado sin experiencia ¿Quién querría pagar tanto dinero por un artista desconocido?

No podía creerlo sinceramente, quería conservar mi primera pintura que había sido expuesta, con la cual había obtenido un cien en la materia, pero al ver la cantidad de dinero simplemente me inquietaba.

— ¡Señor! — Exclamé impidiendo que se alejara más, avance rápidamente hasta alcanzarlo para proseguir — si quisiera hablar con la persona interesada... yo... ¿podría hacerlo?

—Podrías hacerlo, haré que el museo arregle una cita con él para ti.

Después del pasar de los días y acordar que lo vería en el mismo lugar donde yacía mi trabajo, la espera no ayudaba con los nervios. Y cuando me encontré con él, fue peor, lo reconocí solo con verlo de espaldas admirando atentamente mi pintura.

— ¿Tú? — Pregunté inseguro — ¿qué haces aquí?

—Vamos — comenzó a caminar fuera del lugar, hubiera decidido no seguirlo, pero a pesar de todo me encontraba siendo conducido por él hasta lo que parecía su auto, donde una vez dentro el trayecto fue completamente silencioso e incómodo.

Comprendí que Joel Pimentel no era quien yo creía cuando llegamos a la torre que se alzaba frente a mí en una de las zonas más caras de California.

— ¿Qué hacemos aquí? — atiné a preguntar una vez dentro del elevador en el interior de dicho edificio.

—Vamos a mi departamento. — Lo miré estupefacto e incrédulo, pero después de haber introducido la clave correctamente en la puerta frente a nosotros mi voz volvió a perderse dentro de mí. — Puedes ponerte cómodo. — Caminó despreocupadamente hacia la cocina del lugar — ¿quieres tomar algo? ¿Comer algo? — las preguntas me atacaban la cabeza al grado de marearme, ¿Quién era Joel Pimentel? — Tengo jugo de uva, naranja, tal vez quieras alguna gaseosa...

—Detente. — Pedí alzando la voz por encima de la suya frustrado — deja de actuar como si no ocurriera nada, estoy a punto de volverme loco, porque no puedo dejar de pensar en ti ni un maldito segundo desde que te fuiste. Después apareces y te comportas como si no pasara nada, detente, no sé quién eres, que quieres o para qué, para. ¿Quién eres? ¿Qué es todo esto?

El silencio sepulcral que se formó después de eso fue a mí parecer eterno, pero lo único que podía esperar era una respuesta.

—Supongo que te debo una explicación ¿no es así? — se acercó lentamente hasta la barra sentándose y pidiéndome que me sentara frente a él, cosa que hice. — Y un "lo siento" no basta tampoco... — Fue hasta entonces que supe quién era Joel Pimentel. —... Me he acostando con más de la mitad de las mujeres de California por puro placer, soy como la escoria, pero con dinero. Mierda, tengo tanto dinero que podría pudrirme con él y nadie se daría cuenta; no me interesa más el dinero de mis padres, ellos creen que soy feliz, depositando cantidades descomunales de dinero en mis cuentas, pero me estoy pudriendo. Seguramente todo el mundo cree que me acuesto con las mujeres por dinero, el dinero me da asco. — Podrían pensar que Joel estaría diciendo todo esto mientras se encontraba ebrio, pero les sorprendería saber que nos encontrábamos bebiendo leche chocolatada en cajitas. El silencio había reinado nuevamente y en la sala solo el sonido de la pajilla de Joel siendo absorbida se escuchaba en el lugar, ridículamente comencé a reírme como idiota llamando su atención.

—Estamos tomando leche chocolatada en cajitas mientras me dices todo esto — explique tratando de contenerme.

—Nunca se es demasiado grande para tomar leche chocolatada en cajitas. Erick, la vida es asquerosamente corta, voy a hacer lo que quiera con ella, y eso incluye beber leche chocolatada directo de una cajita.

— ¿Estás haciendo todo lo que quieres justo ahora? — Sentía que mi corazón explotaría debido a la rapidez con la que palpitaba, pero él simplemente bajo la mirada.

—No puedo tenerte. — Levanto su vista mirándome directamente a los ojos — no voy a pudrirte conmigo. No puedo... — Entonces comprendí.

— ¿Me alejaste por eso?

—No te merezco, no mereces esta mierda.

— ¿Tú eres el que decide que merezco o qué no? Me volví adicto a ti, ahora mismo solo te necesito a ti, me importa un carajo que te hayas acostado con todas las mujeres de California o América, justo en este momento estás conmigo y es todo lo que necesito.

—Nunca pensé que llegaría el día en que quisiera aferrarme a una persona como lo hice contigo.

—Nunca creí que llegaría el día en el que me volvería adicto. Soy adicto a ti, Joel Pimentel.

—Yo soy adicto a ti, Erick Colón.

Había extrañado su cuerpo frotándose contra el mío, había extrañado que me hiciera estremecer debajo de él, justo ahora era todo lo que necesitaba, sabía que estaba bien y nada más importaba.

—Parece que ahora me he acostado con más de la mitad de las mujeres de California y un chico. — Y tampoco dejaba de ser él. No era amor, porque apenas estaba creciendo dentro de mí el sentimiento.

— ¡Eres un tonto!

—Y tú eres tan lindo. — Puedo decir lo mismo de él, las circunstancias en las que nos conocimos tal vez no hubieran sido las favorables para muchos, pero a mí no me importaba en este momento. Quería enamorarme de él y él quería lo mismo.

Las decisiones que tracé al elegirlo me habían permitido darle color a mi vida por completo, así como le habían permitido a él mirar de otro modo su vida, ambos habíamos trazado líneas inseguras que al final nos habían vuelto, primero adictos y después, aprendimos a amarlas.

J|K|B

Ay no saben cuanto agradezco el amor que le dieron a la adaptación :3 sobre todo que le hayan dado la oportunidad <3

Sé que no están a costumbradas a este tipo de historias en el Joerick(?) Pero aún así, gracias <3

Gracias por cada voto y comentario que dejaron, me alegraba leerlos <3 Espero de verdad les haya gustado pese a ser cortita, la original es igual :c

Mil gracias a todas, anotherjoerickfan gracias <3


Trazos adictivos   ➵ 「Joerick」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora