Capítulo 4: Pandora

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Apenas acabaron las clases de ese día, Golden se dirigió a un lugar sin mucho ruido debido a que recibió una llamada repentina.

-¡Hola!...Ah sí, conseguí que el abuelo deje que me quede aquí...Sí...pero debo hacer algunas cosas por él a cambio...Sé que tenemos el águila, pero sabes que Guillermito es mejor que esas aves de rapiña. No, ya no lo digo tanto ¿y qué tiene de malo mi frase célebre?-Decía enojado, pero al percatarse que su asistente se acercaba habló más aprisa.-Bueno, debo cortar, me alegra poder estar de regreso y cerca de ustedes... ¡Que no soy ni seme ni uke, Dios! Se nota que no has cambiado en eso... Ok, nos vemos.-Terminaba la conversación mientras llevaba la mano izquierda a la cabeza dado que el asunto del diario no acababa nunca, en lo que se dirigía sin protestar a la limosina.

En ese momento, en algún lugar de la ciudad.

-Eak, ¿has visto las noticias?-Preguntó un joven de cabellos morados al otro mencionado.

-Sí jefecito...vaya caso ese wey para perder así.-Respondía mientras hojeaba holgazán una revista sobre comida.

El primero se aproximaba cada vez más a la silla en la que se encontraba el de piel morena, el cual parecía no percatarse mucho de ello hasta que el otro continuó hablándole.

-Creo que es momento de darle una advertencia, ¿no lo crees también?

-Supongo que sí. ¿Aunque no se suponía que ese mago había muerto hace tiempo? Seguro es algún impostor que quiere su famita.-Respondía ya algo tenso por la cercanía.

-No tenemos tiempo para jugar ni con impostores. Sabes que tenemos un trabajo, ¿o acaso quieres que llame a Snake para que se encargue?

-No, no, mi patrón. Yo me encargo del asunto. Usted no se preocupe.-Terminaba en lo que se le levantaba y dejaba de lado la revista todo tembloroso en un rincón, apenas había escuchado a su superior pronunciar aquel nombre.

-Más te vale. Que tu padre haya estado aquí, no quiere decir que seas irreemplazable.-Terminaba Owynn mientras el mismo irradiaba de su cuerpo una especie de aura color violeta con algo de negro, sólo con el fin de intimidar aún más al chico, cosa que ya había logrado sin esfuerzo segundos antes. Tal vez sabía que ya había alcanzado su cometido, y solamente quería amedrentar más al muchacho para tener un poco de diversión para sí mismo, o tal vez no. Pero lo que era seguro, es que no debían fallar en lo que fuera que fuese su misión, y ésta involucraba a nuestro querido conejo ladrón.

Dos días más tarde, el de cabellos turquesa se encontraba pensativo en su asiento durante el almuerzo, revisando las noticias acerca de la próxima joya que robaría. Realmente estaba algo distraído, y no era para nada raro, tomando en cuenta lo que le había ocurrido la noche anterior:

Éste había escapado nuevamente de los oficiales, engañándolos con otro de sus muñecos inflables en lo que se escondía en un callejón y cambiaba sus ropas. Se dirigió como si nada de vuelta a la calle, más una carta que de pronto se estrelló en la pared a su lado lo sorprendió a más no poder.

-¿Qué demonios?-Dijo el mismo cuando se giró a buscar al responsable.

Luego de darse cuenta del hecho de que no había nadie cerca, se puso a abrir el sobre y leer su contenido.

"Querido ladrón fantasma Bunny Bon, decidí perdonarlo por esta ocasión ya que ésta no es una de las joyas que queremos, y seré tan amable de dejarle una última advertencia: no continúe tocando las joyas, caso contrario, no podré asegurarle que pueda vivir por mucho más tiempo, o ¿acaso ya ha olvidado nuestros encuentros anteriores debido a los años?"

-Creo que esto de estar en las nubes se te está volviendo costumbre- Dijo la de cabellos plateados, cortando así los pensamientos de su compañero.- ¿Qué estás viendo por cierto?

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2017 ⏰

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