XX.- ❝Labios de pecado❞

222 20 4
                                    

I hope you can see
The shape that I'm in
While he's touching your skin
He's right where I should
Where I should be
But you're making me bleed
Woman- Harry Styles


Ya me había despedido de Niall y de Zayn, por más que el último había insistido en llevarme a casa yo me negué, quería un momento para pensar sobre todo lo ocurrido en ese día, pero sobre todo quería un momento a solas para poder pensar en Harry. Una parte de mí necesitaba pensar en él. Quizás por la forma en que me había mirado hoy en el almuerzo, cuando dijo eso tan horrible a Zayn, representaba que una parte de él, aunque fuera remota, tambien se sentía culpable. ¡Aggh!, debía dejar de hacerme tantas ilusiones ¿era tan difícil aceptar que yo había sido solamente un juego para él?, ¿por qué siempre pensé que yo sería la excepción? Que el haya sido mi primer amor y que me haya hecho suyo de esa manera tan tierna y perfecta ¿eso me haría diferente de los muchos chicos y chicas con las que seguramente había estado? ¿a las muchas personas a las que él seguro les había arrebatado su virginidad? Quise llorar, tenía ganas de llorar pero sería demasiado melodramático por lo que me contuve, al menos tenía que aparentar cierta fuerza conmigo mismo.

Eliminando esas ideas de mi mente seguí caminando sin ni siquiera concentrarme en el resto de las personas, probablemente cuando yo llegara a mi casa, mamá se encontraría fuera trabajando o sabe Dios que estuviera haciendo, pero definitivamente no estaría en casa. Un tiempo de calidad conmigo mismo podría ser buena idea, darme un baño relajante, tomar un poco de chocolate caliente como si fuera navidad e incluso ponerme a ver bob esponja en la televisión. Sonreí, una tarde sin tener que pensar en Zayn, Harry o e incluso Niall me haría realmente bien.

Finalmente llegué a mi casa después de haber estado caminando varios minutos, mamá no estaba y no pude aguantar la tentación de cumplir lo que tenía en mente durante el camino.

Me despojé de mis ropas al igual que mi mochila, coloqué un poco de música ligera para luego meterme directamente a la bañera con agua tibia. Tuve un baño relajante, reparador, lavé cada rincón de mi cuerpo con una suave esponja, estuve un largo tiempo dentro de la bañera pensando en la inmortalidad del cangrejo hasta que finalmente salí o sino problablemente hubiera quedado como mi vecina, la señora Oldwie.

Sequé mi cuerpo con una de las toallas y con otra me envolví, aun no tenía ganas de cambiarme ya que estaba solo por lo que me dirigí a la cocina a prepararme la supuesta taza de chocolate. Antes de que pudiera tan solo servirme en la taza, escuché como alguien tocaba la puerta de mi casa. Eso realmente me extraño, nosotros no teníamos amigos ni vecinos que nos vinieran a visitar, la única persona de la cuál podría tratarse era mi mamá que como siempre, había olvidado llevar las llaves.

Suspiré, no me moleste en ponerme algo encima ya que sería mi mamá y nuestro vecindario no era uno en la cual las personas pasaban por la calle todo el tiempo o de los que siempre se mantenían atentos a quienes abrían las puertas para quedarles observando.

Dejé la taza sobre la mesa, caminé con solo la toalla envolviendo mis caderas hasta la puerta que finalmente abrí, casi suelto un grito para caerme de espaldas cuando vi quién era mi visitante. No era mi mamá, definitivamente no era ella.

Intenté cerrar la puerta pero antes de que pudiera mover tan solo uno de los dedos de mi mano, él ya se encontraba adentro de mí casa, me empujó a un lado para cerrar bruscamente la puerta. Yo seguía en estado de shock, sin saber que hacer, con un grito ahogado en mi garganta y un miedo a flor de piel.

-Harry.- musité débilmente.- ¿Qué diablos haces acá?

Se veía de cierta manera desordenado, sus rizos se hallaban revueltos y sus ojos ardían como un fuego descontrolado, me recorrió de pies a cabeza.

-Yo...- no pudo completar la oración.

Se lanzó sobre mí y estoy hablando literalmente, SE LANZÓ SOBRE MÍ. Caímos en el piso, hice fuerza para separarlo de mi pero el resistió por lo que rodamos en el piso hasta que finalmente él quedó arriba. Sus manos cogieron mis brazos para ponerlo a ambos lados de mi cabeza y luego pasó a besarme con una voracidad destructiva. Intenté soltarme de él de todas las formas posibles, pero esta vez si me estaba defendiendo, no como las otras veces que una parte de mí quería que él me tocara, sino que esta vez yo no lo quería, no quería el acto de esa manera, no pensaba ser una segunda vuelta.

Grité, pataleé, incluso le planté un puñete cuando se descuido de un brazo, en el pecho pero nada pareció detenerlo en lo absoluto, aunque él no había quitado la toalla de mi cuerpo, esta se había desvanecido fácilmente ante los forcejeos entre nosotros.

Ante la frustración de no poder defenderme comencé a llorar, pero no me detuve en lo absoluto, grité pidiendo auxilio pero estaba solo en mi casa y dudaba mucho que los vecinos pudieran escucharme gracias a la música que había puesto a todo volumen, no lo quería, no quería que me hiciera el amor a la fuerza. La toalla se resbalo de mi cuerpo por lo que quedé desnudo, vi en sus ojos el deseo y la sorpresa al darse cuenta que no sería más una presa fácil. Sus manos se posaron en mis piernas y las abrieron a la fuerza, recorría mi abdomen y mi pecho con tanta hambre que hasta yo mismo estaba a punto de rendirme. Mi respiración al igual que mi fuerza de voluntad estaban comenzando a menguar, de repente una idea se me vino a la mente, un pensamiento que las muchas veces anteriores no había aparecido en lo absoluto, ¿sería el masoquista siempre? ¿siempre tendría acaso el papel del drogado por amor? ¿él que daba todo sin recibir nada a cambio? Quizás ese mismo pensamiento me hizo sacar fuerzas del interior de mi corazón, de un dolor que había estado dentro de mi desde hace mucho tiempo y lo empujé lejos.

Cogí uno de los adornos de la sala, una estatua de madera que mamá había comprado hace tiempo.

-¡Lárgate!- exclamé lleno de susto.- ¡LÁRGATE DE ACÁ!

Ahora el deseo comenzó a desaparecer de sus ojos y apareció la sorpresa de que yo ya no iba a caer rendido a sus pies.

-LÁRGATE O TE JURO POR LO MÁS SAGRADO QUE TE MATO.- ni la menor idea de porque dije eso pero lo dije con mucha seriedad.- ¡FUERA!

Sus ojos dejaron de mirarme para fijarse en el suelo, unos minutos nos quedamos en silencio pero yo seguía sosteniendo aquel adorno dispuesto a usarlo si era necesario. No quería hacerle daño, porque le seguía queriendo, pero no iba a seguir interpretando el papel de masoquista todo el tiempo.

Me miró por última vez, ahora sus ojos se mostraban fríos llenos de un odio inmenso ocultado pero no hacia mí, sino hacia otra persona. Se acomodó la ropa y salió de mi casa tirando un portazo. Solté el adorno y me apoye contra la fría pared, fuí cayendo lentamente hecho un mar de lágrimas.

Hate is another form of love || L.S || Adaptación | Terminada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora