II

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Primera semana, entrega y día libre.

— Después de todo Dabi-san tenía razón.

Apalabró Kirishima al ser testigo de la dilatada y espeluznante sonrisa que ornamentaba el rostro de su fulgurante y no tan humano amigo.

— ¿Ese bastardo? El mérito lo merezco yo.

Corrigió presuntuoso Bakugou.

Kaminari suspiró.

— ¿Y quién fue?

— ¿Quién que?

— Vamos, ¿Quién fue la pobre que cayó en tu juego? ¿Momo?

— ¿La chica del mitad-mitad? Ni en broma.

Abonanzó colocando un libro sobre su faz recargando sus piernas sobre la barra frente a él.

— ¿Eh? ¿No lo es? Era la más cercana de ingresar a la clase A pensé que sin duda recurrirías a ella.

— Meterme con la presidenta de la clase me traería problemas innecesarios con ese c*bron.

Contestó fastidiado.

— Entonces si no fue Momo ... ¿Ochako?

Más que afirmar cuestionó el rubio mirando con inquietud a Katsuki.

— Ochako-san esta perdidamente enamorada de alguien de otra clase, con suerte le miraría.

Explicó Kirishima antes de que Bakugou hablara.

— Es tan fiel a su absurdo corazón.

Añadió hastiado reprimiendo mental mente a Eijirou por atreverse a interrumpirle.

— Aunque ahora que se da el tema, pensé que salias con Yanagi.

– Como si alguna vez accediera a ser el acompañante de alguien.

— Ella no piensa lo mismo~

— ¡Están dejando el tema!

Se quejó Denki.

— Apuesto a que es la profesora del curso de inglés. Siempre resultan ser ellas. Ya sabes, gente madura.

En burla continuó Kirishima formando mediante ademanes la figura de la 'mujer perfecta'.

— Claro que no id*ota.

— ¿Entonces?

— No tengo porque decirles más.

Sofocado de tanta palabrería por el par de lerdos, avanzó en dirección de la gran edificación que hace ya más de una semana visitaba con frecuencia.

El solaz triunfo que condecoró su vida estudiantil si que era sofocante, en el buen sentido de la palabra. Estaba maravillado, sus problemas habían terminado y aún no tenía ninguna necesidad de proteger al Nerd, era absurdo que pidiera de su protección pues hasta el momento no había tenido que recurrir a nada para cuidar de esa inestable y débil menudencia.

Necesito un NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora