CAPÍTULO 8: RECONCILIACIÓN

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CAPÍTULO 8: RECONCILIACIÓN

Me dirijo a la casa de Santana, en estos momentos estoy nerviosa. Necesito pedirle perdón por mi comportamiento y no tengo claro todavía qué decirle. Sé que no debí ser tan celosa, pero no lo pude evitar. Cuando llego a su apartamento, mi novia está sola en la casa. Está preciosa, con un vestido ajustado negro. Hablamos durante un rato. Dejamos las cosas claras y ella me hace ver que tiene la misma relación con Quinn que la que tengo yo con Sam. La verdad es que no me había parado a pensar en la posibilidad de que ella estuviera celosa de mi mejor amigo, pero ella me aclara que no tiene celos, al igual que yo no debería tenerlos. Al final acordamos que las cosas las vamos a hablar a partir de ahora, nada de callarnos o enfadarnos antes de tiempo. La amo y a veces es inevitable sentir celos, pero no debo dejarme dirigir por ellos porque lo único que puedo conseguir es fastidiar la relación tan bonita que tenemos, a partir de ahora me controlaré un poco y confiaré en ella. Al fin y al cabo, la confianza es la base de cualquier relación.

Cuando todo queda aclarado, me acerco a sus labios, se han convertido en mi adicción. Comienzo con un beso lento y dulce. Nuestros labios bailan juntos la danza del amor. Mi lengua entra en su boca y exploro cada rincón como si fuera la primera vez que entro allí. Mis manos suben y bajan por su espalda suavemente, mientras las suyas sujetan firmemente mi cintura. Antes de darme cuenta, he bajado la cremallera de su vestido. Ella abandona mis labios para abordar mi cuello. Deja allí besos y caricias con su lengua. Decido meter mi mano por el hueco que dejó la cremallera para poder tocar su piel, es tan suave.

Ella desabrocha mi blusa con suavidad. Antes de que me la quite, me levanto y nos vamos a su habitación. No creo que venga nadie, pero nunca se sabe. Me tumba delicadamente en la cama. Todos nuestros gestos están llenos de amor. Termina de quitarme la blusa y me besa el cuello. Me estoy excitando mucho, pero esta vez no nos vamos a detener. Es un avance en nuestra relación que se tenía que dar, llevamos tiempo juntas y no podemos retrasarlo más.

Le quito el vestido y ella me quita el pantalón. Me besa en la tripa, haciéndome cosquillas. Sus manos recorren mis piernas, erizándome la piel. Necesito todo de ella y me siento ansiosa. Mi paciencia se acaba y paso de la dulzura a la pasión. La guío hasta mis labios y la beso como hace mucho tiempo que no beso a nadie. La pasión domina nuestros movimientos, pero también se nota nuestro amor.

Las dos estamos tumbadas en la cama, en ropa interior, explorando el cuerpo de la otra. Es la primera vez que llegamos a este grado de intimidad, por lo que vamos a disfrutar de nuestros cuerpos sin prisas, con pasión y amor. Beso su cuello y la rodeo con mis piernas y brazos, juntándola más a mí. Necesito sentirla, mi piel desea estar en contacto con ella. La libero de mi agarre y suelto su sujetador. Ella me ayuda a quitárselo y comienzo a tocar sus senos, provocando aun más excitación en ella. No la puedo oír, pero sé que emite gemidos de placer, al igual que yo.

Poco a poco nos deshacemos de las prendas que quedan y nos encontramos tumbadas totalmente desnudas. Se acomoda mejor encima mía y comienza a masturbarme. Cierro los ojos, dejándome llevar por el placer. Noto como me besa el pecho y acelera los movimientos de su dedo sobre mi clítoris. Sé que pronto llegaré al orgasmo. Mi respiración se acelera, se me nubla la visión, mi corazón late con fuerza, mis músculos se tensan, mi boca emite un fuerte gemido y entonces me relajo. Mi novia me ha llevado a alcanzar el placer de una manera sencilla pero efectiva.

Me giro con ella, de manera que ahora soy yo la que queda arriba. Me centro en besar sus labios y bajo poco a poco hasta encontrarme con sus pechos. Me entretengo en sus pezones, intentando estimularla. La miro para asegurarme de que le gusta lo que hago y ella asiente para que continúe. Normalmente los gemidos y las palabras guían a los amantes, pero en mi caso, debo buscar otras maneras de encontrar los puntos de placer de mi novia.

Sigo bajando hasta llegar a su bajo vientre. Sin pensármelo dos veces ataco su clítoris con mi lengua. La zona está muy húmeda por la excitación que tiene. Pongo una de mis manos en su tripa, más para sentir su ritmo de respiración, que me guiará para saber cuando le gustan mis movimientos y cuando llega al orgasmo. Siento como se acelera su respiración y decido meter mi lengua dentro de ella. Sé que le ha gustado mi atrevimiento. Utilizo uno de mis dedos para seguir estimulando su clítoris y acelero mis movimientos. Noto como se tensa debajo de mí y sujeta la mano que tengo sobre su vientre. Sé que está a punto de llegar y no me voy a detener. Poco después tira de mí y la miro, está sonrojada y me sonríe. Me hace un gesto indicándome que ya ha llegado. Me incorporo y la beso. Ese beso tiene sabor a ella. Al principio nuestros besos son dulces, pero pronto volvemos a sentir el deseo. Tengo la sensación de que somos insaciables. Aunque reconozco que nunca tendré suficiente de ella.

Me coloco de manera que nuestros sexos se tocan y con un movimiento consigo sentir placer. Veo que ella también lo siente por lo que sigo con los movimientos. Ella me sorprende metiendo dos de sus dedos dentro de mí, de manera que con cada movimiento siento la fricción de éstos. Beso sus labios. Cada centímetro de mi cuerpo siente el placer y el amor que me produce esta chica. Va a volverme loca.

No puedo pensar en nada que no sea su cuerpo. No puedo sentir nada que no sea su amor. No puedo ver nada que no sean sus ojos. Así me encuentro hasta que las dos llegamos al orgasmo juntas. Me muevo para no estar sobre ella y me tumbo a su lado. Nos dormimos juntas y abrazadas.

Noto que una mano me toca dulcemente la cara. Sé que es mi novia, por lo que abro los ojos. Ella me mira con mucho amor. No sé por qué demonios tuve que tener dudas. Me ama a mí y a nadie más. Es lo que más quiero y yo soy igual de importante para ella... Me explica que Blaine está fuera y se va a ir a casa, por si me quiero ir con él o prefiero quedarme aquí con ella a dormir. Le digo que prefiero la segunda opción y veo que mueve los labios, diciendo algo. Me vuelvo y veo a Kurt que está en la puerta de la habitación. Me sonríe y se va, dejándonos solas otra vez. Me apetece repetir lo que hemos hecho minutos u horas antes... Realmente no sé cuanto a tardado... Beso a Santana y noto que poco a poco todos nuestros movimientos se van volviendo más pasionales... Parece que al final voy a tener lo que quiero...

El amor no tiene barreras (Brittana girlxgirl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora