Capítulo 23

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Nicholas

Mi hermana a cada momento que la señora Martín no la veía, no paraba de su vestido jalarlo. No era de las chicas que les gustaba la moda o seguían estándares de ser popular, Blue, era más parecido a un león, no le tenía miedo a nada y prefería que la siguieran a ser un títere en la vida de los demás, nunca en mi vida la vi depilada las piernas o con tacones, eso la hacía lucir incomoda y podía notar en sus ojos verdes.

—Señora Martín, no cree que el vestido es mucho para mí— claramente su voz era enojada, a mí no me importaba que ella vaya como siempre pero al parecer a la señora Martín claro que sí.

Nos pidió encarecidamente que la acompañáramos a una reunión con sus amigas de la clase alta de Londres que iban a celebrar una reunión en la ciudad, mientras yo sentía que mi corbata me iba asfixiar mi hermana lentamente dejaba de luchar con las costuras de un bonito vestido.

Cabe recalcar que mi hermana se negó, no una sino más de un millón, parece que era la bienvenida de la nieta de su gran amiga, es lo más raro que la Señora Martín ni siquiera sabe el nombre de la joven. Solo sabemos que tiene veinte años, me dijo que le mostrara algo de la ciudad, claro si ella deseaba.

Me importaba poco asistir a este tipo de cosas, pero la señora Martín al no tener familia siempre lo pedía hacía nosotros, hubiera venido George pero le dijo que tenía que estudiar para los exámenes, así que esa es la razón por la que voy en un hermoso y costoso Audi.

—Claro que no mi querida Blue, te ves demasiado bella.

La señora Martín ya estaba por sus sesenta años pero parecía de unos cuarenta, cada cierto tiempo se hacía sus retoques, y quedaba más joven de lo que era, por eso su "novio" apenas llegaba a los treinta y cinco, era el completo interés, era muy evidente, pero la señora Martín no lo notaba.

—Diablos, debí hacerme la enferma.

—Igual yo, no quería denegar la invitación de mi amiga ha sido todo improvisado, parece que la nieta de mi mejor amiga ya no estará en Alemania, está regocijando de alegría.

— ¿Y qué hacía en Alemania?

Mi pregunta es nada seria, solo lo menciono para saber si de una vez por todas puedo sacarme de la cabeza a Amelia, es imposible no dejar de pensar en sus ojos azules, su hermoso cabello castaño y claro sus miles de groserías.

—Estudiar, hijo mío, es una muchacha demasiado entregada a sus estudios, se mencionaba hace un tiempo que ella sería la heredera de los Roberts.

—Bonito apellido.

Era lo único que podía decir, parecía un apellido muy común en los Estados Unidos, aquí, los Roberts eran conocidos por ser dueños de las empresas más poderosas del Reino Unido, Europa y gran parte de Asia y América. De ser esa chica estuviera que me hago en los pantalones.

—Lo sé, Aline, está deseando que aún no se dé el contrato final, es muy joven su nieta para hacerse cargo de tanto.

—Si pero ella de seguro fue educada para ser quien será.

—Así es Nicholas, pero aún no es tiempo. Sabes que mejor olvidemos ese tema. Los Roberts son demasiado complicados para complicarme yo la vida explicándolo.

Reí, así era la señora Martín, no le gustaba dar vueltas en los asuntos, le fastidiaba demasiado.

—Señora Martín, y ¿esa chica es muy creída?

—No lo sé, Blue, la conocí cuando era solo una chiquilla de quince años, su madre falleció y aunque estaba destrozada, lucía bella, es hermosa, sus ojos azules y esa piel pálida, junto a ese cabello rubio. Sería candidata para cualquier marido que su familia quisiera.

Abrázame FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora