Capítulo 3

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Kaede me invitó a quedarme con ella por la noche. No me molesta el hecho de dormir en su choza con ella, puesto que, ya me eh quedado con anterioridad; pero lo que me intriga, es que estaré durmiendo con esas chicas, Aome y Sango, y no me siento cómoda estando cerca de ellas.

—Espero que estén cómodas chicas, no creía que (Tn) viniera hoy.— Bromeó con una sonrisa.

—No se preocupe anciana Kaede, estamos bien.. ¿Verdad?.— Con una sonrisa forzada, volteé a verlas. Ellas solo asintieron algo confundidas.

—Buenas noches.— Mencionó, antes de caer dormida, la abuela Kade. Nuestras compañeras le devolvieron el gesto con un «Buenas noches» y se dispusieron a dormir.

Yo solamente esperé a que estuvieran profundamente dormidas para marcharme sin dejar rastro ésta vez. Así que salí de aquella choza y me senté en un árbol bastante alto, en donde podía apreciar mejor la aldea.

No puedo creer que sigo en ésta forma..— Coloqué mi mano hecha puño sobre mi pecho con fuerza. —No necesito esto.. ¿Porqué simplemente no puede dejarme en paz?.

En noches cómo esta, deseaba con todas mis fuerzas, volver a ser como era. Cuando era feliz. No como hoy, que sufro por dentro al no poder expresar todo el peso que llevo en mi frágil y quebrantado cuerpo.

"No confiar en nadie, atrae la felicidad"

Esas estúpidas palabras son las culpables de que no pueda decir lo que siento. Por ellas, soy como soy. Por ellas..

..solo soy un monstruo sin sentimientos.

Contuve las lágrimas que iban a salir y me puse de pié. Bajé de aquel árbol que solo me sirvió para intentar que mi desahogo saliera, lo cuál no pasó, y me puse en marcha.

No me podía despedir de Kaede, si lo hacía, probablemente me rogaría quedarme. Y si lo hace, estoy segura que no me opondría.

Con pasó apresurado y decisión segura, salí de aquella aldea que -años atrás- consideraba mi hogar, pero ahora, pertenecía a otras personas diferentes a mí.

Escuché un salto y después una caída detrás mío. Supuse con obviedad quién sería, ya que desde que nos "conocimos" nos encontramos dónde sea.

—¿Te vas sin despedirte de Kaede?. Eres una persona muy cruel e insensible.— Dijo algo molesto. —¿Acaso no piensas en lo que sentirá mañana al no encontrarte?.

—No digas cosas que no te corresponden.— Ni siquiera volteé a verlo cuando re-inicié mi camino, ahora gracias a él, de mala gana.

—Lo siento, pero no puedo permitir que Kaede se ponga mal por una cabezota como tú.— De otro salto, llegó hasta mí por el frente. —Ya no estamos en la aldea.. no veo porqué no enseñarte modales.

Solté un suspiro.

—Si tanto lo deseas..— Sonreí. —Vamos a terminar con ésto.

Inuyasha sacó su espada que era más grande de lo que se veía. Yo solo me limité a recoger mi cabello en una coleta alta.

Antes que nada, el cabello es importante.

El mitad perro me miró incrédulo, pero al ver que mis uñas se convirtieron en garras cambio su expresión a una más seria. Corrí hacia él haciendo un pequeño zic-zac y salté tratando de no lastimarlo de muerte. Tenía claro que, con solo una palabra, ganaría todo. Pero quería divertirme un poco ya que moría por pelear con él desde la primera vez que lo ví.

Inuyasha bloqueó mi ataque con su colmillo de acero. Me empujó con ésta, lo que le hizo retroceder un poco. Levantó su pesada espada y la dejó caer de una manera como si me quisiera cortar con ella a distancia.

—¡Viento.. cortante!.—  Enseguida, salí volando al mismo tiempo que sentía que mis ropas se rasgaban y lastimaba mi cuerpo al golpearme una ráfaga de viento que, supongo yo, salió de la espada.

Logré estabilizarme y caer de pié.

—Las gatitas siempre caen en pié, ¿No?.— Sonreí. Me estaba gustando pelear tan libremente con Inuyasha.

Pero no todo era bonito. Sentía más ligera mi cabeza. Pensé que el lazo que mantenía mi cabello amarrado se había caído. Pero no era así.

Inuyasha me miró asustado y esa no era buena señal. Llevé mi temblorosa mano hacia mí cuero cabelludo y la deslizé con miedo. Hasta que sentí el final de mi negra cabellera.

¡Idiota, me has cortado el cabello!.— Le grité enojada.

Inuyasha me veía ligeramente impactado. Aunque luego su semblante cambió a uno más malvado.

—Uy, discúlpame. Ahora que tu hermoso cabello se a perdido, supongo que te pondrás a llorar.— Dijo con un tono de burla en su voz.

Este tipo sí que sabe hacerme enojar.

—¡Eres un perro tonto!.— Grité para finalmente lanzarme -ahora si- a  matarlo.

Inuyasha, estaba sonriendo mientras peleaba conmigo. Eso me provocaba más enojo y atacaba con más fuerza.

Aunque decidí no darle más gusto y terminar esto de una vez para marcharme; así que dejé de pelear. Quedando asi, parada frente a él.

—O-Oye.. ¿Qué sucede?.— Preguntó notablemente desconcertado pero sin bajar la guardia.

Solo respiré hondo.

—Inuyasha..— Lo miré a los ojos y luego sonreí. —.. duérmete.— Y así como lo dije, cayó al suelo.

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Los ojos del Pasado (Inuyasha Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora