Capítulo 4

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¿Hay algo más odioso que cargar a un mitad demonio a ciertas horas de la madrugada?. Porque no lo creo.

Maldición.

—Creo que me pasé un poco..— Susurré echando una mirada, por séptima vez, el cadáver no-muerto de Inuyasha.

Aunque se lo merecía de hace tiempo, no calculé de la mejor manera posible y ahora Inuyasha está sangrando un poco de la frentota que tiene. ¿Porqué?. Porque cayó justo sobre una piedra con una pequeña -no tan pequeña- esquina bien afilada.

Ahora no sé si está dormido por mí "hechizo" o por el feo golpe que se dió.

Llegué a la aldea y lo tiré por allí cerca de la hoguera que había. Por una extraña y estúpida razón, me preocupaba el que alguien quisiera hacerle daño al estar tan inofensivamente dormido.

—Agh, maldita sea..— De mala gana, me senté frente a él cruzando las piernas y recargándome sobre mis brazos. —.. no puedo dejarlo sólo.

Suspiré resignada.

47 minutos más tarde.

—30,564.. 30,565.. 30,566.. ¡¿Porqué tienen tantas hojas los árboles?!.

1 hora y media más tarde.

—Si pongo ésta ramita en la cima, habré terminado de.. ¡No, mi castillo!.

2 horas más tarde

—El mundo e de cambiar.. para ir a futuro ideal, en dónde no reine el mal..

2 horas con 15 minutos más tarde.

¡¿Porque no se despierta?!.

Debía admitir que era muy impaciente. No me agradaba la idea de estar sentada toda la noche esperando a que se levantara.
Las horas parecían eternas, un momento estaba acostada y al otro podría estar en un árbol jugando.

Me enfadé al ver que después de 2 horas seguía durmiendo plácidamente y yo acá, aburrida, cansada y claramente molesta.

—¡Ya, me rindo!.— Bajé del árbol en el que me encontraba y decidí dormir un poco. De todas maneras, estando tan lejos uno del otro, ¿Qué podría pasar?.

***

—¡Yuuta! ¡No le lastimes! ¡Es tu hija!

—¡Porque es mi hija debo hacerla más fuerte! ¡¿Cómo es posible que sea humana cuando es hija de un Demonio como yo?!

—¡No todos son así, yo soy humana! ¡¿Es que acaso odias tanto a los humanos?!

—¡Es suficiente! ¡Hiro, sácala de aquí y lleva a mi hija al cuarto para empezar con su crianza!.

—Sí, señor.

—¡No, espera! ¡Yuuta! ¡Yuuta!.

***
Tras ese estúpido sueño, desperté. Estaba mirando al cielo, tal como me había acostado así amanecí. Solté un suspiro y me dí media vuelta encontrándome con una sonrisa y una mirada dulce.

Me levanté de un salto con toda la vergüenza acumulada en mi rostro.

—¡I-Inuyasha! ¡¿Pero que te pasa, porqué me asustas así?!.

Éste, se incorporó sentándose con las piernas cruzadas y los ojos cerrados.

—N-No es porque te veías linda mientras duermes..— Se rascó la mejilla.

Ok, eso me tomó desprevenida. Creo que no podría estar más roja en ese momento, sin mencionar que mi ritmo cardíaco se estaba saliendo de control.

¿Qué es este sentimiento? Maldita sea, no sé por cuánto tiempo estuvo así.. mirándome..

—Por cierto.. cantas muy bien. Ese castillo con palitos que hiciste me sorprendió y.. ¿Cómo rayos le hiciste para contar todas las hojas de ese árbol sin equivocarte?.

Ahahaha.. el miró todo lo que hice.. hahaha.. lo miró, el lo miro..

Creo que me desmayaré.

¡(Tn), despierta! ¡Despierta!.

***

Me encontraba desayunando con la Abuela, Aome y Sango dentro de la choza. No quería ver a Inuyasha puesto que, creo que me hacía daño. Mi corazón latía fuerte cada que estaba cerca suyo, sin mencionar que mi temperatura incrementaba considerablemente en mi rostro al tiempo que enrojecía.

No era normal.

—(Tn), ¿Sucede algo, querida?.— Me preguntó Kade. Se veía preocupada y eso me molestaba. No quería hacerla sentir mal, y menos por culpa mía.

Solo sonreí.

—No es nada, no se preocupe.— Al parecer se tranquilizó y siguió comiendo.

No pasó mucho rato cuando irrumpió alguien adentrándose en la choza.

—¡Señorita Aome, Sango.. encontramos rastros de Kohaku! ¡Inuyasha fué tras él!.— Las chicas se levantaron a toda prisa recogiendo su plato.

—¡Anciana Kaede, volvemos en unas horas!.—Dijeron al unísono, saliendo de la choza.

Volteé a ver a Kaede en busca de una explicación de lo sucedido hace un momento. Ella seguía comiendo con tranquilidad y me sonrió dejando su plato a un lado.

—No debes preocuparte, siempre hacen lo mismo.— Dijo levantándose. —Kohaku, es el hermano menor de Sango.. él.. está bajo el hechizo de un ser maligno. Por eso, están buscándolo con mucho esfuerzo. 

Me levanté y recogí mi plato acercándome a ella. Quería saber más del tema, pero no me animaba a preguntarle.

Hasta que una preocupación pasó fugazmente por mí mente.

¿Ese ser maligno que dice Kade, podría lastimar a Inuyasha?

No, no creo que le pase algo. ¿O si?.

Esa pregunta me comía por dentro, no quería que nada lastimara a Inuyasha.

No es que me importara.. pero si quiero saber.

—¿E-Es muy fuerte?..— Tomé valor para preguntar eso.

Kaede me miró con sorpresa y luego sonrió con ternura.

—No te preocupes por ellos, no son tan débiles cómo piensas eh..—

¿Yo? ¿Preocuparme por ellos? Si, claro.

—N-No es que me preocupen.. ni ellos, ni mucho menos Inuyasha..— Hice un puchero.

¿Qué?.

¿Desde cuando me volví así?

¿Hice un puchero?

Yo jamás me había comportado de esa manera tan inmadura e infantil. Estar rodeada de personas me está cambiando mucho, y es para mal.

Kaede solo rió un poco y fué a lavar los trastes. Claro que no la dejé y terminé haciéndolo yo, pero había una inquietud que me angustiaba y no sabía con exactitud por qué cosa era provocada.

No estaba tranquila, mi pecho dolía y pensaba en Inuyasha una y otra vez. ¿Desde cuando se adueñó de mi cabeza ese idiota?

Ugh, maldición.

No podía estar así por siempre, necesitaba alguna medicina.

—Kaede, creo que estoy muy enferma..


°•°•°•°•°

Los ojos del Pasado (Inuyasha Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora