Tenías que ser tú

Capítulo 28

—Cuando quieras —le dije impaciente.

Necesitaba saber lo que me ha estado escondiendo, y ahora que sé que tiene algo que ver con mi padre, necesito aún más.

—Bien, pero ya te lo he dicho, no me hago responsable de nada de lo que pase.

Rodé los ojos y gruñí.

—Que sí, que sí, venga escúpe. Y no hablo del chicle, tarado —me apresuré a decir al recordar lo que dijo hace unas semanas.

Suspiró.

—Yo conocía a tu padre desde hace tiempo. Le conocí en las carreras ilegales —fruncí el ceño —era muy bueno. Cuando le conocí yo apenas tenía... 14 años. Era un novato y él era el mejor.

—Lo sé. Él siempre ha sido el mejor. ¿Pero qué tiene eso que ver con el tatuaje?

—Pues con el tiempo... yo entré en su equipo.

—¿En su equipo? —repetí confusa.

—Si, en su equipo. Por eso tenemos el mismo tatuaje, bueno parecido. Toby, mi amigo también lo tiene, pero el suyo es un dragón celestial, que se relaciona fuertemente con lo espiritual y lo divino. Simboliza una fuerte creencia en lo que va más allá de la carne —hice una mueca. No entendí nada, que dragón más raro.

—Espérate, ¿entonces Toby también era del equipo de mi padre? ¿También se conocían?

—Si, todos conocían a tu padre Bella. ¿Por qué crees que te llamaban Buccheri? —rodó los ojos —pero eso te lo explicaré más tarde. Yo tengo el dragón amarillo, que representa el conocimiento, la sabiduría y el pensamiento. Y tu padre...

—Dragón con cuernos —le interrumpí —simboliza que quien lo tiene es fuerte en sus palabras y consecuente en sus acciones. Es un líder.

—Vaya, veo que has estado investigando.

—Sí. ¿Y solo erais tres en el equipo?

Negó.

—No, eramos más.

—¿Todos los demás murieron?

—No. Después de lo de tu padre salieron del grupo, ya no mantenemos contacto con casi ninguno de ellos. Pero con Rodolph, era uno de los mejores amigos de tu padre, a veces hablamos.

—¿Rodolph? ¿Y cuál tiene él?

—El dragón de tierra. Representa una conexión con la Tierra, es quien pone las reglas.

—¿La Tierra era mi padre?

—Eres más inteligente de lo que creía.

—¿Es un cumplido? —entrecerré los ojos.

—No suelo hacer cumplidos. Tómatelo como quieras —dijo indiferente y rodé los ojos.

—¿Y qué hay de Arnold? —pregunté después de un rato en silencio —ayer me dijo que dejara las carreras a un lado y que me alejara de ti. ¿Por qué? Y no me digas que no lo sabes, Dave.

Se tomó un rato antes de contestarme.

—¿Recuerdas a Zmeya?

—Como para no hacerlo...

—Pues son del mismo equipo. Felicidades, Bella. Le salvaste la vida a un mostruo —me sonrió falsamente y entrecerré los ojos.

—Quiero que me cuentes más sobre ese ruso. ¿Qué relación tenía con mi padre?

—Ha sido suficiente por hoy Bella. Tienes que irte.

—¡Una mierda! —le grité —¡Quiero toda la puta verdad! ¡Y no me iré hasta que me lo cuentes!