Este momento estaba siendo perfecto, hasta que mi querida amiga me llamó.
Poco a poco fuimos separando nuestros labios, manteniendo una mirada, esa mirada mostraba una conexión entre nosotros.
A lo lejos se podía ver como una sombra se acercaba hacia nosotros, esa sombra pertenecía a Taylor. Le veía borrosa, hasta que se fue acercando y pude verla mucho mejor.
Por muy oscura que estuviera la noche, podría reconocer perfectamente que estaba llorando.
- ¡Taylor! ¡¿Qué te pasa?! - le pregunté alarmada.
- Emily... Me encuentro fatal, me he puesto a vomitar y... - me respondió sin fuerza en la voz.
- ¡Tia!... ¡¿Cuánto has bebido?!
- No lo sé... A partir de la tercera dejé de contar.
- Pff... ¡Joder!, no te preocupes, pero... ¿Te ha visto algún profesor así? - le pregunté un poco asustada ya que si le veía algún profesor, llamarían a sus padres y nos matarían.
- No, creo que no...
- Bueno, no pasa nada te llevaré a mi casa. - no me preocupaba llevarla a casa, ya que mi madre no está, como dije antes se fue de viaje, viene mañana.
- ¿Y que pasa conmigo? - me preguntó Dylan.
- Ahora no puedo atenderte, toma mi número. - le respondí, mientras le escribía en el brazo mi numero de teléfono y luego el hizo lo mismo, con un bolígrafo que casualmente tenía en mi bolso.
- Ahh... Y que sepas que me a gustado mucho. - por muy oscura que fuera la noche se podía ver como mis pómulos se enrojecieron al decir esto.
- A mi también, haber si nos vemos...
- Adiós - le respondí a la vez que agitaba la mano.
Cogí a Taylor por la cintura y puse su brazo, para que me rodeara el cuello y me la llevé hasta la parada de taxi.
Estando allí, cogí uno y le di la dirección de mi casa.
Al llegar a la puerta de mi casa, rebusqué en mi bolso, para buscar las llaves de casa.
- ¡Mierda!, las llaves, no las tengo.
Por suerte a mi madre le gustaba prevenir, así que nos dejó una llave de repuesto, escondida en el macetero y rebusqué entre las hojas y allí estaba la llave, la adentré en la cerradura y abrí la puerta.
Ayudé a Taylor a subir a mi habitación y la senté encima de la cama. Le saqué el pijama del cajón de la mesilla y se lo di para que se lo pusiese, mientras, yo me puse el mío, y nos metimos en la cama.
No paraba de pensar en el beso de Dylan, nunca había sentidos cosas tan rápido por un chico. Pero por otra parte, no quería empezar una relación, me daba un poco de miedo que me hicieran otra vez daño.
Una vez salí con el hermano de Kate, le tuve que hacer caso a ella, me dijo que aunque fuese su hermano, era un carbón.
Me hizo muchísimo daño, me dijo que me quería, y que quería durar conmigo, y... un montón de paranollas, lo peor es que luego era todo mentira, solo me quería de rollo de verano. Me sentí fatal, me sentí engañada y humillada.
Ya lo tengo superado, aunque siempre te queda un poco.
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- ¡Joder, quién me llama a estas horas! - dije, con voz ronca y cabreada.
Cogí el movil, y colgué la llamada, no sabía quien era, la verdad es que no me importaba mucho, miré la hora en la pantalla táctil del iPhone, eran las 13:20 h, menos mal que ya habíamos terminado el colegio.
Vi el registro de llamadas, quien coño me había llamado, era Dylan, al pronunciar su nombre, me entró un escalofrío y el corazón, se me puso a cien por hora y se me formó una sonrisa en la cara.
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Hi chicas!, otro capítulo emocionante, espero que os guste. No olvidéis votar y comentar!!
LuRoEs XOXO
