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No entendía que ganaba su amiga con todo eso.

¿Hacerla enojar?

¿Molestarla acaso?

Si ese era su objetivo lo estaba logrando.

No bastaba sólo con que la morena viviera ahí, además, debía dormir en su cama, "porque ésta era demasiado grande y Normani no podía quedarse en el sillón ya que podía lastimarse", según palabras de la rubia menor.

Por si fuera poco, su amiga sólo había llegado a mandar, las "negociaciones" en realidad fueron imperativos; si Dinah no cumplía con lo "acordado" Ally se encargaría de "darle" el castigo correspondiente.

Ni su mamá le exigía tanto o la regañaba como lo hacía la bajita.

La polinesia se encontraba bajo un intenso estrés debido a la situación, mientras que la pequeña rubia gozaba de unas vacaciones en la playa.

Dinah se sentía indignada, su amiga junto con la morena habían puesto su vida de cabeza.

Ally dejó la advertencia hacia la alta de que si recibía alguna queja de ella por parte de Normani regresaría para hacerle "pagar" su falta.

Mentiría si no dijera que sintió un poco de temor ante tal amenaza, jamás había visto a la texana tan seria, razón por la cual llevaba días "portándose" bien.

Aunque no todo podía ser "miel sobre hojuelas"...

Ella nunca compartía la cama con nadie, a menos de que fuera para otra cosa distinta a dormir... y justo ahora se encontraba rompiendo una de sus principales reglas auto impuestas.

La situación le resultaba incómoda y agotadora; compartían la misma cama pero no tenían comunicación entre sí, comían en silencio, veían la televisión de igual forma, en general, no había interacción alguna.

El que la "verdad" saliera a la luz abrió todavía más la brecha que ya existía entre ambas.

Últimamente la rubia estaba ansiosa, por las noches no conseguía dormir y eso provocaba su mal humor el resto del día siguiente.

Necesitaba sexo, así de simple.

La polinesia estaba acostumbrada a tener relaciones más de 4 veces a la semana; la sensación de poder que el sexo le brindaba la satisfacía en gran medida.

Desde que la morena y su bebé llegaron a su casa, Dinah no tuvo ninguna de sus habituales sesiones de sexo, por alguna extraña razón éstas habían pasado a segundo plano, pero ella pensaba retomarlas, de verdad lo necesitaba.

Fue así como empezó a llegar de madrugada a su casa, generalmente sobria, a veces tomada, incluso en algunas ocasiones ni siquiera llegó a dormir.

Normani fingía no saber nada, sin embargo, no era tonta y se daba cuenta perfectamente de la situación.

No le importaba en lo absoluto, la rubia podía hacer lo que quisiera con su vida.

Aunque tal vez la indiferencia se podría traducir como una especie de mecanismo de defensa para ocultar que en realidad lograba molestarle un poco el hecho de que Dinah no pasara la noche en su casa.

[...]

Miraba fijamente la puerta esperando a que se abriera mientras mordía su labio inferior con insistencia.

Otra vez la rubia no llegó a dormir la noche anterior, eso ya no la tomaba por sorpresa, lo que sí le extrañaba era que no había regresado en la mañana como usualmente lo hacía.

Tenía un mal presentimiento el cual se confirmó al recibir una llamada de un número desconocido.

-¿Diga?- Contestó.

-¿Es usted familiar de la señorita Hansen?- Se escuchó del otro lado del teléfono.

Dudó por un segundo antes de responder.

-Sí...

-Ella se encuentra en el hospital central, sufrió un accidente en la madrugada mientras...

Dejó de escuchar lo demás y el aparato cayó de sus manos.

Su respiración se cortó por unos instantes.

Cuando logró reaccionar tomó rápidamente sus cosas, cargó a su bebé y se marchó rumbo al hospital.

Aunque no lo admitiera en voz alta aquella noticia la había afectado, sólo esperaba que la rubia estuviera bien.

Coming back to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora