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-¡Cariño ya llegué!- Anunció una voz que le resultó desconocida.

El grito no tan ruidoso consiguió despertarla.

Se asomó por el respaldo del sillón y logró ver una silueta pequeña salir de la cocina.

-¿Quién eres tú?- Preguntaron al unísono.

La otra soltó una breve risa.

-Veo que Dinah no cumplió su promesa de no traer a nadie a casa.- Normani la miró confundida. -Bueno, no importa, ella sabe lo que hace, pero eso no la librará de mi regaño.- Sonrió con diversión y malicia. -Dime, ¿cuál es tu nombre?- Se acercó a ella y tomó asiento en el sillón.

-Normani.- Contestó algo recelosa.

-Soy Ally.- Se presentó con una resplandeciente sonrisa. -Y cuéntame Normani, ¿cuánto tiempo llevas aquí? ¿Dinah ha sido muy ruda contigo? ¿Estás bien? Ella suele ser así con... las chicas.- La miró esperando una respuesta, sonrió comprensiva intentado darle confianza para que le platicara, ella la ayudaría de ser necesario, Ally conocía muy bien a la polinesia.

-Son demasiadas preguntas.- Rio con nerviosismo. -Hace dos semanas llegué aquí...- Se quedó callada unos segundos. -¿La dueña de esta casa se llama Dinah?- Corroboró, pues la rubia no se había presentado como tal ni ella tampoco.

-Sí, ¿acaso no lo sabías?

Normani negó.

-Ella... ha sido grosera, altanera y arrogante... pero estoy bien, no me ha hecho nada malo.- Aclaró.

La menor suspiró aliviada, al menos parecía que la morena estaba ahí por voluntad propia.

-¿Dos semanas?- Quiso rectificar, Mani asintió. -Es bastante tiempo.- Habló consigo misma. -¿Te ha dejado descansar? Es decir... ya sabes...- Se trabó con las palabras y Normani la miró sin entender a qué se refería.

-Supongo que sí.- Respondió no muy convencida.

-Contéstame algo.- La miró directo a los ojos. -¿Ella te obligó a venir?

La morena se quedó pensativa.

Técnicamente ella había accedido a ir, la rubia no la presionó para que lo hiciera, sino todo lo contrario.

-No, de hecho ella no me quiere aquí.- Comentó.

Se escuchó un jadeo de sorpresa por parte de la pequeña rubia.

-Ella no te quiere aquí... ¿pero te permite quedarte?- Ironizó.

Visto de esa manera era muy contradictorio.

-Algo así.

-Dinah puede llegar a ser muy... difícil de tratar.

-Me he dado cuenta de ello.- Concordó.

-Se podría saber, ¿qué tanto dicen sobre mí?

Ambas voltearon y vieron a Dinah parada atrás de ellas con la bebé en brazos.

-Que linda bebé.- Desvió el tema. -¿De dónde la sacaste Dinah?- Su expresión se tornó seria.

Sabía de antemano que la otra era impulsiva y acostumbraba cometer locuras.

-No es lo que piensas Ally, no me la robé.

Normani bufó. -De hecho...- Se calló ante la mirada severa que le dedicó la alta.

-Déjame cargarla.- Sin esperar a que le contestara, la tomó en sus brazos. -Te perdono el que no me dijeras que tenías visitas cariño, todo es gracias a esta preciosa.- Miró con ternura a la bebé. -De otra manera estarías escuchando mi sermón.- La miró.

-Tú fuiste la que llegó sin avisar.- Musitó a la defensiva mientras hacía un puchero.

La morena se sentía ajena a la conversación.

No sabía qué tipo de relación tenían ambas rubias.

Aunque podía percatarse de que la bajita tenía cierta autoridad sobre la alta, lo cual le parecía increíble dado a la personalidad de la polinesia y hasta cierto punto lo consideraba cómico.

Las dos rubias seguían metidas en su discusión sin sentido.

La pequeña Emily extendió sus bracitos hacia Normani, quien la cargó gustosa.

-¿Ya no me quiere?- Dramatizó la rubia menor.

-No es eso.- Soltó una leve risa. -Es su hora de comida.- Informó mientras se acomodaba para darle de comer.

-¿Es tu hija?- Preguntó algo sorprendida, la morena asintió. -¡Oh! Creo que ya comprendí lo que está pasando aquí.- Sostuvo su barbilla con una mano en pose pensativa.

Segundos después miró pícaramente a la polinesia.

-No es lo que tú crees.- Se defendió.

La sonrisa de la más baja se ensanchó.

Coming back to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora