Cap.9: Lista negra: mi hermanastro.

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-Venga, elige lo que quieras, yo invito.

-No, enserio no tengo hambre.

-¿Cómo no vas a tener hambre? Si estoy oyendo a tu estómago gruñir desde aquí. A ver Sam, cuentame que pasa. ¿Acaso estás en una dieta anti-comida? Jajaja...

Inmediatamente paro de reir al ver su cara, ella baja la mirada y yo espero su respuesta, cosa que nunca llega.

-Sam, dime, ¿por qué lo estás haciendo?, y porfavor no me digas que te gusta alguien y que estás intentando impresinarle porque no te lo aceptaré.

-No es eso, bueno, no exactamente.

Yo me mantengo callada, esperando a que me empieze a contar todo, ella al notar mi silencio prosigue.

-Bueno, tu ya sabes el tema de la separación de mis padres, pues a ver, el nuevo novio de mamá, mi padrastro, tiene hijos. Una hijita pequeña que es un ángelito y un hijo. Bueno, lo que pasa es que el hijo no es tan ángelito, es más bien un demonio que no para de meterse conmigo, que si soy gorda, que si soy fea, que si soy una friki, y es que estoy harta. La otra vez me humilló delante de sus amigos, haciendo que todos se rieran de mí. ¿Entonces, que querías que hiciera?, ¿Seguir como si nada aguantando sus burlas?

La verdad, no me esperaba esto, sabía lo de la separación de sus padres pero jamás me había hablado de hermanastros. Antes de que sus padres se separasen, siempre tenían discusiones, peleas, problemas... Por lo que cuando se divorciaron pensé que todo estaría mejor, y así era, los primeros meses, lo notaba en la actitud de Sam, más alegre, más sonriente. Pero con el paso del tiempo fui olvidando el tema, hasta el punto en que no pude ni darme cuenta de que mi mejor amiga sufría bulliyng en su propia casa.

- Mira, te voy a decir un par de cosas y quiero que me escuches muy atentamente. Primero, no estás gorda, más bien lo contrario, él dice eso porque no sabe el cuerpazo que escondes debajo de ese chándal. Segundo, no eres fea, eres preciosa cualquiera lo sabe. Y además, no eres una friki, eres inteligente, cosa que él no es. Así que olvidate de dietas, no pienses en maquillaje y ni se te ocurra saltarte alguna clase para ser de "las guays", ¿Me oyes? Así eres perfecta.

Siento como ella se levanta rápidamente de su silla, cosa que me pone en alerta, pero poco después me relajo al sentir sus delgados brazos abrazarme. Siento las lágrimas descender por su rostro, cosa que me hace sentir faltal conmigo misma, mis ojos empiezan a aguarse. No quiero ponerme a llorar como la sentimental que soy, no puedo porque si yo lo hago ella también lo hará, cosa que no queremos.

La separo un poco de mí, solo para poder limpiar sus lágrimas y darle una sonrisa, pero no una de lástima, sino una alentadora.

-Oye, oye, está bien, ya has llorado y liberado las lágrimas que llevabas reteniendo durante mucho tiempo. Ahora toca pasar a la fase número dos.

Pongo una sonrisa perversa mientras ideo mi plan mentalmente, Sam solo se limpia las lágrimas y hace un intento de sonrisa.

-¿Esta vez me dirás el plan, o tendré que esperar otra vez?

-Ay, queridita amiga, no seas impaciente, lo único que debes hacer ahora mismo es comer y dejarme lo demás a mí. ¿Está bien?

-Espera...dejame pensar. Mmm.... ¿te hago caso o te hago caso? Bueno creo que me decidiré por hacerte caso.

-Jajaja, buena elección. Ves te dije que eras inteligente.

-¡Oye!, ¿Tú también te burlas de mí? Si, creo que me sobra un hueco para tí en mi lista negra.

- Uy! Lista negra...suena enigmático y terrorífico.

Me acerco a ella lentamente y pongo voz baja y misteriosa.

-Me pregunto que le pasará a la gente de tu lista negra, ¿aparecerán degollados en algún callejón oscuro? ¿serán enviados a sus familias en trocitos pequeños embolsados? O tal vez...¿aparecerán tachados con una cruz en lápiz en tu diario rosa en el apartado de: gente que es muy mala conmigo?

Cuando termino de decir eso, estoy muy cerca de ella, nos miramos fijamente a los ojos y...empezamos a partirnos de risa.

-Madre mia Kath!, ¿Cómo consigues hacer esas cosas y que te queden tan bien? Me apuesto lo que sea a que si lo hago yo, no haría ni gracia.

-Jajaja, es un don que tengo, asi que mejor no lo intentes tu, que eso no es lo tuyo.

Ella sigue riendose, yo la observo y sonrío feliz. Me alegra poder tener momentos así con ella. Me hace olvidar mis penas y parece que yo lo mismo con ella.

Antes Y Después De TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora